viernes , 22 noviembre 2024

Más prohibiciones a las cooperativas

Entre otros, prohibido contratar mano de obra, aumentar el número de socios actuales, y realizar trabajos fuera de sus provincias.

Pedro Campos | La Habana – Según el periodista independiente Fernando Ravsberg, en su Resolución OM-3890-17, el Ministerio de la Construcción emitió una orden con varias nuevas prohibiciones  a las cooperativas de ese sector.

Entre ellas, la de realizar trabajos fuera de la provincia en la que fueron constituidas, y la obligación de terminar las obras en marcha en un plazo no mayor de tres meses.

Además se les prohíbe en el futuro la contratación de mano de obra y de trabajadores por cuenta propia. Igualmente, se precisa que solo los miembros de la cooperativa pueden laborar en sus proyectos.  Además, se les impide aumentar el número de socios que tienen en la actualidad.

Directivos de una de estas cooperativas, confirmaron la veracidad de dicha resolución y aseguraron que no les fueron renovados los permisos. De manera que aún cuando siguen autorizados a seguir ejerciendo con la licencia vencida, podrían perder su estatus legal en cualquier momento.

De hecho, se trata de una paralización del trabajo cooperativo en el sector de la construcción, donde más se desarrollaron las llamadas cooperativas no agropecuarias al amparo de las recientes regulaciones incompletas que permitían su ejercicio, luego de un complicado proceso de aprobaciones que llegaba hasta el Consejo de Estado.

En la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, los principales discursos, incluido el del mismo general Castro, ejecutor-emisor-censor de leyes, decretos y regulaciones,  mostraron con toda precisión la preocupación de la burocracia por la inusitada actividad de las cooperativas no agropecuarias que habían autorizado de tan mala gana.

Ahora estas regulaciones, restricciones y, en fin prohibiciones, vienen a ser parte de la concreción de la marcha atrás en las «reformas raulistas», en las que según él mismo, se cometieron errores.

Si los errores que se cometieron fueron permitirles trabajar fuera de su provincia, extender las obras el tiempo que sea necesario y no el que crea el Ministerio, contratar trabajadores temporalmente, permitir el trabajo de no socios, permitir su crecimiento en número de socios y extenderle licencias, entonces no son errores, se está haciendo una negación de lo que inicialmente se autorizó, para terminar liquidando el cooperativismo en la construcción.

Aquí, como en los servicios gastronómicos, de hotelería, turismo, taxis, etc., lo que se aprecia nítidamente es cómo algunas pequeñas libertades otorgadas a las cooperativas y esa forma de gestión autónoma, permitieron a las mismas un amplio desarrollo en poco tiempo, que ha generado la envidia y el temor de la burocracia, especialmente de la construcción, que ha visto como esas cooperativas  son capaces de producir con mayor calidad y atraer trabajadores del sector estatal. Y eso es lo que está en el fondo de esta «resolución».

Los burócratas se ven amenazados de quedarse sin empresas y sin trabajadores para seguir reventándolos.

Como mismo hicieron con Scenius en el sector de la contabilidad económica, quieren ahora destruir el cooperativismo incipiente en la construcción, solo que aquí han utilizado otro lenguaje tan o más contrarrevolucionario y antisocialista.

El capitalismo monopolista de Estado, presentado como socialismo, en realidad, no está en capacidad de soportar la competencia del trabajo no estatal sea,  privado o asociado y especialmente el cooperativo, que en poco tiempo genera una masa tal de proyectos, trabajo, producción y ganancias, que demuestran claramente la superioridad del trabajo libre sobre el trabajo esclavo del estatalismo asalariado.

A pesar de todas las regulaciones, las restricciones, los monopolios estatales y la no existencia de mercados mayoristas, los privados y las cooperativas se las arreglan para burlar todo el cerco y, en la práctica, derrotan al Estado.

Todas estas regulaciones retrógradas están encaminadas a evitar la competencia del trabajo privado y el asociado, a ratificar el papel, a la cañona, de la propiedad estatal explotando asalariados y son, en fin, una muestra más de la incapacidad del estatal-socialismo de corte nazista, para realizar cambios hacia la democratización de la economía y la política.

Su principal resultado va a ser una mayor toma de conciencia de los trabajadores sobre el carácter reaccionario del modelo estatal asalariado y, en general, un  aumento de la oposición de los trabajadores. Igualmente,  una muestra más ante la izquierda internacional de que en Cuba no hay ningún tipo de socialismo, sino un sistema controlado por un grupito de interesados en mantenerse en el poder eternamente.

Más temprano que tarde, la verdad se abre paso y los trabajadores y el pueblo cubano sabrán encontrar el camino para sacarse de arriba a esta dictadura de la nueva buro-burguesía.