jueves , 18 abril 2024
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, conversa con Miguel Díaz-Canel, en New York el pasado septiembre. (EFE)

¿España en Cuba? ¡Hasta el último Euro!

La Habana | Tempranamente, el dictador Francisco Franco, alabó al nuevo tirano insular y lo consideró “el joven caudillo de las Américas”. De ahí para acá poco cambió en las relaciones entre Cuba y España. Salvando la diferencia, están los años críticos de Felipe González y el periodo de José María Aznar, unos quince años en total, en que cada uno de ellos, González y Aznar, con mecanismos diferentes, no le pararon bola a la dictadura.

Pero luego, con Zapatero, Rajoy y ahora Sánchez la penetración de las multinacionales españolas volvió cínica la actitud de las oficinas de Cárcel # 51, donde tiene su despacho el embajador Juan Fernández Trillo, principal beneficiado de la visita del canciller Josep Borrell, además del presidente cubano puesto a dedo, pues será el primer diplomático en visita oficial luego de la asunción de la nueva estructura de gobierno en el archipiélago.

España no supera el síndrome de la pérdida de Cuba como colonia, en 1898. “Más se perdió en Cuba” sigue como frase de consuelo entre los ibéricos. Así es y así será, por lo menos en lo que se ve a la vista, ahora que Borrell hace su visita de rigor al archipiélago. El canciller del reino viene a La Habana a mostrar su profundo apoyo a la dictadura comunista de tres maneras explícitas. Con el viaje en sí y su reunión con el presidente puesto a dedo, con la defensa de sus intereses neocoloniales –léase hoteleros y demás– y con la omisión a encontrarse con la sociedad civil alternativa, víctima del terrorismo de Estado.

El asunto dramatiza, toda vez que Borrell asumirá el 1 de noviembre como Alto Representante de Asuntos exteriores de la Unión Europea, lo que lo pone un punto más arriba, de su actual situación, y no hay duda de que seguirá la actitud de su antecesora de nefasta recordación, con su hipócrita tesis “Cuba es una democracia de partido único”.

Las tareas fundamentales de Borrell en La Habana deben ser dar seguridades a la dictadura de continuar la guerrita contra el capítulo III de la Ley Helms Burton, rediviva versión de la batalla naval de Santiago de Cuba, donde en vez del terco Almirante Topete, aparece el canciller del reino. Y en vez del Almirante Sampsom, el Secretario de Estado Mike Pompeo.  Se está jugando la visita de los Reyes de España, a mediados del próximo mes, y el encuentro del Monarca Felipe IV, con los sangrientos dictadores de Venezuela, Nicolás Maduro y Nicaragua Daniel Ortega, durante las actividades por la celebración del 500 aniversario de la fundación de La Habana.

Activistas prodemocráticos cubanos denuncian el posicionamiento de Madrid hacia la constante violación de los derechos humanos de la dictadura. Las Damas de Blanco pidieron un encuentro con el presidente Sánchez durante su visita en el 2018 y ni se les respondió tan siquiera, mientras el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), mantiene una encendida ofensiva a las posiciones pro-dictadura de los gobiernos españoles, que dicen estar comprometidos con la promoción y defensa de los derechos humanos, prioridad de su política exterior y de cooperación internacional. Pero, como se dice en castellano, “no lo cree ni la madre que los parió”. Porque conjuntamente aseguran los jovenazos de la Moncloa, “España no va a abanderar las líneas duras de las sanciones”, referencia directa a la actuales políticas antidictadura del concilio internacional liderado por los norteamericanos.

No por gusto la oposición democrática, que sufre de más de cien presos políticos, más de doscientos líderes impedidos de viajar al exterior, además de los secuestros y detenciones arbitrarias, consideran que no se debe confundir una supuesta política de línea dura con la firme defensa de los derechos humanos y los valores democráticos que deberían ser un fin en sí mismo como pilares fundamentales del gobierno español y de la Unión Europea. 

Atrás quedó el encuentro a puertas cerrada entre la Unión Europea y la dictadura comunista. Segundo diálogo formal sobre derechos humanos en Bruselas, en virtud del criticado acuerdo sobre diálogo político y cooperación. Ese primer pacto bilateral, luego de la posición común tras el derribo de los aviones de Hermanos al Rescate en 1996, fue suscrito en el 2016, y puso fin a dos décadas de enfrentamiento a la dictadura.  A la reunión de marras no fueron admitidas organizaciones independientes cubanas, que con razón consideran la posición de la UE como de doble rasero.

España y Europa, se sorprendieron en el 2014 cuando Castro II restableció relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, y el avance de la política Obama, y los intereses comunistas en “mejorar” su relación con el vecino del norte pusieron outside los intereses del viejo continente.  Por eso ahora, como en 1898, España en la siempre fiel isla de Cuba, está dispuesta a gastar, hasta el último hombre y el ultimo Euro, aun y a costa de los valores universales. | julioaleaga@gmail.com