sábado , 23 noviembre 2024

Socialismo en Cuba: del perfeccionamiento a sus estertores

Lejos de traer alivio, todo el arsenal de resoluciones y decretos vertieron más lodo sobre el tejido socioeconómico del país

Pittsburgh (Sindical Press) – Desde hace aproximadamente 13 años se vienen implementando medidas para terminar con la ineficiencia en el entramado productivo del país.

Del preliminar tanteo en los programas que irían derribando los obstáculos en el camino hacia un desarrollo pleno del modelo centralizado, sus creadores fueron aumentando paulatinamente, el número y el alcance de las iniciativas, sin asomo de resultados plausibles.

Atrás quedaron las transformaciones anunciadas en el período de 2011-2019 que contemplaban la modificación de las relaciones financieras de las empresas con el presupuesto del Estado y la aprobación e implementación de 28 medidas iniciales, junto a otras 15 añadidas en el 2020, para garantizar la continuidad de dichos cambios al interior de las empresas.

No podría faltar la Tarea Ordenamiento, de enero de 2021, mediante la cual se decretaba la unificación monetaria y cambiaria, el incremento de precios y salarios y la reducción de subsidios. Como guinda del pastel, el llamado Paquetazo entró en vigor a comienzos de 2024, con el aumento del precio del combustible, el incremento de las tarifas de los servicios básicos y la drástica disminución de los productos que se entregan con la tarjeta de racionamiento.

Lejos de traer alivio al cubano de a pie e incrementos en los niveles productivos, todo este arsenal de resoluciones y decretos vertieron más lodo sobre el tejido socioeconómico del país.

Basta decir que el índice de pobreza, alcanza hoy al 88% de la población, la red electro energética funciona a duras penas debido a la obsolescencia del equipamiento y la falta de combustible, la inflación llega a los 3 dígitos y el parque industrial se mantiene semiparalizado.

Paralelamente a este sombrío panorama, no faltan los esfuerzos por potabilizarlo desde las páginas de los periódicos y los noticiarios.

Una de las plataformas para ese despliegue de medias verdades, omisiones y amagos de críticas es el diario de Trabajadores, cuyos amanuenses se jactan de destacar cadenas de logros laborales y colectivos de trabajadores sonrientes.

En la edición del 27 de marzo, salieron a la palestra los “éxitos” de los afiliados al sindicato del Energía Minas en la provincia de Santiago de Cuba, los notables remiendos de los innovadores y racionalizadores de una empresa de producciones varias en la provincia de Holguín a una máquina extrusora de plástico y otra destinada a la fabricación de tapas de tanques para almacenar agua. También se destacan las 29 distinciones como Vanguardia Nacional a los empleados de una Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniería localizada en la provincia de Matanzas.

En fin, todo en función de proyectar una normalidad que dista de los persistentes cortes del fluido eléctrico de hasta 20 horas, los cada vez más esporádicos suministros de agua y el estado ruinoso de centenares de edificaciones a escala nacional, en las que se incluyen un sinnúmero de inmuebles en peligro de derrumbe, habitados por personas sin los recursos para procurarse un sitio seguro.

Las cortinas de humos, o más bien de palabras, para ocultar los efectos de políticas que coquetean con el genocidio, sin pretender ser un apologista del tremendismo sino un simple observador de un contexto marcado por el desamparo, el hambre y la ansiedad multiplicada por cien, se tornan insuficientes.

Son seres humanos quienes sobreviven en medio de la escasez de todo lo imaginable. Niños que van a la escuela sin desayunar, ancianos que diariamente encuentran su almuerzo en los latones de basura, familias que no pueden dormir por el asfixiante calor de la noche sobre una cama, probablemente con un remedo de colchón y bajo el rigor de las penumbras que deja el apagón que llega sin previo aviso.

El socialismo ha convertido a Cuba en un país inhabitable. Un espacio para ver, si acaso, a cierta distancia, como se mira una película de terror.

No por gusto, cerca de medio millón de cubanos se han marchado en los últimos dos años en busca de algún lugar donde vivir sin tantos sobresaltos y con la esperanza de forjarse una existencia con expectativas alcanzables.

Como se dijo alguna vez, el socialismo es el camino más largo para llegar al capitalismo. Sin lugar a dudas, llegaremos, como nación, a ese destino. Lástima de una demora de más de seis décadas y la condición tan lastimosa en el plano social y económico. Los gestores de este engendro se empeñan en ralentizar el avance, se resisten a aceptar sus incompetencias, pero no hay vuelta atrás. El fin de su mediocre trayectoria se acerca inexorablemente.