miércoles , 30 octubre 2024

El chancleteo político y la diplomacia de solar

“Sociedad civil” cuando representa al régimen en el exterior, y Brigada de Respuesta Rápida si es en Cuba la acción

La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – Nada como el chancleteo político para enardecer y soliviantar a un cotarro de simuladores que encuentran en la bravuconería, el insulto y la intolerancia, una vía de escape a sus miedos y frustraciones colectivas y personales dentro de Cuba. Poco tan estimulante como emprenderla a gritos y descalificaciones contra un adversario a sabiendas que por decencia no les responderá.

No importa si el escenario es una Cumbre de las Américas en Panamá o Perú, la reapertura de una embajada en Washington D.C., una feria porcina en Venezuela, un foro de vagos en Sao Paulo, un acto de repudio contra otros cubanos reunidos en la isla para reclamar derechos, crear un sindicato independiente u otra organización no gubernamental, o, simplemente, leer poemas, escuchar Hip hop, ver una exposición o presentar una revista literaria fuera del tutelaje estatal.

Todo lo que se geste al margen de las instituciones o sea contrario a la imagen paradisiaca que vende la revolución, es el objetivo a contrarrestar y destruir por una sociedad civil cubana oficial que, diseñada para boicotear, ofender, demonizar y agredir cualquier tipo de cuestionamiento u oposición a la política oficial, hereda lo peor y más cobarde de otras turbas organizadas en el país.

Grotescos, abusivos y oportunistas, les da igual acorralar y ofender a un grupo de mujeres y gritarle a su líder “chiva prieta” en alusión al color de su piel, que hacer tragar a otra los textos de poemas escritos a contracorriente de la revolución, arrojar excremento a la vivienda de los que se oponen al poder o golpear en un parque a quienes ejercen su derecho a manifestarse y marchar.

Pero esa imagen de indignación e incondicionalidad a la revolución que muestran muchos integrantes de esta sociedad civil progubernamental se transforma en la primera oportunidad de abandonar el país, como ha quedado recogido en las listas de cientos de miles de exiliados que un día fueron represores de la búsqueda de la libertad de que disfrutan hoy en cualquier otra nación.

Son múltiples los testimonios e imágenes de integrantes de esta denominada sociedad civil filmados en su cambio de máscara en medio de un carnavalesco “acto de dignidad” en defensa de la revolución. Algunos, antológicos, fueron grabados en vivo por la televisión cubana durante las marchas convocadas en contra de los que se querían ir o a favor de quienes deseaban volver.

Jamás olvidaré aquellas turbas cuyos miembros, después de lanzar huevos y aterrorizar en sus casas a núcleos familiares que pretendían abandonar el país durante el éxodo del Mariel, 1980, mientras desfilaban por frente a la entonces Oficina de Intereses de Los Estados Unidos, en La Habana, coreaban lemas y consignas y lanzaban pedradas contra el interior de la instalación.

Uno de sus integrantes, de quien no se apartaba la cámara para demostrar el grado de indignación y patriotismo de la población, ronco de gritar estentóreamente: ¡Carter, locota, a Cuba no se toca! ¡Carter, locota, a Cuba no se toca¡ al pasar frente a uno de los portones custodiados por la guardia cubana, se desprendió de la multitud y echó a correr hacia el interior de la SINA.

Seguido por varios que se fueron sumando en medio de la histeria de la multitud, provocaron un caos que hizo que la turba compacta la emprendiera contra ellos y cambiara de lema, ahora con la seguidilla de ¡Pim Pom fuera, abajo la gusanera! ¡Pim Pom fuera, abajo la Gusanera! ¡Que se vayan! ¡Que se vaya la escoria!, aunque muchos de los que coreaban corrieron en la misma dirección.

De ahí la falsedad de los corifeos que integran estas delegaciones –denominadas “sociedad civil” cuando representan al régimen en el exterior, y Brigada de Respuesta Rápida u organizaciones de masa si es en Cuba la acción– cuando, marcados por la intolerancia, arremeten en cualquier escenario contra quienes se manifiesten opuestos al gobierno que los azuza, viste y da de comer.

Protegidos por una diplomacia de solar que, aun de traje, cuello y corbata, no deja de calzar la chancleta política por si se hace necesario interrumpir o responder en mala forma y con poses de matonismo barato, acusan de injerencia a cuantos critiquen a la revolución o sus líderes, cuando son ellos quienes no dejan mono con cabeza al descalificar, como viejas chismosas, al rival.

Y aunque todos conocen dentro y fuera de Cuba los niveles de hipocresía y el elevado cinismo que cargan en sus miedos esta masa que actúa por temor, coacción u oportunismo, en la prensa cubana la bautizan y beatifican como una muestra heroica de unidad, compromiso y victoria por la revolución, a sabiendas de que a la primera oportunidad se marcharán de la isla a como dé lugar.

Ridículos y peligrosos al extremo, causando pena ajena a quienes los vemos desde aquí o sufrimos sus falsos desmanes en alguna ocasión, esta supuesta sociedad civil es una muestra fehaciente de la manipulación de las masas por un poder que las emplea como punta de lanza y señal de unidad de un pueblo dividido fuera y dentro del país, como un juego de yaquis tirado al azar por un ciego.

Frases, eslóganes y lemas creados con oportunismo por esta parte de la sociedad como: “Lo mío Primero”, “Con Cuba no te metas”, “Señores imperialistas, no les tenemos ningún miedo” y otras vociferadas por otros catetos del mismo jaez, están lejos de nuestra realidad y constituyen manchas en el comportamiento de una nación que corea por miedo lo que dicta el poder.

De ahí que el chancleteo político y la diplomacia de solar sean las dos caras visibles del rostro de una nación que oculta bajo un maquillaje de dignidad toda la vesania de un poder que mezcla en una sola poción de marginalidad social, a intelectuales, carretilleros, científicos, artistas, barberos y a cuanto ciudadano sienta temor o se deje chantajear para ascender sin tropiezos en la sociedad. (Vdominguezgarcía4@gmail.com)