Días antes, el vicesecretario de la ASIC, Alejandro Sánchez, fue detenido en el aeropuerto e impedido viajar a la Conferencia.
La Habana, Cuba | Cuba Sindical – La Organización Internacional del Trabajo (OIT) surge del pensamiento socialista europeo y norteamericano tras el fin de la primera guerra mundial y los Tratados de Versalles. Entre las personalidades descollantes en su fecha de fundación en abril de 1919 están Albert Thomas y Francisco Largo Caballero.
La importancia de estos dos ilustres está en que el francés fue el primer presidente de la institución y le dio la fuerza necesaria para establecerse a nivel universal. El segundo, proveniente de Unión General de Trabajadores (UGT) y el PSOE, le da el bagaje político necesario para proyectar esta organización hacia el futuro en el convulso escenario de entre guerras mundiales.
Como dato, solo entre 1919 y 1921 la OIT promueve dieciséis convenios internacionales del trabajo y dieciocho recomendaciones. A partir de 1926 introdujo mecanismos de control aún vigentes, por los cuales los gobiernos de los estados deben presentar anualmente una memoria e informan sobre el estado de aplicación de las normas internacionales, para evaluarlas. Además, se crea una comisión de expertos integrada por juristas independientes, que cada año presenta su informe a conferencia
En 1944, la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) de esta organización aprueba la Declaración de Filadelfia, la cual se integra como anexo a su Constitución, fijando los principios, fines y objetivos de la OIT. Entre ellos, la definición de que el trabajo no es mercancía, la libertad de expresión y de asociación es esencial, y la pobreza en cualquier lugar constituye un peligro para prosperar en cualquier parte. En 1948, en línea con esos postulados, se adopta el Convenio sobre Libertad Sindical n.º 87.
Sobre ese tema, la OIT escuchó el año pasado el informe sobre libertad sindical en Cuba, donde la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC) presenta alegatos sobre ataques, hostigamiento y persecución –con detenciones, agresiones y despidos a sindicalistas independientes, entre otros actos de discriminación e injerencia antisindical por parte de las autoridades públicas, así como el reconocimiento oficial de una única central sindical controlada por el estado, la inexistencia de negociación colectiva y de reconocimiento del derecho de huelga– y concluye: hay hostigamiento, persecución, discriminación e injerencia antisindical por parte del gobierno y contra los activistas y sindicalistas independientes, y pide al gobierno reconocer a la ASIC y permitir su libre funcionamiento y ejercicio de actividades sindicales.
La delegación oficial de la dictadura
En estos días se celebra la 108ª CIT. La delegación oficial del gobierno de Cuba está compuesta por el vicepresidente del gobierno Salvador Valdés, el secretario general del sindicato oficial Ulises Guilarte, el Ministro de Trabajo Margarita González, la vicecanciller Anayansi Rodríguez y el embajador Pedro Pedroso. Además, Rodolfo Parra Rojas, supuesto representante cubano por los empleadores (¿?).
El hombre fraude
Nada está oculto entre cielo y tierra. El señor Parra Rojas es un fraude. Su responsabilidad es de especialista de recursos humanos en OSDE (Organización Superior de Dirección Empresarial) del Grupo Labiofam, una especie de súper empresa con capital cubano dedicado a la producción de medicinas y químicos. La constitución de OSDE-Labiofam es por decreto del Consejo de Ministros, de ahí lo poco coherente de incluir a este señor en la definición común de empleador.
En su intervención ante el plenario, y como manda el guión escrito en La Habana, el hombre fraude, Parra Rojas, dijo: “El diálogo tripartito es un pilar que mantiene una actualidad absoluta y es vía exclusiva para poder avanzar. Estos cien años de OIT así lo demuestran.” Este señor se refiere a que, desde sus inicios, la OIT se planteó como estructura reunir para negociar las demandas obreras a los gobiernos, a los empleadores y a los trabajadores. Más adelante enfatiza la canción de cuna: “El principal obstáculo para nuestro desarrollo y crecimiento económico del país sigue siendo el férreo bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos.”
No está claro para los ciudadanos cubanos y sus trabajadores y empresarios cómo se organiza esta red de empleadores oficiales, quiénes la integran y cuáles son los principios fundacionales para poder manejar la negociación.
La pregunta es: ¿Cómo Guy Ryder, secretario general de OIT, y Roberto Santos Suárez (no confundir con el barrio habanero), presidente de la Confederación Internacional de Empleadores, permiten la intervención del hombre-fraude en un conclave en representación de un espectro inexistente? Además, permitir a los cuatro representantes de la dictadura cubana, miembros del partido comunista, diputados al parlamento unipartidista, vejar en su esencia democrática y plural esta institución internacional, con su discurso intolerante, exclusivo y periférico.
Días antes, el vicesecretario de la ASIC, Alejandro Sánchez, fue detenido en el aeropuerto habanero por las autoridades cubanas cuando se disponía a viajar a Ginebra para participar en la Conferencia. Fue advertido de que no se le permitiriá salir del país. Así, son decenas los sindicalistas independientes limitados en su libertad de asociación, de palabra y movimiento por la dictadura.
Iván Hernández Carrillo, secretario de la AASIC, uno de los héroes de Primavera Negra, comentó sobre la participación de la delegación de la dictadura: “Es un grupo de personas con poco que aportar al desarrollo de los trabajadores, pues hasta el mismo el presidente del gobierno cubano, Miguel Díaz-Canel, reconoció recientemente durante el congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores (ANEC) que el principal problema para el desarrollo del país está en las trabas internas.” | aleagapesant@nauta.cu