La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – Hace 15 años que William Cruz Delgado dejó de creer en las monsergas de los comisarios del oficialismo. Desde el 2005 es un opositor a cara descubierta al sistema implantado en la Isla por Fidel Castro y un estrecho círculo de colaboradores.
Más tarde, decidió afiliarse a la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC). El 5 de octubre del 2019 fue condenado a 1 año de privación de libertad por un supuesto delito de Desacato. Hace poco más de un mes que salió de la cárcel con la determinación de volver a enrolarse en las actividades sindicales. Sobrevivió al reto. No tiene miedo. Su objetivo es que haya espacio para el trabajo digno. Que se respeten los derechos laborales. Que se paguen salarios justos. Sabe que puede volver a prisión por tales demandas, pero está decidido a continuar contra viento y marea.
Cuba Sindical: ¿Cuándo y por qué te integras al movimiento prodemocrático?
William Cruz: Mis actividades contestatarias comienzan en el año 2005. En aquel momento sentí el deseo de hacer algo por mi país. Sencillamente, me cansé de soportar las humillaciones, los abusos y maltratos que practica el régimen contra toda la población. Me acerqué a un grupo de opositores de la ciudad de Cienfuegos, donde resido. Ese fue mi punto de partida en esta lucha que jamás abandonaré a pesar de las consecuencias.
CS: ¿Fue el sindicalismo independiente tu primera experiencia?
WC: No. Mi primera experiencia fue con un grupo de activistas enfocados en la defensa de las libertades fundamentales, incluyendo la excarcelación sin condiciones de los presos políticos. No obstante, el sindicalismo es un tema del que he estado muy pendiente por ser un trabajador vinculado al sector no estatal, sujeto a constantes presiones de las instituciones estatales.
CS: ¿Cuándo comienza en el activismo sindical y que tipo de actividades realizas en la ASIC?
WC: En el año 2018 pasé a formar parte de la ASIC, desempeñando diversas tareas, entre ellas las denuncias de violaciones en el ámbito laboral, la superación de los trabajadores por cuenta propia en cuestiones legales y laborales, y en la búsqueda de nuevas afiliaciones con el objetivo de ampliar el alcance de nuestro trabajo.
CS: ¿Cuéntanos acerca de los motivos de su detención, condena y encarcelamiento?
WC: El 5 de octubre fui detenido por el oficial “Paul” y el capitán “Irán”, quien es el jefe de sector donde vivo. Previamente los había acusado de corruptos. Debido a esto, mantenían un exhaustivo seguimiento, que incluyó citaciones policiales y amenazas. Fui condenado de forma sumarísima. No se me permitió nombrar un abogado, me impusieron uno de oficio. Las presiones fueron muy fuertes a través de los interrogatorios. Experimenté, una vez más, que el régimen viola de manera flagrante sus propias leyes y los principios jurídicos internacionales. Quieren mantener el sistema a cualquier costo.
CS: ¿Cómo describes las condiciones carcelarias que sufriste?
WC: Inhumanas. Los prisioneros son víctimas de tratos crueles y degradantes. El régimen ha reforzado sus leyes represivas y sigue encarcelando opositores, incluyendo sindicalistas independientes y trabajadores por cuenta propia. No presta ninguna atención a las recomendaciones de organismos internacionales adscritos a la ONU que demandan el cese de estos atropellos.
En la prisión de Ariza, donde estaba recluido, las autoridades tienen habilitada una celda de tortura. En una de las paredes rugosas sobresalen dos argollas. Ahí encadenan a los presos. Los dejan colgados por espacio de 24 horas, con poquísimos alimentos y agua.
A mí me mantuvieron siempre en una galera, de aproximadamente 10 metros de largo y 3 1/2 de ancho, con 12 presos comunes muy peligrosos. El hacinamiento era insoportable. En mayo me llevaron a una celda de castigo. Allí fui brutalmente golpeado por el llamado “Escuadrón de la muerte”, así le llaman los presos a un grupo de siete militares que se dedican a propinar estas palizas bajo las órdenes del jefe de la prisión, mayor Alexander Reyes Ruiz, y del subdirector Eligio Sánchez Área.
Muchos presos están desnutridos debido a la precaria alimentación. Los alimentos regularmente están mal elaborados o en estado de putrefacción. Los carceleros suelen desviar parte de la comida para alimentar sus crías de cerdos.
CS: ¿Piensas continuar la lucha a pesar de los riesgos de regresar a la cárcel?
WC: Por supuesto que sí. Son 61 años de desgobierno. Esta lucha es muy necesaria para alcanzar el objetivo final de convertir a Cuba en una nación próspera y democrática. No hay marcha atrás en una decisión tomada con el pleno convencimiento de que es totalmente válida. Cumplo con el deber de un ciudadano comprometido con la reconquista de la libertad para todos los cubanos.
CS: ¿Qué importancia tiene la labor de los sindicalistas independientes en los esfuerzos con terminar con la dictadura y construir un estado de derecho?
WS: La labor de los sindicalistas independientes es tan importante como las que realizan otras organizaciones de la sociedad civil. Es vital el esfuerzo por concientizar a los trabajadores sobre la importancia de transformar las estructuras laborales y sindicales en aras de crear un modelo productivo sustentable. En eso trabajamos sin descanso, a pesar de un entorno plagado de obstáculos. El régimen, por medio de la fuerza, mantiene a la ASIC fuera de la ley, pero, más allá de los habituales percances, hemos logrado articular una plataforma sobre la base de nuestra Declaración de Principios que refleja las líneas de trabajo en pos de la conquista de la autonomía sindical, la defensa de las políticas que sustentan la democracia y la promoción de las Normas Internacionales del Trabajo de la OIT.
CS: ¿Qué piensas de la opinión pública internacional? ¿Ofrece el apoyo suficiente?
WC: La opinión pública internacional tiene sus luces y sus sombras. Tenemos que esforzarnos para que haya una mayor implicación de la comunidad internacional. No estamos solos, pero es necesario ampliar el alcance de nuestro trabajo. No es fácil, pero tampoco imposible. Quiero agradecer el apoyo de las organizaciones extranjeras y la cobertura de la prensa independiente en relación con mi arresto, juicio y encarcelamiento. Quiero destacar el trabajo de los comunicadores libres, su contribución a divulgar por el mundo tanto nuestro trabajo como las incidencias represivas, merece ser destacado.
CS: ¿Cómo resumirías el mandato de Díaz-Canel? ¿Es igual o peor que el de Fidel y el de Raúl Castro?
WC: Es un desastre. Aunque no peor que el legado de odio y muerte de los hermanos Castro. Han sido miles de fusilados y desaparecidos, cárceles llenas de presos políticos, participación en guerras fratricidas en otros continentes con su rastro de muerte y miseria entre la población civil, apropiaciones ilegales de negocios sin las debidas compensaciones en los primeros años de la mal llamada revolución, exilios, desesperanzas. En fin, una trayectoria marcada por la destrucción material y espiritual de varias generaciones.
CS: ¿Qué mensaje le enviarías al pueblo cubano?
WC: Al pueblo de Cuba le envío un cálido mensaje de esperanza y ánimo. Estamos a las puertas del triunfo. El sistema se autodestruye aceleradamente. La economía no resiste el peso de la ineficiencia. Hay que insistir en un cambio de perspectivas, al margen de los riesgos. Cuba merece un futuro mejor.