Una publicación oficial pone en evidencia la grave crisis económica que atraviesa esta ciudad, agravada por fallos estructurales y represión.
La reciente publicación en el periódico Sierra Maestra sobre los temas tratados en el Pleno del Comité Provincial del Partido, realizado el 24 de noviembre en Santiago de Cuba, pone en evidencia la grave crisis económica que atraviesa esta ciudad de más de un millón de habitantes, considerada la segunda más importante de la Isla. El balance del año 2024 revela un panorama de afectaciones que, en su mayoría, serán difíciles de superar en el próximo año. A las carencias materiales y la falta de recursos para adquirirlos, se añaden los profundos problemas estructurales de la economía planificada, que no solo carece de señales de mejora, sino que parece encaminarse hacia un empeoramiento progresivo.
Según los detalles del informe, 20 empresas en la región terminaron con pérdidas, y además se señalaron 51 incumplimientos en las producciones físicas, lo que representa el 60,7% de las metas fijadas. Las áreas más afectadas fueron los productos esenciales como la leche, la carne vacuna para la industria, la captura de peces y el huevo. También se reportaron deficiencias en el transporte de carga y pasajeros. El fracaso se extendió a las exportaciones de café, tabaco torcido, ron y carbón vegetal.
La situación de inseguridad también se agudizó, con un incremento en los robos y sacrificio ilegal de ganado mayor. Este tema se ha vuelto una constante desde que, el año pasado, una Comisión Agroalimentaria reveló el robo de 155,000 cabezas de ganado en todo el país. Aunque durante 2024 fueron detenidas y encarceladas 4,500 personas involucradas en estos delitos, según el diario oficial Granma, la información disponible no aclara la cantidad de episodios de los que se trata, pero es razonable suponer que la situación sigue empeorando, en paralelo con el colapso del sistema económico centralizado. Esto ha incrementado los niveles de vulnerabilidad social, con mayores índices de desabastecimiento, inflación y devaluación de la moneda, entre otros efectos que explican la creciente miseria de millones de ciudadanos.
Las dificultades para la entrega de tierras ociosas, la falta de combustible y el caos en las instancias productivas y de servicios refuerzan la percepción de que Cuba se enfrenta a un estado fallido, al borde de una implosión social. El informe presentado en el Comité Provincial pone en evidencia el desastre nacional en curso.
Las imágenes que circulan en las redes sociales –jamás publicadas en los medios oficiales– muestran la miseria cada vez más visible de las familias santiagueras, especialmente aquellas que habitan en “Calle 13”, una franja compuesta por asentamientos precarios e insalubres donde proliferan las chozas con pisos de tierra y techos con pedazos de zinc y retazos de nylon. Ante la cascada de infortunios, parece improbable que se logre erradicar estos asentamientos, donde el hambre es permanente, el agua limpia una ilusión y la violencia un ejercicio habitual.
Salvo el nombramiento del General de Brigada, José Antonio Muguercia, Jefe de la Región Militar de Santiago de Cuba y el presidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba en el territorio, Víctor López Lescay, como nuevos miembros del Comité Provincial, no hay nada novedoso y mucho menos alentador, que celebrar de lo que se ha convertido en un espacio para enumerar desgracias, prometer soluciones impracticables y reafirmar la fidelidad al partido.
Con la situación como está, Santiago de Cuba podría ser el epicentro de un levantamiento popular masivo, impulsado por la insostenible situación socioeconómica. Aunque no se sabe si la primera secretaria, Beatriz Johnson Urrutia, y sus allegados están contemplando esta posibilidad, deberían estar preocupados.
La mansedumbre de los santiagueros, condicionada por la eficacia represiva pudiera tener los días contados, sobre todo ante un 2025 que augura nuevas rondas de calamidades.