La restricción afecta especialmente a descendientes en América Latina que la usaban para vivir y trabajar legalmente en la UE.
(Agencias) – El gobierno italiano, liderado por Giorgia Meloni, aprobó un decreto-ley que transforma las reglas para obtener la ciudadanía por derecho de sangre (ius sanguinis), restringiendo su impacto directo en el mercado laboral. La nueva norma limita la ciudadanía automática a hijos y nietos de ciudadanos nacidos en Italia, excluyendo a bisnietos y generaciones posteriores, una medida defendida por el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, para frenar el uso “oportunista” del pasaporte italiano. Sin embargo, esta decisión genera un debate laboral con argumentos a favor y en contra.
La restricción en la concesión de la ciudadanía afecta especialmente a descendientes de italianos en América Latina (como Argentina, Brasil y Venezuela), quienes utilizaban la ciudadanía italiana para vivir y trabajar legalmente en la Unión Europea sin restricciones. Ahora, al no cumplir con los nuevos criterios, estas personas perderán el acceso automático al mercado laboral europeo y enfrentarán mayores obstáculos para obtener permisos de trabajo.
Antes, cualquier descendiente de italiano podía obtener la ciudadanía sin importar la generación y, como ciudadano de la UE, vivir y trabajar sin necesidad de trámites adicionales. Ahora, los bisnietos y generaciones posteriores quedarán excluidos de este derecho y necesitarán permisos especiales para trabajar en Europa.
Sin la ciudadanía italiana, los afectados tendrán que solicitar visas o permisos de trabajo en la UE como cualquier extranjero extracomunitario. Esto los coloca en desventaja, ya que los países europeos aplican restricciones migratorias y otorgan permisos según necesidades laborales específicas. Aunque el Decreto Flussi 2025 ofrece 181.450 permisos para extranjeros no comunitarios en sectores como agricultura, turismo y cuidado doméstico, el proceso es complejo y las cuotas son limitadas, lo que no compensa la pérdida de acceso automático al mercado laboral europeo.
Procesos más lentos y restrictivosA partir de 2026, las solicitudes de ciudadanía se centralizarán en el Ministerio de Asuntos Exteriores (Farnesina), lo que podría aumentar los tiempos de espera y complicar aún más el acceso a la ciudadanía y, por ende, al trabajo en Europa.
El gobierno argumenta que esto permite un mayor control del mercado laboral, priorizando el empleo local y regulando la entrada de trabajadores extranjeros según las necesidades económicas. Al reducir la competencia de quienes obtenían la ciudadanía sin vínculos reales con Italia, se busca proteger a los trabajadores italianos y de la UE, especialmente en sectores sensibles.
Uno de los factores que ha impulsado estas restricciones es el alto número de casos de fraude en la obtención de la ciudadanía por ius sanguinis. Durante años, han proliferado redes que facilitaban documentos falsificados o pruebas de linaje cuestionables para obtener pasaportes italianos, principalmente en América Latina. Esto llevó a miles de personas a adquirir la ciudadanía sin cumplir con los requisitos reales, lo que, según el gobierno, generaba un acceso descontrolado al mercado laboral europeo. Las nuevas medidas buscan frenar estas prácticas y garantizar que solo aquellos con un vínculo auténtico con Italia puedan beneficiarse de la ciudadanía.
Asociaciones de emigrantes y expertos laborales advierten que Italia podría agravar su escasez de mano de obra. Con un envejecimiento poblacional y vacantes críticas en sectores clave, cerrar esta puerta a descendientes jóvenes y motivados podría limitar el talento disponible, frenando el crecimiento económico en un momento donde los permisos alternativos no son suficientes.
La medida, que redefine la relación entre ciudadanía y trabajo, ha encendido el debate sobre cómo equilibrar la protección del empleo local con las necesidades de un mercado laboral en crisis. Mientras el gobierno insiste en su enfoque regulatorio, las críticas señalan que Italia podría estar sacrificando una solución práctica a sus desafíos demográficos y económicos.