Los artistas y pequeños empresarios vinculados al proyecto ven ventajas en trabajar con el Estado, pero desde el sector privado.
La Habana (DDC) – Pequeñas empresas privadas y artistas particulares cubanos se encargan de la restauración del habanero Paseo del Prado, contratados por la Oficina del Historiador de la Ciudad, según publica AP.
Dicha oficina habría comenzado meses atrás la renovación de la icónica avenida, deteriorada por el paso de los años y la falta de mantenimiento, con obreros y empleados estatales. Sin embargo, ahora esa labor ha quedado en manos de cubanos pertenecientes al sector privado, lo que resulta inédito en Cuba para un proyecto público de tal envergadura.
«La Oficina del Historiador es pionera en usar este tipo de fuerza de trabajo. En el caso del Paseo del Prado todos son particulares», expresó a AP Mariela Mulet, jefa de la Unidad Inversionista Prado de dicha institución. «Son muy profesionales».
«Lo novedoso es que estamos trabajando en absolutamente todo», señaló Mulet en referencia a la restauración del suelo de granito, los muros de piedra, los bancos de mármol, las farolas de hierro y se espera sustituir todo el sistema eléctrico del alumbrado público. Además, está en marcha un estudio con el Jardín Botánico para reponer plantas que fueron enfermando.
Mulet indicó que el presupuesto para la intervención inicial de las primeras cuatro cuadras del arbolado Paseo del Prado —entre Neptuno y Colón— hasta julio será de unos 14 millones de pesos cubanos (casi 600.000 dólares al cambio oficial).
Los artistas y pequeños empresarios cubanos vinculados al proyecto ven ventajas en trabajar con el Estado, pero siendo parte del sector privado.
«Independiente de que podamos trabajar con residencias y hostales, para negocios como el nuestro, trabajar con el Estado es tener acceso a un conjunto de obras de mayor envergadura. Estamos hablando de parques, de edificios gubernamentales», declaró Javier Amador, ingeniero de 30 años y socio de Watt Electric, a cargo de instalar toda la iluminación para el renovado Paseo del Prado.
Watt Electric nació en la década pasada como un grupo integrado por tres trabajadores, que realizaron las instalaciones de electricidad en El Capitolio.
Tras la aprobación, en septiembre de 2021, del Decreto-Ley 46, que permite la creación de micro, pequeñas medianas empresas (MIPYMES), los integrantes de Watt Electric están en trámite para formar una PYME. Eso les permitirá tener un estatus jurídico claro, ofrecer garantías y exportar o importar, aunque estas dos últimas actividades solo podrán llevarlas a cabo a través de empresas estatales.
Recientemente, el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, ratificó que el Estado cubano no soltará el monopolio del comercio exterior y recordó que, durante el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), en abril de 2021, Raúl Castro reiteró que el comercio exterior seguirá siendo monopolio del Estado.
El ministro también puso en duda que las empresas privadas estuvieran listas para importar y exportar «eficientemente». Sus palabras, que contrastan con la profesionalidad que la inversionista Mulet reconoce en los trabajadores del sector privado que restauran el Paseo del Prado, evidencian que el Gobierno decide para qué está apto el sector privado cubano, en dependencia de sus intereses.
«Nosotros lo vemos como una oportunidad, una esperanza para los jóvenes que estamos aquí intentando llevar un modelo de negocios exitoso y construir algo», agregó Amador, mientras dirigía a media docenas de obreros que se trepaban a un andamio para arreglar una farola del Paseo del Prado al cual ellos pondrán toda la iluminación.
«Hasta ahora el resultado se ve bastante bien», dijo a la AP Henry Valdés, restaurador y artista independiente de 40 años mientras miraba de reojo las acciones sobre los pisos con flores de granito de la avenida que realizaban una decena de obreros a su cargo.
«En mi experiencia, trabajé en empresas estatales, y es mejor como particular, porque a veces muchas soluciones las buscamos nosotros mismos», agregó Valdés, para quien la posibilidad de tomar decisiones descentralizadas sin depender de tanta burocracia le da operatividad a la labor.
Como en Cuba el mecanismo de licitación apenas se usa, para la renovación del Paseo del Prado la Oficina del Historiador llamó a los emprendedores que habían mostrado buenos resultados en los arreglos previos como los del Capitolio, explicó Mulet, la jefa inversionista estatal.
«El hecho de que haya pequeñas y medianas empresas hace que se incremente la cantidad de oferentes (…) lo que garantiza más competencia y eso redunda pues en más calidad y eficiencia», explicó a la AP el economista cubano y profesor de la Pontificia Universidad Javeriana en Cali, Colombia, Pavel Vidal, quien indicó que en el mundo los contratos con el Estado suelen ser «muy lucrativos» y además permiten a las economías en crisis, como la cubana, generar dinámicas de desarrollo.
También, explicó Vidal, le da la oportunidad al naciente sector privado cubano de «ganarse su puesto» y demostrar que sirve para dar soluciones efectivas en una sociedad que durante décadas estigmatizó a la iniciativa particular en el marco de un modelo fuertemente centralizado.
Sin embargo, señala AP, las medidas gubernamentales que permiten a más personas incorporarse a pequeñas empresas o iniciar emprendimientos propios no han podido detener la estampida de cubanos —principalmente jóvenes y profesionales— que, mediante salidas legales o ilegales, buscan mejorar sus vidas en otros países.
El Paseo del Prado fue trazado en 1772 cuando Cuba era todavía una colonia española, y fue remodelado en 1928 por el arquitecto francés Jean-Claude Nicolás Forestier. Entonces, se convirtió en una de las arterias más importantes de la ciudad.