La proyección del Gobierno es que este año el agujero fiscal llegue a 51.666,7 millones de dólares.
Sao Paulo (EFE).- Las centrales sindicales, apoyadas por movimientos sociales y corrientes políticas de izquierda, siguen firmes en Brasil contra la propuesta de ajuste fiscal presentada por el Gobierno del presidente, Michel Temer, y hoy se manifestaron en 18 de los 27 estados del país.
Las principales concentraciones tuvieron lugar en Sao Paulo y Río de Janeiro, las mayores ciudades del país, en donde los movimientos volvieron a levantar sus voces contra la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) que ya tuvo la aprobación en la Cámara de Diputados y deberá ser sometida a dos votaciones en el Senado.
«Es un calentamiento para la huelga general. Hoy es un día de paro nacional, pero no es todavía una huelga general. Pensamos que tenemos que aumentar la fuerza y ahora se ha acumulado», dijo a Efe Vágner Freitas, presidente de la Central Única de Trabajadores (CUT), el mayor gremio sindical del país e impulsor de la jornada.
Para Freitas, quien encabezó la marcha en Sao Paulo, «Temer y el Gobierno deberían ver este día como una advertencia. Estas propuestas de retirada de derechos son extremadamente impopulares y los trabajadores van a hablar en contra de ellos».
La marcha en Sao Paulo fue realizada de manera pacífica entre la Avenida Paulista, el corazón financiero del país, y la Plaza de Se, el ‘punto cero’ del centro de la ciudad.
No obstante, en la mañana, cientos de manifestantes bloquearon algunas de las principales vías de Sao Paulo en el primer acto de las jornadas de protesta.
Además de avenidas de Sao Paulo como la Joao Dias, los manifestantes bloquearon con neumáticos en llamas carreteras como la Vía Dutra, que comunica Sao Paulo con Río de Janeiro, y la Vía Anchieta, principal conexión entre la ciudad y el litoral paulista.
En Río de Janeiro hubo disturbios al final de la protesta que comenzó frente a la iglesia de La Candelaria y se desplazó hasta la sede de la Asamblea Legislativa del Estado, cuando enmascarados que lanzaron artefactos explosivos y piedras contra la Policía, que respondió con gases lacrimógenos y espray pimienta.
La Policía de Río de Janeiro detuvo a tres personas acusadas de haber incitado los ataques.
Según la mayor central sindical del país, además de las manifestaciones, los sindicalistas realizaron asambleas en sus lugares de trabajo, retrasaron la entrada al trabajo y promovieron paralizaciones parciales.
En algunas ciudades, la jornada fue acompañada por paralizaciones de los conductores de autobuses, profesores y empleados de los bancos.
La paralización del transporte público se sintió desde primera hora de este viernes en Salvador, capital del estado de Bahía; Recife, capital de Pernambuco, y Natal, capital de Río Grande do Norte, todas en el nordeste brasileño.
La jornada fue convocada contra la principal medida del ajuste fiscal impulsado por Temer, que limita el aumento de los gastos públicos durante los próximos 20 años a la tasa de inflación del año anterior.
La medida es la base del proyecto de Temer para sanear las cuentas públicas del país y hacer frente al histórico déficit fiscal con que Brasil terminará este año, así como a la deuda pública récord, que ya equivale a más del 71 % del Producto Interno Bruto, PIB.
Brasil registrará este año su tercer déficit fiscal consecutivo, tras los saldos negativos de 9.848,5 millones de dólares en el año 2014 y de 33.636,4 millones de dólares en 2015.
La proyección del Gobierno es que este año el agujero fiscal llegue a 51.666,7 millones de dólares.
Sin embargo, sindicalistas y organizaciones sociales consideran que la limitación terminará congelando las inversiones del Estado en sectores prioritarios como salud y educación.