domingo , 24 noviembre 2024
Reunión de la Alianza Democrática Sindical en la 108 CIT de la OIT, Ginebra junio 2019.

Intervención de la ASIC en la reunión anual de la ADS durante la 108ª CIT

Emilio Gottardi, miembro ejecutivo de la ASIC, se dirige a otros miembros de la ADS durante la 108ª CIT, durante la reunión anual de la ADS durante la 108ª Conferencia Internacional del Trabajo. Ginebra, Suiza 13 de junio 2019.

Apreciados colegas:

Lo primero que queremos expresar a nombre de la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC) es nuestro profundo agradecimiento por la solidaridad que hemos recibido de la ADS y de sus organizaciones filiales. Estamos orgullosos de haber formado parte de su congreso fundacional.

No comprendemos cómo importantes sectores del movimiento sindical internacional apoyan sin reserva un régimen como el cubano, represivo, sanguinario, violador sistemático de los derechos humanos y laborales fundamentales, que además persigue, hostiga y encarcela a los activistas del sindicalismo independiente  

Un régimen que ha creado para el control social, un sindicalismo oficial, brazo ortodoxo e implacable del Estado y que actúa como un departamento estructural de Partido Comunista de Cuba contra las libertades políticas y sindicales.

Más concretamente, condenamos la complicidad que, con regímenes como el cubano, nicaragüense y venezolano, manifiesta de manera ostensible y militante la Confederación Sindical de las Américas, organización que pretende imponer su anacrónica ideología, a contracorriente del sentimiento de la gran mayoría de los trabajadores y sus organizaciones en Las Américas.

Queremos denunciar aquí ante este importante foro, que la represión y la persecución contra nuestro movimiento se ha arreciado en su intensidad y amplitud. Los atropellos y detenciones arbitrarias se multiplican y las amenazas incluyen con frecuencia a los hogares de los activistas.

Aquí deberían estar presentes Iván Hernández Carrillo, secretario general de ASIC, y Alejandro Sánchez Zaldívar, vicesecretario general. Sobre el primero existe la prohibición expresa y absoluta de salida del país desde hace más de 4 años. A Sánchez Zaldívar es la tercera vez que en el propio aeropuerto le impiden abordar el avión para cumplir tareas sindicales internacionales.

Esto es práctica común, pero no deja de sorprender el cinismo y el descaro de prohibirle viajar, violando los más elementales principios de la libertad sindical, para participar en esta Conferencia y en la conmemoración de los 100 años de la OIT.

El castro-comunismo ha sumido a nuestro país en los más altos niveles de pobreza y represión a los que se pueden someterse a una nación.

Una Isla que tiene todos los recursos humanos y naturales para estar en los más altos niveles de desarrollo de la región, fue sometida a la miseria y a la dependencia.

Primero dependía de los soviéticos y ahora de Venezuela. Cuando cayó la URSS se produjo una pronunciada crisis económica y social, calificada por la cínica retórica de Castro como “Periodo Especial”. Todos los índices sociales y económicos llegaron a niveles alarmantes, la represión recrudeció y hasta se oficializó la prostitución y se estimuló el más despreciable de los turismos.

Hoy, con la caída y el desastre ocurrido en Venezuela, y del cual los dictadores cubanos son coprotagonistas, se repite la situación. El pueblo nuevamente enfrenta el desabastecimiento, penurias y opresión y la angustia de poder avizorar un futuro más o menos previsible.

La crisis del modelo cubano, sus fracasos económicos, el ejercicio totalitario del poder, el cercenamiento de las libertades, son estructurales e intrínsecos al régimen. Nada varía con paños calientes. Por eso toda reforma –por moderada que haya sido– que se ha pretendido influenciar desde afuera ha fracasado.

Se procura reeditar la guerra fría y se le impone un guión idéntico a Venezuela y a Nicaragua.

El régimen cubano procura reeditar la guerra fría y le impone un guión idéntico a Venezuela y a Nicaragua. Se radicaliza y se estimula la megalomanía de Putin y el expansionismo chino. Buscan aliados como los de las satrapías de Turquía e Irán y se les llama a establecerse en el país con la pretensión de convertir al Caribe en el teatro de operaciones del conflicto entre potencias, con el fin de mantenerse en el poder y conservar sus groseros privilegios. Reprime al máximo a la población y muy particularmente a las expresiones organizadas de la sociedad que luchan por la democracia y el Estado de Derechos.

Desacata las conclusiones y recomendaciones de la OIT, como en el caso 3271 que presentamos ante el Comité de Libertad Sindical, y se burla de los organismos garantes de los derechos humanos, ciudadanos y laborales, regionales y mundiales.

Llamamos a la Comunidad Internacional a que no continúe dando sus espaldas al drama cubano. Actitudes realmente alcahuetes han costado muchas vidas, sufrimiento y opresión a nuestro pueblo.

Urgimos que todo acuerdo de cooperación o comercial bilateral o regional con el Gobierno de Cuba se haga bajo la estricta exigencia de la plena vigencia de los derechos del pueblo y los trabajadores. No es verdad que pueda conseguirse la apertura del régimen dándole concesiones, sin condicionamientos.

Denunciamos asimismo a las empresas multinacionales con operaciones financieras y económicas en la Isla, las cuales en sus países de origen y en otros países industrializados donde operan observan los derechos humanos, laborales y ambientales, y publican y proclaman sus compromiso con las sustentabilidad y la responsabilidad social, mientras en Cuba lucran de manera grotesca, aprovechándose y asociándose con las empresas estatales castristas, en base a leyes y reglas laborales discriminadoras, esclavistas y violadoras de derechos tan elementales como el salario, el cual le es sustraído literalmente del bolsillo al trabajador para aumentar las arcas del régimen y de sus aparatos represivos. Y también para el lucro de las empresas y sus accionistas.

Las grandes cadenas hoteleras que operan en nuestro país lo hacen bajo condiciones de discriminación racial y política, con reglamentos disciplinarios que penalizan sumariamente a cualquier trabajador por mínimas circunstancias.

Llegará muy pronto el día que tendrán que presentar cuenta de sus acciones a la sociedad y a los trabajadores de Cuba.

Muchos celebran con razón el avance social que han significado los 100 años de existencia de la OIT. Nosotros no podemos sino enardecernos al comprobar que esos derechos, esos avances laborales y sociales generados por la OIT, no han cruzado en 60 años las fronteras de nuestra Isla.

Lamentamos también la hipocresía que pretende hacer de Cuba una especie de nación mutante, donde esos sagrados derechos se expresan curiosamente de otra manera, que su sistemática violación no es tal, sino que allí los derechos universalmente reconocidos tienen otro significado.

Defendemos la universalidad de las normas del trabajo y el derecho inalienable de luchar por vivir en libertad, obtener condiciones de trabajos y remuneración decente y adecuada, por la justicia social y por el fin de los privilegios de la élite gobernante.

Muchas gracias.