viernes , 22 noviembre 2024
Trabajadoras en el Complejo Lácteo de La Habana.

Que los trabajadores enmienden los errores de los jefes

Ese fue el espíritu con que los directivos del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria cerraron su balance del 2017.

La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – En su edición del pasado 10 de marzo el periódico Granma publicó una información acerca de la reunión de balance del trabajo desarrollado por el Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (GEIA) durante el año 2017.

De acuerdo con el enfoque de Granma, se trató de una reunión donde primó el espíritu crítico. Es decir, que salieron a relucir los principales incumplimientos y deficiencias del GEIA durante el referido lapso. Al parecer, se ha puesto de moda el espíritu crítico a la hora de resumir una etapa de trabajo, como si así se eliminaran los pecados cometidos. Pero la población no come espíritu crítico, y por tanto importan mucho los resultados obtenidos.

Y los resultados dejaron mucho que desear. Fueron tan malos que llevaron al Grupo Empresarial a incumplir el encargo estatal en seis de los ocho renglones productivos seleccionados. Entre esos incumplimientos destacan los referidos a la leche fluida, el yogurt de soya, la carne de res deshuesada, las carnes en conserva, la harina de trigo y la harina de soya para pienso.

La gravedad de semejante incumplimiento radica en que el encargo estatal es uno de los indicadores directivos que guían el trabajo de todas las empresas del país, y en el caso de la industria alimentaria debe garantizar el consumo social en escuelas, hospitales y círculos infantiles.

El GEIA tampoco pudo cumplir con las entregas al mercado interno en divisas—o sea, las mercancías que se venden en las shopping—de las conservas de tomate y vegetales, los refrescos, el vinagre, el vino seco y las pastas alimenticias.

El informe presentado por la presidenta del GEIA apuntó que 12 empresas del Grupo Empresarial efectuaron pagos sin respaldo productivo que ascendieron a más de siete millones de pesos. Sin dudas, una contribución de la Industria Alimentaria a la pérdida del poder de compra del peso cubano.

También se dijo en la reunión que las inversiones solo llegaron al 78% del plan, aunque no se especificó si falló alguno de los proyectos convenidos con inversores foráneos. A propósito, la ministra del sector, María del Carmen Concepción, presente en el balance del GEIA, recalcó que había que aprovechar más las oportunidades que ofrece la inversión extranjera.

Entre todas las empresas que conforman el GEIA, la peor fue el Complejo Lácteo de La Habana. Esa entidad cerró el 2017 con deterioro en todos sus indicadores económicos, debido en lo fundamental al incumplimiento de sus producciones. Baste decir que se dejaron de producir 12 mil 100 toneladas de leche fluida, y 15 mil 800 toneladas de yogurt de soya. El incumplimiento de este último renglón compromete el desayuno de los niños entre los siete y trece años, los cuales dejan de recibir la leche de la cuota normada.

Entre las causas que influyeron en el descalabro productivo del GEIA se mencionaron las tensiones financieras que afronta el país, los estragos provocados por el huracán Irma —por supuesto, no podía faltar—, así como las insuficientes entregas de materias primas a la industria. Fue inevitable que afloraran también los errores de dirección cometidos por los jefes de esas entidades.

Por si lo anterior fuera poco, trascendió que el 38% de los alimentos producidos por el Grupo Empresarial recibió la categoría de “no conforme” como consecuencia de su deficiente calidad. Según expresó la directora de Calidad y Tecnología del Ministerio de la Industria Alimentaria, el referido calificativo fue el resultado de “el incumplimiento de criterios microbiológicos, o sea, la existencia en la industria de malas prácticas higiénico-sanitarias, lo cual se debe, sobre todo, a la falta de exigencia de los directivos”.

Al final de la reunión se exhortó a los trabajadores del sector para que se involucren en la solución de estos problemas. Problemas que, en un porcentaje nada despreciable, fueron creados o agravados por el mal trabajo de los jefes.

Si no fuera por tratarse de un asunto tan serio, el citado llamamiento podría hacernos recordar el teatro humorístico cubano, y dentro de él la obra titulada “Churrisco la hace y Pagola la paga”.