viernes , 22 noviembre 2024

En caso de revueltas, los periodistas independientes son objetivo prioritario de los militares cubanos

Las FAR consideraban que los grupos más activos en las protestas eran los periodistas independientes y los miembros del MCL

DDC | La Habana | En caso de protestas masivas contra el Gobierno en Cuba, los periodistas independientes serán el primer objetivo a inmovilizar, indicaron documentos utilizados por las Fuerzas Armadas durante los ejercicios militares Bastión 2016, a los que tuvo acceso DIARIO DE CUBA.

Los ejercicios Bastión son situaciones de combate ficticias, simulacros contra eventos imaginarios creados a partir de lo que los militares consideran peligros posibles. Las indicaciones contemplan una serie de objetivos a cumplir para alcanzar la «victoria». El acceso a los documentos que describen todo esto es restringido. Los oficiales de menor gradación y los soldados no reciben toda la información.

«Los derechos humanos son para algunas ocasiones». La frase, pronunciada por un capitán, pareciera resumir la visión general de la Fuerzas Armadas.

El tradicional «enemigo norteamericano» también se mencionaba en los documentos de Bastión 2016, pero en esa ocasión se señaló a los periodistas independientes como la «amenaza número uno».

«Es una cosa que viene hablándose desde hace rato», comentó un mayor de las FAR al respecto. «Los periodistas son un arma que puede hacer mucho daño, desprestigiar al Gobierno. Internet es una herramienta muy fuerte de propaganda».

En la situación de combate imaginada, las «dificultades económicas» habían desembocado en manifestaciones en todo el país. El corte del suministro petrolero de Venezuela, por las serias dificultades internas causadas en ese país «por el imperialismo», había sido uno de los detonantes. Las manifestaciones serían aisladas al inicio, después se irían generalizando. Los jóvenes serían los más activos manifestantes, por ser «más susceptibles a la propaganda enemiga».

Aunque se presentaran como protestas pacíficas y nacionalistas, atacarían la imagen de los órganos del Estado y de los líderes de la Revolución. Habría brotes de violencia en barrios como Centro Habana, La Habana Vieja y el Cerro, en los que se romperían vidrieras y habría saqueos.

El plan general de respuesta en los documentos incluía cortar las rutas de comunicación para poder aislar las protestas y que no aumentara el número de participantes.

Pero «en todo momento los periodistas independientes serían el primer objetivo», confirmó el mayor. «Ellos serían los que transmitirían al mundo una imagen de que el Gobierno cubano no cuenta con el apoyo del pueblo y está masacrando a la población. La orden sería arrestarlos o impedir su labor subversiva».

Los documentos a los que tuvo acceso DIARIO DE CUBA no incluían ninguna orden de disparar contra manifestantes. Sin embargo, algunos párrafos hacían referencia a «muertes accidentales» en las protestas. Uno de ellos alertaba que eran los manifestantes los causantes de los incidentes.

«Decía que oficiales del MININT estaban combatiendo las manifestaciones vestidos de civil», aclaró otro oficial que leyó el documento. «Nunca se especificaba cual había sido el incidente, solo que había muertos».

Las FAR consideraban en su guión para el simulacro que los grupos más activos en las protestas eran, en primer lugar, los periodistas independientes y los miembros de Movimiento Cristiano Liberación. Aunque ellos no las dirigían, era importante «inmovilizarlos» en las primeras horas.

Finalmente, el pueblo de Cuba «comprendía las manipulaciones imperialistas», recobraba la «confianza en su liderazgo histórico» y grandes marchas de apoyo a la Revolución se daban en todos los rincones del país.

Este guión expresa los criterios que se manejan dentro de las Fuerzas Armadas, por lo que los crecientes ataques contra periodistas independientes en Cuba y las trabas puestas en todo momento a su trabajo no pueden ser vistos como mera coincidencia.

Su trabajo, aunque en ocasiones no pueda llegar a todos los cubanos dentro de la Isla, es considerado una amenaza por el Gobierno, hasta el punto de convertirlos en objetivo militar.