Este sitio fue escogido para lanzar una iniciativa en un contexto dominado por la primacía de la empresa estatal socialista.
La Habana (Sindical Press) – No había reyes, nigromantes, ni imberbes duendecillos en el recinto que sirvió para delinear una nueva maniobra y no precisamente de carácter defensivo ante potenciales ataques del enemigo.
Sí, la alusión es a un castillo, pero sin indicios de reminiscencias medievales, sino a una versión minimizada, ajena a la majestuosidad de antaño y enclavado en la capital cubana.
Para ir desentrañando la historia, explico que entre los inquilinos del centro recreativo conocido como El Castillito figuraban, nada más y nada menos, que Isdalis Rodríguez Rodríguez, segunda secretaria de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y Betsy Díaz Velázquez, ministra de Comercio Interior (MINCIN), entre otros funcionarios, junto a un grupo de trabajadores designados para integrar el primer buró sindical para la atención directa de los llamados «nuevos actores económicos».
Este sitio fue la plataforma escogida para lanzar una iniciativa en un contexto dominado por la primacía de la empresa estatal socialista y un sindicalismo, adherido a los lineamientos ideológicos del partido y por tanto incapaz de cumplir un rol relevante en defensa de los trabajadores.
Fue un convite más sobre los rieles de la propaganda. Un viaje con destino al fracaso y sin apartarse un milímetro de la ruta establecida por los alabarderos de la continuidad, término que certifica el delirio de la élite en continuar acreditando, a golpe de decretos y acciones, las supuestas bondades del control absoluto del Estado sobre la sociedad y la economía.
Con la creación de la primera instancia sindical en el sector del comercio, la gastronomía y los servicios el pasado 28 de septiembre, va conformándose una estructura, anunciada en noviembre de 2023, cuyo objetivo radica en ponerle cotos a las instancias laborales no estatales. Todo al servicio del sistema vigente, sin ofrecer una verdadera libertad para producir y comercializar conforme a las reglas del mercado.
Aunque este paso era previsible, dirigido a neutralizar los esfuerzos por sortear, si no todas, al menos una gran parte de las barreras impuestas por los gestores de una revolución en declive, leer sobre su implementación profundiza el desasosiego que ya afecta a la mayoría de la población. Una población que seguirá sometida a la escasez y a los precios exorbitantes, sin opciones reales para mejorar sus condiciones de vida.
Obviamente, el propósito no es fomentar la libre competencia ni sus beneficios, como una mayor oferta y mejores precios. Más bien, se busca garantizar la lealtad a las directrices de la CTC y el MINCIN, con sus preceptos ideológicos que deben ser seguidos al pie de la letra. Los representantes de los burós sindicales actuarán como garantes de que no haya interpretaciones que se desvíen de lo establecido, y mucho menos incumplimientos que puedan derivar en multas, advertencias o el cierre definitivo del negocio.
Los 250 mil trabajadores por cuenta propia, junto a los emplantillados en las más de seis mil mipymes y quienes laboran en las 166 Cooperativas No Agropecuarias (CNA), deben estar conscientes de la inutilidad de esa sindicalización sin atisbos de espontaneidad y cuya función estará centrada en la vigilancia y el control.
Uno de los planteamientos expuestos durante el cónclave por el miembro del secretariado de la CTC, Leovanis Ávila Góngora, reveló la perversa intencionalidad de desdibujar un panorama en las antípodas de lo que sucede a diario, tanto dentro como fuera del ámbito sindical. “Hoy se constituye una estructura con mayor fuerza legal y jurídica para representar al sector no estatal vinculado al comercio, la gastronomía y los servicios, de ahí la importancia del paso que sindicalmente estamos dando”, destacó el diario Trabajadores.
La cuestión es que nada convincente y duradero se puede construir sobre los vastos terrenos de la desidia y la mediocridad. En esas zonas solo puede germinar el fracaso, antecedido por el reciclaje de monsergas tan insustanciales y fastidiosas como el humo de una fogata.