miércoles , 30 octubre 2024
Ulises Guilarte de Nacimiento, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba y secretario general de la CTC encabeza una conferencia en La Habana en el marco del XXI Congreso. (Isabel Aguilera)

El movido interior de la cúpula sindical cubana

No todos piensan igual, aunque la mayoría son reconocidos por el consignismo y la palabra vacía hacia el movimiento obrero

La Habana, Cuba | Cuba Sindical – La Central de Trabajadores de Cuba (CTC) es una organización que, como el país, está sumida en la contradicción de la inviable ruta establecida para el desarrollo y la retórica de sus funcionarios de élite. Los miembros del sindicato oficial están acostumbrados al discurso rebuscado de sus líderes de base y poco se enteran de las batallas de sus “dirigentes” al interior del domo del poder, enzarzados en el posicionamiento de cada uno de ellos al futuro, sin la “generación histórica”. Mientras, la propaganda oficial habla sobre la unidad monolítica de una institución que incluye casi tres millones de trabajadores, más del cincuenta por ciento de ellos mujeres.

Pero otra cosa ocurre al interior de “palacio”, en estos tiempos de búsqueda de legitimidad de la mayoría de los actores políticos y sociales. Tan vieja es la “cetecé”, como se le llama popularmente, que todavía se apega a conceptos ideológicos y políticos, subordinados al partido de gobierno. Pero la misma organización comunista está ante el dilema de cómo salir de la crisis permanente, definida por el descreimiento de sus miembros, denunciado por los líderes de la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC), que dirige el preso político y conciencia Iván Hernández Carrillo.

Un estudio hecho público en el semanario digital Primavera de Cuba a principios del 2018, titulado “Quién es quién en la sociedad cubana” –y actualizado recientemente– aporta datos que permite comprender mejor los retos de los trabajadores cubanos en el intento de modernizar sus estructuras laborales y gremiales, y cómo esas tensiones se representan en la superestructura sindical.

De los aproximadamente cincuenta y nueve miembros de primer nivel de la CTC que aparecen en el estudio (y entre los que están los del Secretariado Nacional, jefe de provincias y gremios, como son los civiles de la defensa, o minero energético, entre otros), todos son miembros del partido oficial, uno es miembro del Buró Político, y dos del Comité Central. Cuarenta y cuatro son graduados universitarios. Treinta y uno son mujeres, y veintiocho hombres.

La edad promedio de estos funcionarios es de 54 años. La más joven es la Diputado por Jaruco, Ismaris Díaz (41), Secretaria General de la CTC en la provincia Mayabeque. El de más edad, es el Coronel (r) Juan Alonso (74), Secretario General del Sindicato de Civiles de la Defensa. Los “fríos” datos indican los desafíos generacionales, de género y sectores. Pero también los mecanismos de control del partido de gobierno. Todos estos altos funcionarios jóvenes o viejos, hombres o mujeres, negros o blancos, son militantes comunistas en diferentes niveles. Ello implica un control sobre la estructura sindical. También que casi la mitad de ellos sean diputados o participen en las Asambleas de gobierno de provincia refuerza la hipótesis del mandato, el doble compromiso y la subordinación.

Pero, según fuentes internas de la organización sindical, no todos tienen el mismo punto de vista, aunque la mayoría son reconocidos por el consignismo y la palabra vacía hacia el movimiento obrero. Para los “iniciados”, el enfrentamiento es latente. Esa es la razón por la que se impuso al ortodoxo Ulises Guilarte, quien ascendió a la máxima dirección obrera desde la estructura comunista en Artemisa, para controlar la CTC nacional.

Una especie de resumen sobre los análisis y discusiones de los colectivos, a partir del documento orientado por el gobierno, titulado “Bases para el fortalecimiento de la misión del movimiento sindical cubano”, saca a relucir las diferencias al interior de “palacio”. Por un lado, los liberales, donde destacan Alfredo Velázquez, del Departamento Económico, Roberto Betarte, de Asuntos laborales y sociales y Regla Aguila, del Departamento de Capacitación. Ellos proponen entre otros puntos, para ser más proactiva la labor sindical, la necesidad de realizar una reforma general de salarios, una mayor atención a los trabajadores no estatales, el redimensionamiento del funcionamiento sindical y la reconceptualización del concepto de la jubilación de los trabajadores.

Es de suponer entonces cierta contradicción entre estas propuestas y los argumentos de Guilarte, quien deja claro en cualquier encuentro que el tema de los salarios no se tocará, pues primero se debe aumentar la producción, la productividad y reducir los costos. Para Guilarte, no es necesario aumentar los salarios sino fortalecer la emulación socialista, la estimulación moral y aumentar el control sobre los colectivos obreros que no cumplen con los planes de la dirección del partido y el gobierno. Los reformistas dentro de la cetecé señalan la importancia de resolver antes el problema de la doble moneda, del mercado mayorista para los emprendedores, así como los pagos por resultados y la aplicación de mayor interacción entre las empresas estatales y las privadas, entre ellas las cooperativas no agropecuarias.

El lado conservador, dirigido por Guilarte y seguido por Marisol Fuentes, al frente del poderoso departamento de educación y propaganda, Ismael Drullet, de relaciones internacionales, y quien tributa a la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior, y el coronel retirado Juan Alonso, secretario general del sindicato de civiles de la defensa, defienden la importancia de controlar a los trabajadores no estatales como forma de sostener el peso de la CTC. Para ello, quieren incluir al sector no estatal al sistema de estimulación moral, de condecoraciones y titulos honoríficos. También sostienen la importancia de controlar la innovación y la racionalización de los trabajadores no estatales, so pena de que lo comercialicen con potencias extranjeras en detrimento del desarrollo del país.

El grupo liberal sostiene la importancia de aplicar aceleradamente algunos de los nuevos Postulados. Sin embargo, parecen haber perdido la primera batalla importante, durante el 82 Congreso de la CTC celebrado recientemente. No obstante, ante la profundización de la crisis económica y el déficit de liquidez financiera por la economía nacional, regresan a la carga en los pasillos del Edificio de la Central, pero ahora con otras ideas, como el retiro de la restrictiva Ley de Inversión extranjera, la contratación solo a través de empresas del Estado y la permisibilidad de los contratos colectivos e individuales, para aumentar el peso de las inversiones en la economía nacional inversiones.