Los ministros califican la escasez de mano de obra como el mayor riesgo al que se enfrenta la economía alemana.
(D. McGuinness / BBC) – Mientras otros países intentan restringir la inmigración, el Parlamento alemán ha aprobado una nueva ley radical para atraer trabajadores inmigrantes a Alemania.
Eso significa menos burocracia y menos trabas para los trabajadores inmigrantes de fuera de la Unión Europea.
Un sistema basado en puntos, al estilo canadiense, tendrá en cuenta la edad, las capacidades, las cualificaciones y cualquier vínculo con Alemania.
Se rebajarán los criterios de salario, nivel educativo y conocimientos de alemán.
Esto facilitaría a los inmigrantes venir a Alemania con una oferta de trabajo, o incluso sin ella. Entre los incentivos se incluye la posibilidad de traer no sólo al cónyuge y los hijos, sino también a los padres.
Se trata de un giro importante en la política alemana. Durante décadas, los gobiernos alemanes se han resistido a la idea de que Alemania es un país de inmigración.
La primera generación de los llamados «trabajadores invitados» procedentes de Turquía en la década de 1960 fueron vistos exactamente como eso: «invitados» que debían ayudar a la economía y luego marcharse.
Los gobiernos conservadores en particular, incluida la administración de Angela Merkel, lucharon contra la idea de una sociedad abierta a los trabajadores inmigrantes, a pesar de que la sociedad alemana es cada vez más diversa. Más de una cuarta parte de la población alemana ha nacido en el extranjero o tiene al menos un progenitor extranjero.
Tras años de bajo desempleo, los empresarios alemanes dan la voz de alarma por la falta de trabajadores. El problema se agrava por el envejecimiento de la población: los baby-boomers nacidos en la década de 1960 pronto empezarán a jubilarse.
Los ministros advierten de que ya hay millones de vacantes por cubrir, y califican la escasez de mano de obra como el mayor riesgo al que se enfrenta la economía alemana.
Cuando el partido socialdemócrata de centro-izquierda SPD de Olaf Scholz venció a los conservadores de Merkel en 2021, la nueva coalición SPD-Verdes-Liberales hizo de la flexibilización de las normas migratorias una de sus políticas estrella.
Esta coalición ha estado plagada de disputas entre los Verdes y los liberales, favorables a los negocios, sobre las políticas de cambio climático. Pero ambos partidos están de acuerdo en materia de inmigración: los liberales quieren trabajadores para la economía; los Verdes, más derechos humanos en la política migratoria.
Pero el debate parlamentario del viernes sobre la ley fue feroz. Los conservadores votaron en contra, indignados porque la nueva ley permitiría encontrar trabajo a algunos solicitantes de asilo rechazados que ya están aquí.
La ultraderechista AfD también votó en contra, afirmando que Alemania no es un país de «inmigración», sino una «patria», lo que refleja la visión cada vez más nativista del partido sobre lo que significa ser alemán.
La AfD no refleja la opinión de la sociedad mayoritaria de que Alemania necesita trabajadores inmigrantes. Pero a pesar de ello, o quizá por ello, el partido está alcanzando cifras sin precedentes en las encuestas.
En el último ARD Deutschland Trend, el partido alcanzó el 19% esta semana, la cifra más alta que ha obtenido nunca en este sondeo. El SPD del canciller Olaf Scholz ha caído al 17%.
El clima político en Alemania es polarizado y febril en lo que se refiere a la inmigración. El Gobierno lo quiere, la economía lo necesita y el Parlamento ha votado a favor. Pero, ¿lo aceptarán todos los votantes?