La Habana, Cuba | Cuba Sindical – Unas de las grandes falacias echadas a rodar por la propaganda castrista es la que pregona que el Partido Comunista no tiene ninguna participación en el sistema electoral cubano, y que son los vecinos, a nivel de cuadras y barrios, quienes nominan y seleccionan a los candidatos.
Comencemos recordando que según la Ley Electoral es obligatorio que, al menos, haya dos candidatos nominados por cada circunscripción, y de esa manera garantizar que haya elecciones. O sea, que si en una circunscripción resulta nominado el mismo candidato en todas las áreas, en la última asamblea de nominación debe ser nominado otro candidato.
Semejante mecanismo, además de destacar el carácter meramente formal de las elecciones en Cuba –en casos como ese, ¿para qué habría elecciones si ya se manifestó la preferencia de los electores? –, le abre las puertas a la actuación de los núcleos zonales del Partido Comunista. Esos núcleos están compuestos por jubilados, amas de casa y otros integrantes del Partido que no tienen ubicación laboral o estudiantil, y por tanto militan por sus áreas de residencia.
Entonces el núcleo zonal del Partido selecciona a la persona que servirá de contrapartida al nominado en todas las asambleas anteriores. Una persona que, por lo general, también es militante del Partido, pues ellos son los únicos que no pueden negarse en caso de ser nominados. Y el día de la asamblea de nominación, otro militante del Partido se encargará de proponer a la persona seleccionada.
Otro momento en el que trasciende la labor del Partido Comunista, no obstante el esfuerzo oficialista por encubrirla, es cuando entran en acción las Comisiones de Candidatura. Estas Comisiones son las encargadas de nominar a los candidatos a delegados a las Asambleas Provinciales, y a los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
El 50% de los miembros de ambas instancias deben ser delegados de circunscripción, mas la otra mitad la compondrán personas escogidas por esas Comisiones. Unas Comisiones integradas por representantes de la Central de Trabajadores de Cuba, la Federación de Mujeres Cubanas, la Federación Estudiantil Universitaria, y otras organizaciones por el estilo, pero con el denominador común de que todos ellos portarán en sus bolsillos un carnet del Partido Comunista o su sucursal juvenil, la UJC, Por tanto, y en última instancia, defenderán los intereses de ese único Partido.
En ese contexto no es de extrañar que nunca haya sido nominado diputado al Parlamento un opositor al gobierno, y por el contrario ocupen asientos en ese órgano legislativo los cuadros principales del Partido, el Gobierno, las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, haciéndose trizas la separación de poderes que debe caracterizar a cualquier Estado de Derecho.
De acuerdo con la Ley Electoral, no debe haber ningún tipo de campaña o propaganda política por parte de los candidatos nominados, ni por cualquier otro actor de la sociedad. Solo se colocan las fotos y una breve biografía en lugares visibles para que los electores posean elementos de juicio a la hora de votar.
Sin embargo, los núcleos zonales del Partido, en complicidad con la Seguridad del Estado, se dieron a la tarea de redactar biografías con ofensas de todo tipo, tanto políticas como personales, de los candidatos a las asambleas municipales que no se identificaban con el gobierno durante el pasado proceso electoral de 2015.
Y también con la organización de los núcleos zonales del Partido se celebraron mítines de repudio a esos candidatos independientes en los momentos de efectuarse la votación, y posteriormente cuando tenía lugar el conteo de los votos.
Tomando en cuenta todo lo anterior, ¿habrá todavía algún ingenuo que crea que el Partido Comunista se abstiene de participar en el proceso electoral cubano?…