El mayor sindicato policial del mundo se pronunció así después de que Bill de Blasio anunciara que exigirá la vacuna.
Nueva York | El principal sindicato de policías de Nueva York ha amenazado con denunciar a la Administración local si esta les exige estar vacunados contra el coronavirus covid-19 para trabajar, un requisito que ya se ha impuesto a algunos funcionarios públicos, informó este miércoles The New York Post .
La Police Benevolent Association (PBA), que cuenta con unos 24.000 trabajadores de la Policía de Nueva York (NYPD) y es el mayor sindicato policial del mundo, se pronunció así después de que el alcalde, Bill de Blasio, anunciara ayer que exigirá la vacuna al personal de las escuelas públicas.
“Si la ciudad intenta imponer una orden de vacunarse a los miembros de la PBA, tomaremos accione legales para defender el derecho de nuestros miembros a tomar ese tipo de decisiones médicas que son personales”, dijo el presidente del sindicato, Patrick Lynch, en un mensaje interno obtenido por el diario.
De momento, la alcaldía dirigida por el demócrata De Blasio no ha indicado si otros funcionarios públicos deberán vacunarse, pero el jefe de la Policía, Dermot Shea, afirmó ayer que apoyaba la obligatoriedad de estar inmunizado para el Cuerpo y la responsabilidad de exigirlo correspondía a los legisladores.
Según datos de la Policía recogidos por el Post, se han vacunado por completo menos de la mitad (47 %) de los empleados de la NYPD, que abarca unos 35.000 agentes uniformados y 18.000 trabajadores civiles, a pesar de que estuvieron entre los primeros grupos elegibles para hacerlo.
La ciudad de Nueva York exigirá que todo el personal del Departamento de Educación esté vacunado contra el coronavirus de cara al inicio del nuevo curso escolar en septiembre, por lo que tendrán que haber recibido al menos una dosis antes del 27 de septiembre.
Aunque las autoridades estatales han abierto la puerta a que los trabajadores educativos se hagan pruebas con una periodicidad semanal.
Se trata de los primeros funcionarios neoyorquinos que se enfrentan a un mandato de ese tipo, mientras que a otros empleados públicos locales se les ha dado la opción de someterse a pruebas semanales si no quieren vacunarse.