A propósito del cumpleaños 50 del periódico Trabajadores, órgano de la oficialista CTC.
La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – En el año 1968, un misterioso incendio destruyó los talleres del periódico El Mundo, dando fin de ese modo a la existencia del único periódico anterior a la revolución de Fidel Castro que se mantenía circulando en Cuba.
Ya la maquinaria del poder contaba desde hacía tres años con el poderoso diario Granma (que había sido la fusión del comunista Hoy y de Revolución, órgano del Movimiento 28 de Julio), lo que le garantizaba al gobierno controlar buena parte de la información que recibía el pueblo. Sin embargo, no es difícil imaginar que el castrismo deseara monopolizar totalmente la información. Por tal motivo no veía con buenos ojos la permanencia de un periódico que, aunque a esas alturas ya no confrontaba demasiado con el poder, no seguía al pie de la letra la línea editorial del gobernante Partido Comunista.
En consecuencia, tras el incendio los gobernantes no hicieron nada por recuperar El Mundo, sino que decidieron erigir sobre las ruinas de los talleres de aquel prestigioso periódico un nuevo órgano de prensa que reflejara el accionar de los sindicatos oficialistas. Fue así como surgió el 6 de junio de 1970 el periódico Los Trabajadores, que poco después pasaría a nombrarse Trabajadores, convirtiéndose en el vocero de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Trabajadores no nacía en un momento cualquiera, sino cuando el castrismo se aprestaba a dejar atrás la etapa romántica e idealista de la revolución –tras el estrepitoso fracaso de no poder producir diez millones de toneladas de azúcar en ese año 1970– y pretendía avanzar hacia una fase más pragmática, apegada a la órbita soviética.
Por tanto, Trabajadores llenó sus páginas con los documentos preparatorios del XIII Congreso de la CTC. Evento celebrado a la postre en 1973, y en el que Lázaro Peña “convenció” a los trabajadores para que abandonaran la fórmula de distribución comunista “De cada cual según su capacidad y a cada cual según sus necesidades”, y se adoptara el mecanismo socialista “De cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo”.
Por lo demás, por el órgano de la oficialista CTC pasarían muchos de los periodistas que se caracterizaron por su incondicionalidad al régimen. Uno de ellos fue Julio García Luis, laureado por el gobierno con el Premio Nacional de Periodismo José Martí, y quien se desempeñaría como decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
Este señor –toda una vaca sagrada del periodismo castrista–, en un libro de su autoría titulado ¿Qué periodismo queremos?, llegó a afirmar que “el discurso político y el discurso de los periodistas deben entroncar. No hay que contraponerlos. Uno continúa al otro. El discurso de los periodistas es el que puede dar vitalidad y sentido real al discurso político, que sería de otro modo un marco vacío”. ¡Es difícil hallar una concepción del periodismo más sometida a los dictados del poder!
A partir de los años noventa, el periódico Trabajadores sufrió los rigores del período especial, razón por la cual abandonó su frecuencia diaria y se convirtió en semanario. Pero ello no fue obstáculo para que siguiera metiendo la cuchareta, por supuesto a favor del régimen, en cuanto suceso acaecía en la isla. Así sucedió, por ejemplo, en aquel difícil año 1993, cuando la Iglesia católica dio a conocer el mensaje pastoral “El amor todo lo espera”.
Con fecha 20 de septiembre de ese año, Trabajadores publicó el artículo del periodista Lázaro Barredo (llegaría a ser años después el director del periódico Granma) titulado “El amor todo lo espera… siempre que no venga de Caín”, en el que escribe que “los obispos han sido cómplices históricos de todos los enemigos de la nación, y el mensaje pastoral un puñal clavado por la espalda en el momento más difícil de la Revolución, que no podía darse el lujo de aceptar una diversidad irresponsable y un diálogo idílico”. ¡Siempre la línea dura contra los opositores al gobierno, aun tratándose de la Iglesia católica!
Y ahora, con motivo del cincuentenario de Trabajadores, salió un número especial de la publicación con fecha 1º de junio, en el que, entre otros materiales, aparecen unas palabras de Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la CTC. El mandamás del sindicalismo oficialista expresó que “durante este medio siglo, Trabajadores se ha convertido para el movimiento sindical en una vía imprescindible y útil para trasladar a nuestros afiliados las transformaciones del escenario laboral del país, al calor de la actualización del modelo económico”.
O sea, trasladar las directivas gubernamentales a los trabajadores. Nada de representar los intereses de la clase obrera. Esa ha sido la misión fundamental de Trabajadores.