Es presumible que de la persecución y los castigos quedarán exentas las entidades administradas por testaferros y compinches del régimen.
Pittsburgh (Sindical Press) – A menudo se identifica al sector no estatal de la economía cubana como un conjunto de entes privados con cierto margen de autonomía y también como parte de un entramado empresarial alternativo, pero en realidad no pasan de ser actores económicos sujetos a los vaivenes de las políticas del partido único, enfiladas en reforzar el predominio de la empresa estatal socialista.
Recientemente y al amparo del Ejercicio Nacional de Prevención y Enfrentamiento al Delito, la Corrupción, las Ilegalidades y las Indisciplinas Sociales, cientos de emprendedores han enfrentado multas, decomisos y hasta el cierre de sus negocios, lo cual no sorprende dado el sesgo anticapitalista que prevalece en la mente de los “dinosaurios” de la nomenclatura, decididos a evitar, a toda costa, iniciativas que contribuyan al menoscabo de los postulados económicos basados en el centralismo.
Mantener a raya a un sector que ha demostrado su superioridad en cuanto a los márgenes de eficiencia y productividad, frente a la decadencia de los medios de producción bajo el control de la burocracia partidista, no es una decisión pasajera, se trata de una prioridad que enajena las decisiones razonables en un contexto que demanda la estimulación de tales esfuerzos y de ninguna manera el acorralamiento y la eventual invalidación de los permisos por supuestas violaciones del rígido marco legal existente.
La Resolución 56 del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), publicada en la Gaceta Oficial, el 5 de diciembre, que ordena la cancelación de todas las licencias comerciales otorgadas a las mypimes, cooperativas no agropecuarias (CNA) y trabajadores por cuenta propia (TPP) para ejercer el comercio mayorista, muestra la voluntad del poder en continuar restringiendo la operatividad de las mencionadas entidades.
Las ventas al por mayor solamente a través de entidades estatales, según la disposición, prefigura un ambiente nada propicio para los dueños de los negocios y mucho menos para la satisfacción de los clientes, que continuarán a expensas de un limitado nivel de ofertas, racionamientos y precios aún mayores.
Muchos emprendedores, a fuerza de las circunstancias, optarán por abandonar sus labores a falta de incentivos y esperanzas en poder desarrollarse en un ambiente sin tantas trabas y sujeto a los caprichos de una burocracia parasitaria y de dirigentes que han hecho del cinismo una práctica habitual.
Es presumible que de la persecución y los castigos quedarán exentas las entidades administradas por testaferros y compinches del régimen, como parte de un proceso de decantación que permita mantener “todo atado y bien atado”, como alegó el autócrata español, Francisco Franco, en la Navidad de 1969, en alusión a haber logrado las garantías para la continuidad de la tiranía más allá de su muerte. Premonición a la postre ridiculizada, por el advenimiento de la democracia, tras el su deceso.
Dejando atrás la historia y centrándonos en los movimientos de los mandamases de la Isla, afanados en asegurar el control económico, a toda costa, se advierte que la involución no es un síntoma pasajero, más bien es una enfermedad crónica, festinadamente reproducida por el sistema de ordeno y mando.
Del capitalismo marginal y selectivo instituido en la Isla, solo se pueden esperar alivios efímeros a la miseria que afecta a más del 80% de la población y mejores condiciones para el auge de las corruptelas.
No sorprendería que, Raúl Castro procediera a soltar alguna remembranza de aquellos amarres, con nudos gordianos, expresados por el otrora dictador ibérico, en este caso para certificar la inmortalidad del socialismo, aunque la consolidación de la ortodoxia por medio de la represión a gran escala, las aprensiones hacia la propiedad privada y el libre mercado, son realidades que superan el valor de cualquier argumento.
La buena noticia es que esas ataduras suelen ser coartadas para enmascarar los quebrados fundamentos de paradigmas que se sustentan en la manipulación y el abuso.
Es posible que en Cuba no haya que esperar por un funeral para que todo se venga abajo como un castillo de naipes.
Muchos dicen que el castrismo murió hace varios años y lo que falta es el entierro. A juzgar por los hechos, puede que tengan razón.