jueves , 21 noviembre 2024
Asamblea de la CTC en Santiago de Cuba, 2016.

La apatía obrera hacia los sindicatos oficialistas

La Habana, Cuba – Todo aquel que haya pertenecido a un sindicato de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC) puede dar fe de la apatía de los trabajadores hacia esos gremios.

Esa desidia provoca que en empresas y entidades los trabajadores más capaces y mejor preparados para ocupar responsabilidades en las secciones sindicales eludan esos cargos de dirección, y en consecuencia las responsabilidades vayan a parar a personas menos idóneas pero a menudo comprometidas políticamente o con menos habilidades para rechazar un cargo ante una asamblea.

Con cierta frecuencia, por ejemplo, vemos que, en un centro de investigación repleto de científicos y profesionales de alta calificación, la secretaría general de la sección sindical esté ocupada por una secretaria o una auxiliar de limpieza. En tales casos es muy difícil que ese sindicato pueda canalizar adecuadamente las inquietudes de su masa trabajadora.

Otro capítulo de la aversión hacia el sindicalismo oficial es palpable en las denominadas Asambleas de Producción, consideradas por la propaganda oficialista como exponentes de la tan cacareada “democracia participativa”. Se trata de reuniones mensuales convocadas por el sindicato y la administración, donde esta rinde cuenta de su gestión ante los trabajadores y estos, a su vez, emiten sus criterios acerca de los planes de producción, los sistemas de pago y cualquier otro asunto de interés.

En la práctica, sin embargo, esos espacios devienen en mera formalidad. La administración elabora informes saturados de tecnicismos que pocos entienden; y los trabajadores, convencidos de que lo que ellos digan no variará las disposiciones provenientes “de arriba”, optan por permanecer callados. A la postre, la cita transcurre en medio del interés general por acabar rápido, y reservar las energías para otras tareas más provechosas.

Pero, al parecer, lo más preocupante para los jerarcas de la CTC es que la referida apatía por ocupar cargos de dirección se manifieste también en las estructuras municipales y provinciales de esos gremios oficialistas. Una situación que, entre otros sitios, ha aflorado en la provincia de Matanzas.

Un trabajo periodístico aparecido en el semanario Trabajadores en su edición del lunes 6 de noviembre da cuenta de que el señor Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la CTC, debió abandonar apresuradamente la comodidad de su oficina habanera para dirigirse a Matanzas y participar en el Pleno del Comité Provincial de la CTC en ese territorio. Los motivos de semejante urgencia son la carencia de cuadros sindicales y las anomalías económicas presentes en esa provincia del occidente de la isla.

Tras analizar el débil funcionamiento de muchas de las secciones sindicales en empresas y entidades, así como las insatisfacciones obreras por la mala aplicación de los sistemas de pago, y el poco enfrentamiento de los colectivos laborales al robo y el desvío de materias primas, el mandamás de la CTC aseveró que “si no hay cuadros sindicales no podrá haber atención a las organizaciones de base”.

En el caso específico del robo y el delito, la situación se torna más engorrosa para la dirección de la CTC, pues recientemente la señora Gladys Bejerano, contralora general de la República, en una intención de lavatorio de manos a lo Poncio Pilatos, declaró que su Controlaría pensaba preparar a los sindicatos para que fueran ellos los que, en primer término, enfrentaran las diversas manifestaciones de delito económico que constituyen el pan nuestro de cada día en empresas y entidades de todo el país.

Por supuesto que el señor Guilarte de Nacimiento no reconoció que la carencia de cuadros sindicales se debe a la desnaturalización de los gremios oficialistas en la isla. Es decir, que son organizados desde arriba para controlar a los trabajadores. Si fueran como en otros lugares, organizados espontáneamente por los trabajadores para exigir sus derechos, de seguro sobrarían las personas dispuestas a dirigirlos.