La dolarización de la economía, aumento de precios de los servicios básicos, inflación descontrolada, precios topados y fuerte represión política
La Habana, Cuba | Cuba Sindical – En Atrapado sin salida (One Flew Over the Cuckoo’s Nest) el actor Jack Nicholson intenta evadir responsabilidades internándose en un hospital psiquiátrico, donde Louise Fletcher, implacable enfermera, intenta poner orden. El filme dirigido por el checo Milos Forman fue un suceso cinematográfico. Se proyectó en Cuba a finales de la década del setenta. La crítica norteamericana vio una denuncia al sistema hospitalario. Otros vieron, recordando la vivencia de Forman en un país comunista, una sátira al opresivo sistema que deja al ciudadano sin posibilidades de escapar.
El filme viene a mi memoria ante el paquetazo neoliberal que enfrentan los trabajadores cubanos a partir del 1 de enero del 2021, cuando —más que unificación monetaria— se enfrentarán a la dolarización de la economía, un aumento de precios de los servicios básicos, inflación descontrolada, precios topados y fuerte represión política.
La unificación monetaria, tan cacareada por la dictadura, no tendrá efecto, pues a partir de enero seguirán existiendo dos monedas. Por un lado, el peso cubano, desvalorizado a extremos de eliminarse la moneda metálica de fracciones, como cinco centavos, veinte centavos y un peso, por su falta de valor. Además, tendrá que convivir con un sistema de comercio en dólares norteamericanos, controlado por el Estado. Este mercado es en formato digital —no permite el uso de efectivo—, e inalcanzable para el trabajador.
Parte del drama nacional y lo accidentado del sistema comunista está en cacarear soberanía económica mientras sobrevive gracias a las remesas de los emigrantes, aproximadamente un 25 % de la población… y contando. La burocracia comunista quiere los dólares de los emigrantes, y los quiere todos. A partir de ahí la creación de servicios en esa moneda.
Pero ¿se queda la economía informal fuera de la ecuación? No. Ya muchos servicios y productos se comercializan en dólares en los inescrutables caminos del mercado informal. Visitar la página de mercadeo www.revolico.com puede dar idea cabal del fenómeno.
El paquetazo, denominado oficialmente “ordenamiento”, consta estructuralmente de dos columnas: el aumento de los salarios y del precio de los servicios primarios, dados por empresas estatales (electricidad, agua, gas, transporte), a lo que el gobierno llama eufemísticamente “eliminación de subsidios”. Sin embargo, el paquetazo se estrella contra otro problema.
Según el analista Fernando Dámaso, y según datos aproximados del 2018, de los 11 millones de cubanos en la isla sólo 5.5 millones poseen empleo estatal, 2.2 millones son desempleados, subempleados, o informales, y 600 mil son emprendedores o pequeños empresarios. O sea, sólo el 50% de la población recibirá los beneficios del aumento de salarios, en lo que el 100% recibirá el golpe. Entre los apaleados estarán los estudiantes, jubilados y ciudadanos menos favorecidos.
Si bien el estado subirá precios de servicios importantes, se niega a que la otra parte de la sociedad haga lo mismo y aparte de la grave herida que hará a los emprendedores, los prestadores de servicios y productos no podrán aumentar los precios que estarán topados, so pena de atacar la “seguridad nacional”, por lo que recibirán altas multas y hasta penas de cárcel. El resultado inmediato será el aumento de los precios en todo el frente económico y la ruptura del frágil equilibrio social. Los proveedores de productos y servicios los llevarán al mercado negro aumentando la inflación y el desabastecimiento. Pues no solo no habrá dinero. Tampoco productos.
Por último, y sin agotar el tema… No es casuístico que el anuncio de la implementación del “ordenamiento” se de en el clímax de una feroz campaña represiva y de desinformación por parte de los medios oficiales de comunicación. El día después del anuncio de las medidas, en el noticiero oficial de televisión fue presentada una adolescente a quien supuestamente le pagarían por quemar hospitales y escuelas.
Tal “spot” se interpreta como que cualquiera que intente protestar por la situación que se avecina puede ser acusado, linchado y condenado por ser aliado de los enemigos del estado.
Volviendo al filme, el orden del manicomio aparece como negador de la chispa de la vida, de la libertad, coartando toda espontaneidad y desarrollo. Al protagonista, ante la incapacidad de poder controlarlo, se le aplica lobotomía, dejándolo incapaz de reaccionar. | julioaleaga@gmail.com