Con la bancarización el régimen cubano persigue como principal objetivo aumentar el control estatal sobre las finanzas de la población.
La Habana – Cada cierto tiempo, el régimen cubano saca un as bajo la manga y hunde más al pueblo.
Lejos en el tiempo quedaron las ideas megalómanas del Fidel Castro: el cordón de La Habana, el secado de la ciénaga de Zapata, la zafra de los 10 millones, las creativas innovaciones en la ganadería, la rectificación de errores y tendencias negativas, entre otros muchos absurdos.
Sus doctrinas, nefastas para la economía y la sociedad cubana, parecen una regla que dejó a sus discípulos herederos del poder, que cada vez colocan el listón más alto en relación con las ideas surrealistas para solucionar la crisis que ellos mismos crearon: Lineamientos económicos del partido comunista, las 164 medidas para salvar la agricultura, la Tarea ordenamiento, el Reordenamiento, la política de Soberanía alimentaria y esta última ley de Bancarización de la economía.
Para un país que funciona bajo condiciones de normalidad, la bancarización y el impulso a la política del pago electrónico brinda ventajas operacionales y de comodidad para los clientes. Pero en el caso de Cuba, con una economía en bancarrota y con dirigentes que se mueven por impulsos ideológicos y políticos, se persigue como principal objetivo aumentar el control estatal sobre las finanzas de la población.
“Casi no hay cajeros automáticos y los pocos que funcionan la mayor parte del tiempo no tienen dinero. En el banco solo se pueden realizar operaciones que no excedan los 5 000 pesos, ¡una locura!”, relata Milton Proenza, dueño de una Mipymes de Santa Fe, del municipio Playa, que pronostica a corto plazo el cierre de muchos establecimientos de comercio privados, incluido el propio, por todas las limitaciones de esta nueva ley.
“El gobierno nos llaman actores económicos, y como ha sucedido en todas las aperturas a las iniciativas particulares primero nos dan cordel y nos embullan, para después, cuando tenemos la carnada atravesada en la boca, tirar de la cuerda y engancharnos como a un pez. Cuando permitieron el Mercado Libre Campesino en los noventa, yo realicé una inversión grande y después me lo quitaron todo, en aquella oportunidad perdí mucho dinero. Luego abrí un paladar en el 2010, y cuando comenzaba a crecer vino el ramalazo de los inspectores y el alza de los impuestos y tuve que cerrar. Con la Tarea Ordenamiento y la unificación de la moneda muchos emprendedores como yo perdimos el capital guardado en el banco por la tasa de cambio. Ahora con las Mipymes sucede otra vez, tenemos que meter todo el dinero en el banco y trabajar con tarjetas magnéticas, pero si necesitamos efectivo para cualquier contingencia ya no lo podemos sacar”, agrega Proenza.
“Esta ley de bancarización va encaminada a terminar con el crecimiento que ya íbamos consolidando en nuestros negocios y muchos como yo tendremos que cerrar los timbiriches por la imposibilidad de cumplir con las exigencias de esta ley. Los dirigentes de este país no saben mucho de economía, pero en cuestiones de robarle el trabajo de la gente si son verdaderos maestros”, concluye el cuentapropista, uno de los muchos emprendedores que cerraran sus negocios ante esta nueva ley represiva del régimen comunista.