Conociendo que inspectores y policía imponían multas o retiraban licencias a infractores, los vendedores optaron por no ir a los mercados.
Rolando Cartaya | El diario estatal 5 de septiembre, de la provincia cubana de Cienfuegos, ha constatado que el tope de precios de productos agrícolas que impusieron las autoridades a partir del pasado lunes ha tenido el mismo efecto que en otros lugares del país donde se ha tomado una medida similar: tarimas de venta casi vacías.
“Ante el anuncio del tope de precios de los productos agrícolas en Cienfuegos, era predecible la retirada masiva de los carretilleros, vendedores ambulantes y otros gestores, en desafío al acuerdo del Consejo de la Administración Provincial”, lamenta el periódico.
“Al inicio de la semana, no solo los espacios regularmente ocupados por los trabajadores por cuenta propia estaban deshabitados; en los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE), placitas y puntos de venta, tampoco se apreció el respaldo esperado”.
La medida fue anunciada la semana pasada como una “respuesta a la sensible reducción de esos renglones alimentarios a consecuencia de las afectaciones provocadas por el huracán Irma y las frecuentes lluvias en el territorio de Cienfuegos».
Los límites impuestos a los precios de 18 productos del agro en los Mercados Agropecuarios Estatales y a 39 en los mercados de oferta y demanda y venta callejera (carretilleros) dejaron con apenas malanga y chopo a un punto de venta en el reparto Pastorita.
“La distribución está floja y tengo malanga y chopo nada más; ahora me entró frutabomba, naranja agria y cebollino. Nos abastece el municipio de Palmira, una vez a la semana si acaso. Pero ustedes saben cómo es la gente, no ven carretilleros, no ven nada por ahí y aquí no han traído nada”, dijo a los reporteros Juan Carlos Acosta Alonso, administrador del Punto de venta 32 del MAE de Pastorita.
Una cliente que vive en esa vecindad se quejó: “La única placita medio surtida es esta y casi no le traen nada. Estamos muy de acuerdo con las rebajas de precios, pero ¿dónde están los productos?”
“Los llamados mercados de oferta y demanda prácticamente han desaparecido los productos de las tarimas, salvo raras excepciones. Los carretilleros se han esfumado como por arte de magia. Si le sumamos que un grupo de mercados estatales están en reparación y el desabastecimiento de otros, entonces se apreciará cómo la carencia de productos se ha incrementado”.
Similar situación se confrontaba en otros mercados:
“Los productos más estables en los últimos días han sido yuca y boniato. Además, hemos tenido arroz, harina integral, frijoles negros y colorados, chícharo; ninguna hortaliza ni frutas. No hay col, no hay ají, no hay pepino, no hay acelga, no hay lechuga, no hay tomate…”, dijo Inés Reyes Hernández, administradora del MAE de Reina.
Por su parte Rafael López Mederos, administrador del MAE de La Calzada admitió: “Hoy no tenemos productos, llegaron en un momento en que no ha habido nada, pero esta mañana había yuca, boniato, frutabomba, y se acabó. Es que somos muchos mercados en Cienfuegos”.
Conociendo que inspectores del gobierno y la policía fueron encargados de hacer cumplir la medida imponiendo multas e incluso retirando las licencias a los infractores, los vendedores optaron por no concurrir con sus producciones a los mercados. Una reacción similar se ha observado con los topes de precios a los privados en La Habana, tanto a los que venden productos del agro como a los taxistas (boteros).
En Sancti Spiritus, en dos semanas, los operadores de 114 puntos de venta de cooperativas, empresas y agricultura urbana, cerraron en la provincia. Otros escondían sus mercancías, cambiaban horarios o cobraban precios no marcados.
Economistas como Pavel Vidal y Armando Nova Gonzalez han criticado la medida, avalada por el Séptimo Congreso del Partido Comunista, para tratar de frenar la inflación de los precios en productos de alta demanda.
Nova, del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional perteneciente a la Universidad de La Habana, señaló que los topes solo lograron que se multiplicara el valor de los productos casi al doble en algunos lugares de ventas, mientras que en otros mercados privados los precios llegaron a ser hasta dos veces y medio más caros.