viernes , 22 noviembre 2024
Más de mil camagüeyanos integran los Destacamentos de Vigilancia Revolucionaria en todos los municipios. (Foto: Twitter @GobCamaguey)

El castrismo alienta el enfrentamiento entre cubanos

La estrategia gubernamental consiste en pedirles a algunas personas que denuncien a sus compatriotas que posean niveles de inventarios inaceptables.

La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – Los actuales gobernantes cubanos han incorporado a su arsenal una macabra política que jamás había sido utilizada en nuestro país, ni siquiera por los gobiernos más autoritarios que se implantaron en la nación. Nos referimos a echar a pelear a unos ciudadanos contra otros, siempre con el objetivo de dar la imagen de que es el pueblo quien defiende al régimen.   

La primera gran muestra de esa nefasta estrategia la observamos en 1980 durante los sucesos de la Embajada del Perú y la posterior salida hacia Estados Unidos de cientos de miles de personas por el puerto de Mariel. El castrismo pretendió demostrar que las personas que penetraron en la embajada eran delincuentes y escorias y organizó gigantescas marchas populares en torno a esa sede diplomática para hacer ver que el pueblo condenaba la acción de esas personas. Incluso, se entregaban diplomas en los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) a quienes participaran en esas marchas. 

La segunda parte de semejante entramado sería peor. Se organizaron mítines de repudio, que incluyeron agresiones físicas y lanzamientos de objetos a las viviendas, contra aquellas personas que aguardaban en sus casas para abordar una embarcación que los condujese a La Florida. El castrismo politizaba sobremanera el tema migratorio y después acusaba hipócritamente al gobierno de Estados Unidos por dicha politización.  

Hacia los años noventa, cuando la revolución se tambaleó al perder la ayuda del denominado “socialismo real”, los gobernantes cubanos idearon la creación de las Brigadas de Respuesta Rápida, que como su nombre lo indica, tenían la misión de actuar rápidamente contra cualquier protesta popular que hubiese en las calles.

Es de destacar que, en 1994, durante la revuelta popular conocida como “el maleconazo”, Fidel Castro lamentó que el suceso hubiese tenido lugar en el mes de agosto, durante las vacaciones escolares. De haber ocurrido en pleno curso escolar, hubiera lanzado a los estudiantes universitarios contra las personas que salieron a las calles a protestar debido a la crisis económica y social que afrontaba el país.

Esas Brigadas de Respuesta Rápida son las utilizadas también contra las Damas de Blanco, ese grupo de mujeres que han soportado todo tipo de maltratos y vejaciones al enarbolar su derecho de salir a las calles a manifestarse pacíficamente. Primero contra la arbitraria detención de opositores y periodistas independientes, y a renglón seguido exigiendo las libertades que anhela el pueblo de la isla.

En los días que corren la estrategia gubernamental consiste en pedirles a algunas personas que denuncien a sus compatriotas que posean niveles de inventarios de determinados bienes y artículos de consumo considerados excesivos por las autoridades. Una verdadera cacería de brujas que comprende decomisos, multas y hasta penas de prisión. Una situación que afecta, principalmente, a trabajadores por cuenta propia con licencia para ejercer su labor.

Últimamente el gobierno ha echado mano a sus incondicionales para formar los Destacamentos de Lucha contra Coleros, Acaparadores y Revendedores. Unos grupos paramilitares que, bajo el manto de organizar las colas y evitar que las personas compren artículos deficitarios y después los revendan, la emprenden contra cualquier ciudadano que adquiera más productos que los considerados como “normales”.

Claro que el monopolio de la información que ejercen las autoridades— además del control totalitario sobre las vidas, ocupaciones y estudios de la población— hace que algunas personas estimen correcta o conveniente su incorporación a semejante maquinaria represiva. De todas maneras, resulta lamentable que haya ciudadanos que se dejen manipular por el gobierno y se presten a enfrentarse a sus hermanos.

De lo que sí estamos seguros es de que el día en que todos los cubanos abran bien sus ojos y el castrismo no pueda contar con esa tropa de choque, sus días estarán contados.