viernes , 22 noviembre 2024

Las reformas, los lemas y la revolución

La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – Ahora que dejamos a un lado la “irrevocable” meta de alcanzar el comunismo en el país, quedará eliminado todo tipo de discriminación, abuso de poder, acto de corrupción, y nadie será detenido por usar la gorra de los Yanquis de Nueva York, una saya escocesa, un chador iraní o un kimono japonés, al menos durante las fiestas de carnavales en el territorio nacional, ¿qué lemas escoger?

Y vale la interrogación, porque si después de cinco décadas escuchando a los niños corear “Pioneros por el comunismo: ¡Seremos como el Che!”, ahora que la meta es otra, el futuro se cuece en el Mariel, y la economía, como el socialismo al estilo chino, sólo tiene de rojo el paripé, qué dirán los inocentes en cada amanecer. ¿Pioneros por el timbirichismo: Seremos cómo quién?

Pero, más allá del preocupante timonaso hacia un costado, otro lema debe aparecer. Tal vez, más ajustados al momento que transita la nación, nuestros avezados ideólogos del tentempié unan la neo-política del timbiriche con la ideología manigüera que rescata el país, y en un acto sublime de moda y tradición lo fundan en el grito: “Pioneros por el capitalismo: ¡Seremos como Hatuey!”

Por eso es coherente lo publicado por un colega en CubaNet, donde asegura que los choferes de autos particulares de alquiler tienen que integrarse a una cooperativa bajo control estatal si desean botear, recibir piezas y gomas de repuesto, combustible subsidiado y demás, algo así como “voluntario como el chino”, que los hace exclamar: Cooperativa o Muerte ¿Venceremos?

Conocido esto, no dudo que nuestros más “conspicuos” intelectuales, quienes viven aferrados como piojos a la rojiza pelambre de la cabeza del poder, se reúnan en los jardines de la Uneac y, entre mojitos, tragos de Ron Mulata, banderolas y un son mezclado con el Preludio a la siesta de un fauno, de Claude Debussy, decidan redactar una moción de censura contra la aspirina.

Y ¿por qué contra la aspirina?, se preguntará el atribulado lector que no conozca los versos del poeta salvadoreño Roque Dalton, donde asegura que “El comunismo es una aspirina del tamaño del sol para curar todos los males de la sociedad” –tan lejos de la realidad que sus colegas del partido lo fusilaron por revisionista, y nuestros loros intelectuales lo excomulgarán por exagerado.

La cuestión es mantener las riendas del poder, la unidad ideológica de la nación, aunque para ello se tengan que fundir en un solo haz, la hoz y el martillo de la ex URSS con la bolsa de valores de Shanghái o la Interbank Currency Exchange de Moscú, o sea necesario retocar el maquillaje a la momia de Lenin para buscarle un parecido –físico; no político– con Vladimir Putin y Xi Jimping.

Es decir, que ahora lo importante no es el rumbo a seguir ni los mecanismos para encontrar el destino final de la revolución; la cosa es caminar, echar un pie, nadar, vivir como un topo, andar como un cangrejo o un ciempiés, siempre la vista al frente y el pecho al descubierto para lo que se dé. Total, si hemos buscado durante 60 años y no sabemos qué, podemos hacerlo 60 años más.

Al parecer, nos dimos cuenta 60 años después –mejor tarde que nunca– que, si bien el comunismo pudo ser una aspirina por el nivel de acidez que provoca en los estómagos vacíos de la población que, de seguir sus métodos y doctrinas debe permanecer en ayuno permanente, ingerirla en cueras, encerrada entre cuatro paredes, con el agua al cuello, y tragar, tragar en seco, y aplaudir. | Vdominguez4@gmail.com