viernes , 22 noviembre 2024

El apartheid económico en Cuba se extiende al sector privado

La apertura de mercados mayoristas y el reconocimiento de su personalidad jurídica han sido las demandas más antiguas de cuentapropistas

DDC | (Jorge Enrique Rodríguez) Trabajadores del sector privado en la Isla han opinado que la llamada dolarización de la economía es un giro de las autoridades del régimen para obstaculizar, también, el empoderamiento del cuentapropismo.

A finales del pasado mes de julio, la empresa militar CIMEX divulgó la eventual apertura de un mercado mayorista —para facilitar la gestión de los trabajadores privados— cuyo acceso será exclusivamente en dólares estadounidenses, lo que supone que el denominado «apartheid económico» es extensivo a este sector.

El sector privado en la Isla sobrevive bajo asedio constante de inspectores y funcionarios de la estatal Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), entidad que se cuenta entre las más denunciadas por episodios de corrupción. A este fenómeno se suma el conjunto de decretos, prohibiciones y restricciones gubernamentales que coartan el desarrollo de la actividad privada.

«Imponer que el acceso a un mercado mayorista para cuentapropistas sea exclusivamente en dólares será un golpe durísimo, especialmente para quienes llevamos pequeños negocios», señaló Lázaro Pérez, quien administra una cafetería.

Obligado a subir los precios en varias de sus ofertas tras la agudización de la escasez y desabastecimiento de productos y alimentos de primera necesidad que acontece en el país, reconoció que un mercado mayorista en dólares podrá significar el cierre de no pocos pequeños negocios.

«Esta es una solución discriminatoria. Cierra cualquier posibilidad de subsistencia a quienes no recibimos remesas familiares, que sigue siendo hasta ahora la única manera de obtener dólares porque el Gobierno no los vende. Por otra parte, facilitará aún más el hostigamiento de inspectores y policías corruptos que, en provecho de la situación, se alimentan del soborno», añadió Pérez.

La apertura de mercados mayoristas y el reconocimiento de su personalidad jurídica han sido las más antiguas demandas de los trabajadores privados. Demandas que propiciarían mayor margen de ganancias en sus ventas para pagar impuestos y salarios, reabastecerse de suministros y ofrecer una mejor calidad del servicio a la sociedad.   

Cuáles productos y a qué precio se comercializará en estos mercados mayoristas anunciados por CIMEX, es otra de las preocupaciones de los trabajadores privados encuestados.

«Habrá que ver, fundamentalmente, los precios en estos mercados mayoristas de dólares porque los cuentapropistas tenemos fijados los precios de nuestras ofertas», atajó Amarilis Guevara, quien administra una pequeña pizzería.

«Supongamos que recibo remesas familiares y por tanto tengo la posibilidad de tener una cuenta en divisas extranjeras. Entonces tendrá que reconsiderarse el tope de los precios y otro conjunto de restricciones a la actividad por cuenta propia. Por otro lado, también cabe preocuparse por esa población que se verá afectada todavía más; que ya no puede acceder a las tiendas en dólares, y ahora tampoco al servicio que ofrecemos los cuentapropistas», ahondó Guevara.

Según afirmaciones de Héctor Oroza Busutil, presidente de CIMEX, cada cabecera provincial tendrá una sucursal de estos mercados mayoristas en dólares, y habrá dos en La Habana donde se comercializarán mercancías en grandes formatos, incluyendo productos alimenticios, de higiene, menaje de cocina, entre otros.

El escepticismo entre los trabajadores privados predominó porque perciben la misma fórmula impuesta por las autoridades del régimen con la apertura de más de 70 tiendas minoristas en el país.

«Pasará lo mismo con estos mercados mayoristas en dólares: que sí estarán surtidos, mientras la opción de los pobres, Mercabal, correrá la misma suerte que las tiendas en CUC», argumentó Saúl Álvarez, dueño de un pequeño restaurante en El Vedado, en referencia al crítico desabastecimiento en la red de tiendas en CUC, mientras la red minorista en dólares ofrece un surtido variado y «aceptablemente» constante.

Aunque, a diferencia de casi la totalidad de trabajadores privados preguntados, Álvarez tiene familiares radicados en el extranjero y recibe remesas en dólares estadounidenses, no cree que los precios en los eventuales mercados mayoristas de divisas extranjeras sean rentables para invertir en su negocio.

«A menos que el Gobierno libere a los cuentapropistas, permitiéndonos establecer los precios bajo la regla de oferta-demanda, no creo que a los pequeños y medianos negocios les de la cuenta. Además, cómo se fijaría la tasa de la transacción del cambio, pues compraríamos en dólares, pero tendremos que vender en CUC», cuestionó Álvarez.

Hasta el momento las autoridades del régimen no se han pronunciado respecto a si los cubanos que no tienen familiares en el extranjero podrán comprar dólares o euros en las Casas de Cambios (CADECA) y depositarlas en sus cuentas.

«Este sí es el paso definitivo a la dolarización del país, y lo más probable es que muchos de los pequeños negocios privados van a colapsar. El pueblo cubano podrá ver que muchísimos cuentapropistas no estábamos haciéndonos ricos, sino que al igual que cualquier trabajador, estábamos subsistiendo el día, haciendo maromas, obligados al soborno y arriesgando hasta la libertad y los bienes bien sudados», concluyó Álvarez.