El “tarifazo” demuestra que los daños colaterales son más despiadados que los directos para la gran mayoría de los cubanos.
La Habana (Sindical Press) – Renuentes a reconocer que aplican en Cuba un paquetazo al mejor estilo neoliberal según los propios criterios de la cúpula castrista, el pueblo ha decidido nombrar “tarifazo” a esta desproporcionada subida de precios, eliminación de subsidios y abandono social –que no es lo mismo, pero es igual.
El “tarifazo”, precedido de un aumento de salarios y supuestos beneficios para la población, demuestra que los daños colaterales son más despiadados que los directos para la gran mayoría en un país donde el 98 por ciento está con una mano delante, la otra detrás y con el agua al cuello y la boca abierta como un gorrión.
Pero los cínicos gobernantes, funcionarios, correvediles, tracatanes del castrismo sólo les interesa su bienestar y conservar a cualquier precio el poder.
Los discursos y aclaraciones retóricas de que ningún cubano ha sido abandonado a su suerte no es más que un puro cliché de una tiranía denominada revolución que ha dejado más yerma la Isla prometida y el paraíso sociolaboral como si hubiera pasado el caballo de Atila por el País.
De ahí que las fintas, malabares discursivos de que el tarifazo no afectará a las personas de menor ingreso en el País no sea más que otra tomadura de pelo para los cubanos de a pie, obligados a sobrevivir entre penalidades, carencias y humillaciones o abandonar el infierno castrista de forma real, ya que en sus mentes todos huyen a diario del País y se instalan en Júpiter, Miami, Madrid o Catmandú.
El patético y ridículo aumento salarial en los sectores de la Salud y la educación no les alcanzará a los más beneficiados más que para un cartón con 30 huevos (3000 pesos), una barrita de maní o una masa real, ambas a 80 pesos.
Del nuevo precio de los combustibles ni hablar. Esa cantilena castrista de subsidiar el combustible de un almendrón marca Chevrolet del año 52 propiedad de un científico con más de 30 años de servicio al país en el sector no se lo cree ni el más ingenuo o seboruco cubano que ojos humanos vieran durante décadas vendiendo la gasolina para sobrevivir. Lo mismo pasa con los decanos, másters, premios Honoris Causa y otros títulos para incautos vanidosos y oportunistas que sirven como marionetas vocingleras al Poder.
De igual forma sucederá cuando anuncien los nuevos precios de los alimentos que venden por la denominada canasta básica, que al no satisfacer las necesidades del pueblo aumentará el número de revendedores, corruptos y desalmados que trafican con la salud del Pueblo comenzando por los funcionarios del sistema de salud (farmacéuticos, técnicos de laboratorio, enfermeras de hospital), así como bodegueros, “carniceros”, gastronómicos y otros depredadores del sector alimentario en el País.
En cuanto al pueblo, no les quedará de otra que seguir revendiendo la fragmentada e indefinida cuota de arroz para comprar una libra de ají, revender la leche en polvo de los niños para adquirir unos recortes de carne de puerco, si hay o les alcanza el dinero, para complementar el salcocho que a diario consumen algunos cubanos.
Así que llámese “paquetazo” o “tarifazo” a estas nuevas medidas impuestas en el País, la población sufrirá los embates de los elevados precios de la electricidad, el agua, los alimentos y la salud. Sólo no serán afectados los patéticos y obesócratas dirigentes y funcionarios y uno que otro nuevo rico que medran con el sufrimiento y la indefensión de los cubanos de a pie.
Nada, que la única fórmula para salir de la crítica situación que atraviesa hace 65 años el país es sustituir a los ineptos e ineficientes que gobiernan la Nación. Al menos pudiéramos optar por el gobierno que queremos, y la economía que nos saque de la insufrible situación.