Las relaciones entre el Estado empleador y los trabajadores cubanos tienen un sesgo esclavista, más allá de las ornamentaciones retóricas
La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – El socialismo cubano, administrado por un puñado de generales y una nutrida comparsa de burócratas, nunca estará apto para crear un entorno laboral propicio que sirva de pivote hacia el desarrollo económico y el bienestar de las fuerzas productivas.
Estructuralmente, las relaciones entre el Estado empleador y la población adulta que trabaja tienen un sesgo esclavista, más allá de las ornamentaciones retóricas de los funcionarios gubernamentales, encargados de repetir las monsergas que ilustran un ambiente armonioso y lleno de perspectivas halagüeñas.
En realidad, un porciento muy bajo de la población laboralmente activa, disfruta de condiciones óptimas en el desempeño de las actividades que realizan para ganarse la vida.
Los puestos de trabajo, cuya mayoría corresponden a empresas y fábricas estatales distan de cumplir los requerimientos que estipulan entidades como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de la cual el régimen de la Isla es signatario desde su fundación en 1919, además de haber ratificado los 8 convenios considerados fundamentales y 90 instrumentos internacionales, de los cuales 72 están en vigor.
A propósito del importante organismo especializado de las Naciones Unidas (ONU), cuya directora de la oficina para México y Cuba, Gerardina Gonzalez, participó recientemente en una conferencia, celebrada en el emblemático Hotel Nacional, sobre el Futuro del Trabajo, sería loable que los planteamientos de los funcionarios cubanos no fueran tomados al pie de la letra. Carecen de la debida transparencia e imparcialidad para una comprensión justa y equilibrada de los problemas en esta zona del acontecer nacional.
Llama la atención lo expuesto por Marta Elena Feitó, viceministra primera del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), en cuanto a la atención a las capacidades de las personas, la inversión en las instituciones del trabajo y en su carácter decente y sostenible, la igualdad en el acceso al empleo, la prohibición del trabajo forzoso e infantil y por último la tasa de desocupación de 1,7%, considerada como pleno empleo.
Muy poco de tales afirmaciones se ajustan a la verdad. La crisis económica, en gran parte, provocada por las políticas centralizadoras y excluyentes del gobierno, impiden saltar las barreras del subdesarrollo.
Desde la severa crisis de los 90, causada por el cese de los subsidios provenientes de los otrora países alineados en el Pacto de Varsovia, la economía no ha podido recuperarse. Los avances que propagan los medios oficiales pueden ser fácilmente cuestionados con solo mirar el auge de la indigencia, la recurrencia del desabastecimiento, la galopante inflación, el desbalance entre los salarios y el costo de la vida, y el pronunciado retroceso en la calidad de los servicios básicos.
Y es que no habido voluntad para emprender una reforma que acabe con la preeminencia de una ideología, en este caso de origen marxista-leninista, que legitima el control total de la sociedad, la economía y la política por parte de una junta castrense y sus más cercanos colaboradores.
La actualización del modelo económico fue otro de los aspectos abordados en el evento.
El presidente de la Organización Nacional de Empleadores Cubanos (ONEC), Antonio Parra Rojas, se refirió al tema con un proverbial optimismo.
Según sus puntos de vista, la inclusión del asunto en la ratificada reforma constitucional es un indicador fiable para que se materialice la introducción de las nuevas tecnologías en función de lograr mayores índices de productividad y eficiencia, así como la puesta en práctica de programas inversionistas bien concebidos y mecanismos de capacitación permanentes.
El envejecimiento demográfico, la necesidad de estimular a la juventud y la atención a las personas jubiladas se añadieron a los tópicos en la reunión presidida por el Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Ulises Guilarte de Nacimiento y la ministra del MTSS, Margarita González.
El próximo mes de junio la OIT elaborará un informe de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo.
De acuerdo a lo expresado por la alta funcionaria de la institución internacional, a la que pertenecen un total de 187 Estados, referente a la labor del sindicato oficial sobre las cuestiones tratadas, son escasas las posibilidades de que exista una visión objetiva de la silenciosa tragedia de los trabajadores cubanos.
“Su contenido ha sido implementado en la legislación y son una realidad en la práctica nacional”, alegó la representante de la OIT, en alusión al ejemplar cumplimiento de las normas establecidas por la entidad que representa por parte de los dirigentes de la CTC y el resto de las organizaciones afines en cada provincia y municipios.
Sin una reformulación a fondo del sistema que incluya el desmontaje de las anquilosadas estructuras económicas, el relajamiento de las leyes de inversión extranjera, la libertad sindical y el cese de las absurdas concepciones igualitaristas es inútil pensar en una salida formal del estancamiento con sus nefastas consecuencias sociales y laborales.