viernes , 22 noviembre 2024
Vendedora de tintes, en Perú.

El mercado laboral de América Latina tendrá una lenta recuperación tras la pandemia

Gran parte de las personas que perdieron su trabajo no vieron oportunidades para una pronta reinserción o de buscar empleo.

Santiago de Chile (EFE) – La reactivación del mercado laboral en Latinoamérica cuando pase la pandemia será lenta y se necesitará mucho tiempo para que los principales indicadores del mundo del trabajo regresen a los niveles previos a la crisis sanitaria, aseguraron este martes la Cepal y la OIT.

Se estima que los mayores efectos se sintieron en el segundo trimestre del año con una pérdida de aproximadamente 47 millones de empleos en el conjunto de la región, de acuerdo al informe «Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe» elaborado semestralmente por ambos organismos.

Gran parte de las personas que perdieron su trabajo no vieron oportunidades para una pronta reinserción o estuvieron impedidas de buscar empleo por las restricciones a la movilidad, por lo que las pérdidas de empleo se expresaron solo parcialmente en un aumento de la desocupación abierta, que se incrementó del 8,9 % en el segundo trimestre de 2019 al 11 % en el segundo trimestre de 2020.

«Con la tasa de crecimiento promedio del último sexenio en Latinoamérica (0,4 %), el nivel del PIB de 2019 no se alcanzaría en la próxima década. Cualquier escenario que proyectemos indica que esta crisis va a durar varios años y que hay que estar preparados para ello», alertó la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena.

Si se mantuviera una tasa de crecimiento promedio del PIB regional del 3 %, solo se alcanzaría en 2023 el nivel de PIB que existía en 2019, mientras que con la tasa promedio mostrada en la última década (1,8%) se alcanzaría en 2025, agregó Bárcena.

Con más de 11,6 millones de casos y cerca de 414.000 muertos, Latinoamérica es la región más afectada por la pandemia, que remite en la mayoría de los países pero no termina de darse por controlada.

Tras largas cuarentenas, los países han empezado a poner en marcha sus melladas economías con el reto de no perder los grandes avances sociales conseguidos en los últimos años en la región, que con 626 millones de personas es la más desigual del mundo.

De acuerdo a la Cepal, el parón económico provocará el cierre de 2,7 millones de empresas en Latinoamérica, llevará a la pobreza a los niveles de 2005 y a una recesión de 9,1 %, la mayor en un siglo.

PREOCUPACIÓN POR LOS JÓVENES

«Los grupos más afectados han sido aquellos que por el tipo de trabajo que desempeñan no pueden realizar teletrabajo», explicó por su parte el director regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.

Entre ellos, destacan las mujeres que tuvieron que retirarse del mercado laboral para realizar tareas de cuidado; los trabajadores informales, afectados por la prohibición de circulación; los sectores relacionados con el comercio, manufactura, construcción y servicios, y los trabajadores jóvenes que recién se insertan al mercado laboral, según el documento.

Pinheiro apuntó que el efecto de la crisis es mayor entre los jóvenes debido a la menor disponibilidad de vacantes para los primeros empleos (menos incorporaciones) y la menor renovación de contratos temporales y de períodos de prueba (más desvinculaciones).

«La menor probabilidad de conseguir empleo desalienta su búsqueda, aumentando el número de jóvenes inactivos que no buscan un empleo ni tampoco estudian. La experiencia muestra que un largo período de inactividad deja cicatrices irremediables en sus trayectorias laborales», agregó.

Según datos disponibles de cuatro países de la región, la caída en el empleo para las personas de entre 15 y 24 años fue de -7,8 % con respecto al segundo trimestre de 2019, mientras que para los mayores de 25 años fue de -7,3 %.

«La actual coyuntura exige un cambio de modelo de desarrollo, que incluya una mejor distribución entre capital y trabajo. Hoy, los Gobiernos tienen que usar todas sus capacidades para apuntalar los ingresos de los hogares, sobre todo los de los más pobres», concluyó Bárcena.