El periodista independiente ha publicado en las últimas semanas varios trabajos sobre los ‘comicios’ que se están realizando en Cuba
Yunia Figueredo | La Habana – Dos agentes de la Seguridad del Estado detuvieron este viernes a las 6:00 de la tarde a unos metros de su vivienda en Jaimanitas (La Habana) al periodista de DIARIO DE CUBA, Frank Correa, y lo trasladaron a la estación de policía de Zapata y C, en el Vedado.
«Estuve en una celda grande, que los reclusos llaman ‘el depósito’ por espacio de dos horas. Luego fui interrogado por los mismos dos agentes que me detuvieron. Parecían jimaguas. Por el físico y la forma de vestir», contó Correa quien no fue liberado hasta el día siguiente.
Sobre los motivos de esta detención consideró que «la verdadera intención del encarcelamiento (fue) indagar sobre mis artículos recientes publicados en DIARIO DE CUBA sobre las futuras ‘elecciones’ a delegados del Poder Popular».
Interrogado al respecto por la policía política, Correa les respondió «que era un derecho ciudadano que me asistía: opinar sobre los mecanismos de elección constitucionales y las trabas que imponía el Gobierno para que las ‘elecciones’ fueran libres, participativas y sin inclinaciones ideológicas y partidistas».
«Se rieron de mis respuestas como si estuviera loco. Aunque trataban de mostrarse amables y campechanos sus palabras desbordaban hipocresía», agregó el periodista de DDC.
«Antes de marcharse, (los dos agentes) me dijeron que me dejarían dormir tranquilo en una celda sola, que tenían preparada para mí, y si me portaba bien regresaría a mi casa por la mañana (del día siguiente). Y así fue. No pude descansar mucho por el calor, el duro piso y los mosquitos. Me devolvieron el carnet de identidad cuando amaneció y regresé a mi casa en el P-4, sin firmar siquiera un papel que documentara mis 12 horas allí, como si la amarga experiencia de la detención jamás hubiera ocurrido», relató Correa.
Asimismo, el periodista explicó que la policía política lo interrogó sobre «sus relaciones con el Club de Escritores»: Los agentes «no comprendían cómo un miembro de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) podía ‘aliarse a un grupo de pseudosintelectuales que andaban sin rumbo y nadie los tomaba en cuenta'».
Además los agentes de la Seguridad del Estado «indagaron por mi membrecía en el sindicalismo independiente».
Correa ha publicado en las últimas semanas en este diario varios trabajos sobre los ‘comicios’ que se están realizando en la Isla. Entre estos textos se encuentran «A la caza del delegado de dos barrios pobres» y «Los vigilantes se sienten ahora vigilados».
Este último sobre «los roles invertidos» de los otrora «compañeros» que tuvieron una vida de entrega a la «causa revolucionaria», que incluía preservar los bienes del Estado, combatir el desvío de recursos y el mercado negro, y vigilar a los disidentes en los barrios, que hoy temen ser vistos participando en «trasiegos» como negociantes particulares.
En lo que va de año, otros cuatro periodistas de DIARIO DE CUBA han sufrido represalias.
A Yusimí Rodríguez López y Joan Manuel Núñez Díaz —cuya casa ha sido «cercada» por la policía política en tres ocasiones— el régimen les impidió salir del país en agosto. En el caso de Rodríguez López además le prohibió viajar en julio.
En junio las autoridades de Guantánamo detuvieron a Manuel Alejandro León Velázquez durante dos días, allanaron su vivienda y confiscaron dinero y sus equipos de trabajo.
Tras dos días preso, León Velázquez fue liberado bajo amenaza de ser procesado por «usurpación de funciones», por trabajar como periodista sin pertenecer a un medio oficial (los únicos legales en Cuba), «difusión de noticias falsas» y «asociación para delinquir», por su vinculación con grupos opositores.
En agosto, en Mayarí, Holguín, Osmel Ramírez Álvarez fue amenazado con prisión. Las autoridades se presentaron en el trabajo de su hermana para atemorizarla y, a través de ella, enviarle la «advertencia» al periodista.