sábado , 21 diciembre 2024

Accidentes laborales en Cuba: en alza y sin punto final

Morir o quedar discapacitado en el puesto de trabajo ha dejado de ser una excepción para convertirse en algo rutinario.

La Habana (Sindical Press) – El pasado 5 de junio, Reinier García perdió la vida debido a un escape de gas metano, al no contar con los medios de protección adecuados para enfrentar esta emergencia. García trabajaba en la Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo (EPEC) en Varadero, provincia de Matanzas. Otro empleado de la misma empresa logró sobrevivir a pesar de haber estado expuesto al agente químico, igualmente sin disponer de las máscaras de protección correspondientes.

Una nota de la empresa EPEC dijo que Reinier García Gómez, jefe del centro colector 7, había fallecido a causa del escape desde una tubería soterrada. Ambos obreros fueron traslados primeramente al policlínico más cercano, ubicado en la localidad de Santa Marta, y más tarde al hospital provincial Faustino Pérez.

Ante la falta de medicamentos existente en el referido centro de salud, familiares y amigos de Reinier hicieron todo lo posible por resolver ámpulas de vitamina C, esenciales para el tratamiento. A pesar de sus ingentes esfuerzos, lograron adquirirlas después de su fallecimiento.

A través de las redes sociales se conoció la falta de medios de protección en la entidad perteneciente al Ministerio de Energía y Minas. Los usuarios también recordaron el escape de gas que causó la explosión en el hotel Saratoga en La Habana el 6 de mayo de 2022, incidente en el cual perdieron la vida decenas de personas.

La lista de accidentes laborales en Cuba se incrementa inexorablemente a partir de la generalizada falta de control de calidad y de medios de protección. Por lo tanto, se puede afirmar con total certeza que está garantizada la continuidad de estos eventos con su saldo de víctimas mortales y damnificados.

Recordemos el fallecimiento de los trabajadores Lázaro Frank Montero Pita, de 57 años, y Alexis Bernardo Labrada, de 47 años, empleados de la central termoeléctrica, Antonio Guiteras, de Matanzas. Ambos realizaban labores de limpieza en una chimenea de dicha instalación sin el equipamiento idóneo para tales faenas.

También el caso del liniero Daniel Vega de la Cruz, de 47 años, quien perdió la vida, el 14 de marzo de este año cuando reparaba un cable de suministro a los motores de la turbina que bombea el agua potable hacia Matanzas.

Dos meses después, el 20 de mayo, se registró otro accidente laboral en la fábrica de cemento Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba. En este incidente, un trabajador sufrió lesiones graves al caer de un andamio, sin contar con los medios de protección necesarios. Resulta paradójico que esta institución esté catalogada como «rigurosamente segura en las medidas de protección».

El 19 de junio ocurrió otra tragedia cuando una avioneta de fumigación se estrelló al sur de la localidad conocida como Peralejo. El piloto Armando Leyva Sosa, de 57 años, milagrosamente sobrevivió al accidente, aunque sufrió un trauma craneal y descompensación de la presión arterial.

¿Cuánta seguridad y protección tienen los trabajadores cubanos en sus centros de trabajo?

Ante la desidia de los funcionarios y la crisis sistémica que apunta a una mayor decadencia económica y social en los próximos meses, se prevé nuevos incidentes y una creciente indiferencia por parte de las administraciones y los sindicatos. Esto amplía el riesgo de lesiones o muerte de los trabajadores en el ejercicio de sus labores, debido a la falta de recursos indispensables para prevenir estos desenlaces.

Es lamentable que se continúen violando impunemente normas internacionales de protección al trabajador contempladas en los documentos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), institución a la cual pertenece el gobierno de la Isla.

Lo cierto es que morir o quedar discapacitado en el puesto de trabajo ha dejado de ser una excepción para convertirse en algo rutinario. Una ironía en el «paraíso del proletariado», que en realidad se ha transformado en un infierno del cual la mayoría desea escapar.