El listado impide el ejercicio independiente del periodismo, la abogacía, la contabilidad, la arquitectura, la ingeniería y otras actividades profesionales.
La Habana, Cuba (DDC) – «Acaban de darnos donde más nos duele. No es en el bolsillo, no es en la comida; acaban de destruir con un documento oficial el sueño de todos los profesionales (…) de Cuba», escribió en sus redes sociales la arquitecta cubana Lilie Suarez, resumiendo el sentir de numerosos ciudadanos tras la publicación del listado de actividades prohibidas para el sector privado.
«Toda actividad profesional en Cuba de manera independiente acaba de decretarse prohibida. Lo siento, no voy a hacer eco desde el silencio, no voy a permitir ni de palabra ni de opinión que aplasten de semejante manera, una vez más, la idea de poder crecer de manera independiente el trabajo de nuestra profesión», agregó la joven.
«El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de Cuba publicó hoy una lista en la que la arquitectura es una de las 124 actividades que quedan prohibidas para el sector privado. Esta noticia afecta directamente a nuestro estudio y a los demás arquitectos que trabajan de manera independiente en el país», publicó también en las redes sociales Infraestudio, una oficina independiente fundada por jóvenes arquitectos.
Otros estudios independientes, como Ad Urbis, Apropia Estudio y Albor Arquitectos, criticaron asimismo la noticia. La restauradora cubana Salomé García Bacalla preguntó si las autoridades «comenzarán a perseguir a los arquitectos cubanos que la misma élite contrata para proyectar sus casas sabiendo que esa actividad está prohibida».
Sobre la prohibición de la edición y maquetación de libros, folletos y revistas se pronunció el investigador Hamlet López, quien afirmó que «muchos editores y editoras con largos años de labor se sentirán aludidos y pensarán que a partir de ahora estará prohibido aceptar contratos para editar textos de otras editoriales».
«Cuando las condiciones económicas se estabilicen, y aparezca en el horizonte la posibilidad de reactivar la vida editorial de la nación, e incluso crecer en la cantidad de títulos, esa posibilidad no estará. Y será una pena», agregó López.
La curadora Solveig Font, miembro del 27N, afirmó que continúa sin la posibilidad de tener un espacio legalizado para exponer obras de arte. «Sigo siendo clandestina. Lo dijimos desde el primer momento (…). Esta es la confirmación, Fernando Rojas, de que el Decreto 349 sí se está instaurando«, escribió.
Para la artista Tania Bruguera la prohibición del arte y el periodismo fuera de las instituciones estatales no es más que «la talibanización de la Revolución cubana».
«La lista de actividades prohibidas como trabajo por cuenta propia parece redactada por la Inquisición. No periodismo, no libros, no galerías, no cine, no audiovisuales. Avanzamos al Medioevo a pasos agigantados», escribió la crítica de arte Janet Batet.
El activista y periodista independiente Boris González Arenas insistió en que, «al prohibir la producción cinematográfica privada, no se prohíbe un oficio, sino cientos de ellos. Quien quiera tener una idea, que mire los créditos finales de cualquier película americana, y sabrá de qué se trata esta nueva treta de la ‘Lista de oficios prohibidos’. El bloqueo es comunista».
La académica cubana María Antonia Cabrera Arús, por su parte, afirmó que «las nuevas prohibiciones para el trabajo independiente, del que mayoritariamente se excluye (por tanto, ilegaliza) el trabajo intelectual y artístico, no dejan otra opción que la emigración a quienes no desean trabajar para el Estado».
«No creo que esa sea una consecuencia no deseada, sino el propósito de la nueva ley: cerrarle la llave a los artistas e intelectuales conflictivos para que se vayan del país. Una actualización del “no los queremos, no los necesitamos», más o menos como «si no nos sirven, para qué los queremos», agregó.
La jurista Laritza Diversent, directora de Cubalex, insistió en que la mayoría de las actividades de la lista están en plural, por lo cual, señaló, «por cada una de ellas pueden prohibir otras a discreción de la Administración».
El economista Mauricio de Miranda fue tajante al afirmar que en Cuba «sigue imperando la lógica de no hacer reformas estructurales profundas que conduzcan a una senda de crecimiento económico y de mejoramiento del bienestar de la población, sino de ir abriendo poco a poco algunas cosas y apretando el control sobre otras, aparentando que hacen cambios importantes cuando en realidad son solo cambios cosméticos y en algunos casos, franco retroceso«.
El listado de 124 actividades no permitidas para el sector privado, publicado en la tarde del miércoles por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, impide el ejercicio fuera de las instituciones estatales del periodismo, la abogacía, la contabilidad, la arquitectura, la ingeniería y «otras actividades profesionales científicas y técnicas, con excepción de los traductores de documentos y traductores e intérprete certificado, actividades de diseño y fotografía».