Este incumplimiento masivo es un evidente síntoma del hartazgo de la gente con un sistema que ahoga las iniciativas laborales.
La Habana (Sindical Press) – ¿Será que los trabajadores por cuenta propia se cansaron de ser estafados y humillados, bajo las reglas de un estado hegemónico y disfuncional? Las evidencias conducen a una respuesta afirmativa.
Y es que, en esta historia de nunca acabar, es obvio que se manifiesten este tipo de actitudes como vía de preservar las ganancias (modestas en su mayoría) obtenidas en un contexto de profundos desequilibrios económicos y financieros, en parte provocados, por normativas que lastran las oportunidades de alcanzar índices de rentabilidad satisfactorios.
La cadena de impagos son respuestas a un enrarecido escenario, donde las extorsiones de inspectores y funcionarios del estado, por un lado, y el insostenible costo de los insumos, por otro, terminan mermando las ganancias.
¿Tiene sentido mantener un negocio sin apenas utilidades o con pérdidas?
No hay que ser un gurú para vaticinar que el problema persistirá más allá de las quejas y amenazas provenientes de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), a todos lo que han decidido retener las cuotas determinadas en función de sus labores e ingresos.
Debido al aumento significativo de los morosos, ya en junio de 2022, la ONAT lanzó un programa llamado “Enfrentamiento al Incumplimiento y Evasión Fiscal”, con el fin de ir tras la pista de los montos a pagar tanto por los cuentapropistas, como por los “nuevos actores económicos”. Lo cierto es que, al cierre de 2023, no habían conseguido recuperar ni un tercio de los 1 577 millones de pesos que se adeudaban.
De las 450 000 personas que debieron pagar impuestos en 2022, una cifra tan alta como 338 200, ni siquiera habían presentado sus declaraciones juradas, mostrando un desinterés total con la ley y una absoluta indiferencia con la represión que pudiera desatar la ONAT y la policía.
Este incumplimiento masivo de las obligaciones fiscales es un evidente síntoma del hartazgo de la gente con un sistema que en la práctica ahoga las iniciativas laborales, mientras que en teoría supuestamente las facilita.
En lo que va de 2024, tras dos años de aplicado el programa para acabar con el problema, los inspectores estatales de la ONAT han multado a miles de incumplidores, a cientos se les han decomisado sus productos y cerrado sus negocios, y otros han terminado en la cárcel, sin embargo, a pesar de la represión, los impagos se acrecentaron. Casi todas las provincias tenían peores resultados que en el 2023. También trascendió que en 19 municipios no se había presentado ninguna persona, en las dependencias de la ONAT, para efectuar los pagos correspondientes.
Mary Blanca, quien ostenta la jefatura de la ONAT, a nivel nacional, declaró en un artículo publicado en el periódico Granma, el pasado mes de febrero, que en abril se esperaban los mismos indicadores negativos y una posible superación respecto a los de igual periodo, del año anterior, que ya de por sí eran desastrosos. Un hecho a destacar, es que después de las intervenciones de la funcionaria, se reportó una nueva caída en el número de personas que no pagan.
Las cifras lo corroboran: De un potencial de 14 180 contribuyentes, solo lo han hecho 4 217, representando apenas un 29,7 %. En cuanto a los ingresos personales, 462 445 trabajadores por cuenta propia obligados a declarar, solo lo han hecho 58 936, para un 12,7 %.
En el sector agropecuario de 163 558 contribuyentes, solo 10 324 pagaron, un incumplimiento que representa nada menos que un 90 %. Valga apuntar que los tributos representan alrededor del 50 % de los ingresos del presupuesto nacional, no recibirlos significa echarle más leña seca al bestial déficit fiscal acumulado.
El fenómeno de la morosidad tributaria es la reacción natural a una fallida política económica que penaliza el trabajo honesto y cualquier esfuerzo genuino para atenuar el impacto de la pobreza. Cada vez más predomina la opinión de que esas recaudaciones se reinvierten en un sistema inoperante y abusivo o se toman para multiplicar los lujos de la élite. Casi siete décadas de racionamientos y promesas incumplidas es demasiado. Hay muchas formas de rebelarse. Esta es una de ellas.