miércoles , 30 octubre 2024

En Cuba, el sector privado crea dos veces más empleos que el Estado

Madrid (14ymedio) – El sector privado creó en Cuba casi el doble de empleo en 2022 que el estatal. El número de nuevos ocupados ascendió a 226.704, de los que 79.912 fueron públicos frente a 146.792 en «otras formas de gestión», según datos ofrecidos en el balance anual analizado este martes con presencia del primer ministro Manuel Marrero, que pidió «una mirada diferente» teniendo en cuenta «los retos que impone la dinámica demográfica».

Según el informe presentado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la ocupación asciende a más de 4.653.000 trabajadores, aunque habrá que precisar la cifra, pendiente de un estudio de ocupación anunciado este lunes con el que se pretende conocer «las magnitudes y estructuras de la población económicamente activa».

En el documento, se aclara que asciende a un 39% el porcentaje de mujeres ocupadas, 34.000 más que en 2021. El mayor número de empleos femeninos se creó en el sector de actividades directas en la producción y la prestación de servicios en los sectores estatal y no estatal, «con impacto favorable de los empleos generados por el sector privado».

Los datos, sin embargo, revelan –como argumentó Ariel Fonseca Quesada, director nacional de Empleo – una brecha de género, ya que un 34% de mujeres no tienen trabajo remunerado, especialmente entre madres que se ocupan del cuidado de los hijos o los mayores, agregó sin desglosar el dato.

También se ofreció la cifra de quienes no tienen ningún tipo de vínculo laboral, cantidad que asciende ahora a 172.069 personas y que coincide con el problema señalado por Marrero, que indicó que muchas plantillas están vacías por falta de personal cualificado, problema que propuso solucionar a través del pluriempleo.

El primer ministro criticó algunas otras cuestiones que se dan en el ámbito laboral, entre ellas el empleo no pagado a jóvenes con el argumento de que son prácticas, la baja penetración del teletrabajo más allá de la pandemia o el empleo informal, contra el que, insistió, que es preciso luchar.

«No se trata de establecer ahora una persecución, sino una identificación para poder proteger al trabajador y exigir que el empleador asuma las responsabilidades que le corresponden», expuso.

En el extremo contrario estaría el caso señalado por Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, que censuró el «subempleo», un mal que azota fundamentalmente al sector que depende del presupuesto estatal y da trabajo a personas que cobran un salario sin una labor concreta que realizar. Gil lamentó que los salarios no sirvan para cubrir las necesidades de los trabajadores, aunque a su labor como titular del área cabría suponer la aportación de soluciones.

En la reunión se abordaron otras cuestiones relacionadas con la asistencia social, como la situación de las mujeres con hijos que no pueden incorporarse al mercado laboral porque no tienen quién cuide a sus hijos. Según el primer ministro, la ampliación de los cuidados infantiles a través de las «casitas» no ha servido de mucho, ya que su cobertura es ínfima.

Además, se anunció la creación de «trabajo social» como carrera universitaria «sobre la base de una teoría cubana, que en nada se parece a la de otros países, porque parte de nuestro modelo-país, en el cual prima la justicia social», una explicación que poco aclaraba sobre el contenido y en qué se diferencia de la profesión en otras naciones.

Los dirigentes cubanos abordaban en esta reunión un problema de primera magnitud para el futuro del país, que enfrenta bajas tasas de natalidad, una gran longevidad y una masiva emigración de las personas en edad laboral, responsables del sostenimiento del Estado y las pensiones. Pero los cubanos tienen la sensación de que más allá de las palabras lo que faltan sistemáticamente son los cambios.

«Sigue el discurso político, las exhortaciones, pero no se dice nada de la caída del poder adquisitivo del peso cubano, de que los pensionados y muchos trabajadores no pueden cubrir el costo de la canasta básica con sus ingresos, nada se habla de pobreza. ¿Entonces qué hacemos los pensionados que trabajamos por nuestra Cuba, la defendemos, cortamos caña y estuvimos en movilizaciones agrícolas y militares? Nada de eso y las medidas a adoptar para solucionarlo se habla en público, se obvian esos problemas que tanto nos golpean. Nosotros soportamos el ajuste macroeconómico que se ha mencionado, y que tampoco es público su alcance», escribió un lector en Cubadebate.