martes , 17 septiembre 2024

¿Chanza o impudicia?

Ulises fue el burlador por excelencia en un evento repleto de verbosidad hueca, el asentimiento unánime y aplausos de rigor.

Pittsburgh (Sindical Press) – La interpelación lanzada por el secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Ulises Guilarte de Nacimiento, poco después de su participación este fin de semana en la Conferencia Municipal 22 Congreso de la entidad oficialista, reitera la falta de seriedad en los asuntos que le competen como líder sindical. Resultó ser el burlador por excelencia en un evento donde predominó la verbosidad hueca, el asentimiento unánime y los aplausos acompañantes en un ritual con el mismo libreto, huérfano de novedades, que prioriza la continuidad del modelo centralizado por todos los medios posibles.

Preguntar qué sindicato necesitamos desenmascara, una vez más, la naturaleza manipuladora de la clase dirigente surgida de las entrañas de un régimen carcomido por la burocracia y la mediocridad en su máxima expresión.

La breve consulta sirvió de preámbulo al usual parloteo de quienes detentan algún cargo en la administración o el sindicato, acompañado con los oportunos gestos de apoyo de los copartícipes y, como colofón, la sonrisa del mofador, en este caso, el rollizo representante de los trabajadores cubanos por designio de los mandamases.

Como estaba previsto, entre los 98 delegados presentes no faltaron las arengas. La joven Yudith García, representante de los obreros minero-metalúrgicos, llamó a activarse y “prestar una mayor atención al desarrollo con calidad de las asambleas de afiliados”. También convocó a “una mayor unidad de los factores desde la base sindical”, según un reportaje del órgano oficial de la CTC, el periódico Trabajadores.

“Debemos dedicar tiempo a escuchar a nuestros trabajadores, a sensibilizarnos ante los problemas que tienen, a darle tratamiento oportuno a sus planteamientos. Hay que rescatar el protagonismo del secretario del sindicato allí donde sea necesario. Es imprescindible que seamos líderes preocupados y ocupados”, añadió la integrante de este colectivo sindical.

En consonancia con el montaje de la farsa, Argelio Rodríguez, director adjunto de la Empresa Constructora Integral No.3, no se quedó atrás al explicar los esfuerzos por avanzar en la distribución de utilidades y en el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, entre otros asuntos afines.

Después del encadenamiento de efusivos mensajes, exhortaciones y muestras de compromisos en cumplir al dedillo lo expresado, llegó la guinda del pastel por parte del adalid de los colectivos laborales en todo el país.

“¿Tenemos o no tenemos fuerza legal, institucional y además liderazgo para representar dignamente a nuestros trabajadores?”, indagó Ulises Guilarte, volviendo a hacer gala de sus dotes de bromista de mal gusto.

Este teatro de poca monta acentúa los estigmas de la enajenación que corroe el tejido social, económico y político.

El sindicalismo en Cuba es otra ficción alimentada por estos pasatiempos, diseñados por los estrategas del alto mando en su empeño de prolongar la existencia del sistema. Es lamentable que se repitan estos escenarios, cuando los trabajadores no tienen posibilidades reales de mejorar su situación.

Trabajar sin garantías de un salario digno y expuestos a accidentes por la falta de medios adecuados de protección son solo dos de las consecuencias del abandono total.

Lo que nunca va a faltar son preguntas como las del mandamás de la CTC y la retahíla de secuaces, pujando por un papel destacado en la puesta en escena. Junto a ellos está el resto, que calla o se suma al programa circense, en esta ocasión con la presencia del lenguaraz animador , de prominente barriga y muy activo a la hora de articular pamplinas.