jueves , 26 diciembre 2024

El sindicalismo como soporte de una revolución fracasada

Los trabajadores cubanos continuarán empobreciéndose en entornos laborales deficientes, sin derecho a huelga y recibiendo pagos irrisorios por sus labores.

Pittsburgh (Sindical Press) – La ortodoxia izquierdista no pierde tiempo en reforzar los puntales de un proyecto que tiene a los sindicatos en la vanguardia de una agenda  entre cuyas premisas aun sobresale el antinorteamericanismo, el predominio de la hegemonía del estado, las ideas populistas y el uso de los postulados de Marx y Lenin como soporte ideológico fundamental.

Esta vez La Habana ha sido la plataforma para robustecer las fuerzas que se oponen al denostado neoliberalismo y mantienen el recelo hacia las instituciones democráticas, al servir como sede de la VII Pasantía Sindical Internacional con el apoyo de la Federación Sindical Mundial (FSM), de tendencia comunista, con sede en Grecia y a la cual pertenecen decenas de sindicatos de los cinco continentes.

El evento, auspiciado por la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC) comenzó el 22 de abril y culminará el 3 de mayo. De acuerdo a informaciones dadas a conocer públicamente será un espacio para “analizar y debatir los desafíos que enfrentan los trabajadores en el contexto global en constante cambio”.

Supone una broma de mal gusto la afirmación que los poco más de 120 delegados de ocho países de América Latina, el Caribe y Estados Unidos se reúnan con el fin de contribuir al “fortalecimiento del sindicato en la defensa de los derechos laborales”.

No tiene sentido que esto acontezca en un espacio donde la institucionalización de las violaciones a tales prerrogativas es un hecho reflejado en un prontuario de incidencias a observar en informes y documentos de organizaciones internacionales tales como el Comité de Libertad Sindical (CLS) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Relatoría Especial sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (REDESCA).

Las dos últimas entidades, adscritas a la Organización de Estados Americanos (OEA), realizaron una pormenorizada exposición del asunto el pasado año. Los detalles reflejados en el informe en cuestión, avalan la inexistencia de un clima favorable para el pleno desarrollo de los trabajadores tanto los que laboran en el sector estatal (la mayoría), como los que han elegido otras opciones, con cierta autonomía.

En este orden, habría que mencionar los señalamientos y recomendaciones del CLS emanados del previo análisis de un contexto, descrito en las denuncias enviadas por la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC), cuyos integrantes son sometidos a una permanente vigilancia y hostigamiento por sus actividades a favor de un sindicalismo libre.

Este tipo de celebración, en un escenario cada vez más crispado en el plano económico y social, donde el salario promedio mensual no llega a los diez dólares, los indicadores de la inflación no dejan de crecer y el valor de la moneda oficial cae a un ritmo vertiginoso, merece un repudio total.

Se sabe que en cada encuentro no faltará el embargo como chivo expiatorio ante tantas desgracias existenciales, cuando la raíz del problema es la imposición de una doctrina con sobradas evidencias de su incapacidad para generar riquezas y esperanzas en un futuro mejor, más allá de los caprichos de los mandamases de vender humo y musicalizar el desastre con aplausos y consignas.

En el 2010, el propio Fidel, en una arranque de sinceridad inconsciente, admitió que el modelo no funcionaba.

Por más que trató de enmendar su alegato con un galimatías, no tuvo éxito. La aseveración respondía a la cruda realidad de un sistema ineficiente y corrupto.

Así que otra acción, como la que tiene lugar en La Habana, no detendrá el desastre provocado por la centralización a ultranza.

Los trabajadores cubanos continuarán empobreciéndose en entornos laborales deficientes, sin derecho a huelga y recibiendo pagos irrisorios por sus labores.

Es imposible fortalecer un cadáver como lo es la revolución cubana. Por meras cuestiones sanitarias, urge el entierro.