sábado , 21 diciembre 2024

La Helms-Burton, el cuentapropismo y la democratización en espera

Muchos cuentapropistas están listos a entregar sus licencias y ver cómo se las arreglan para encontrar vías alternativas de sustento.

La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – Al cierre del año en curso, un número considerable de trabajadores por cuenta propia ya no estarán ejerciendo sus labores.

La situación económica apunta a un mayor deterioro con la implementación de la batería de medidas punitivas, aprobadas recientemente por la actual administración republicana, entre las que se destacan la puesta en vigor de los capítulos III y IV de la ley Helms-Burton, aprobada desde 1996 como respuesta al derribo en aguas internacionales de dos avionetas de la organización del exilio Hermanos al Rescate y la muerte fulminante de sus tripulantes a causa de los misiles disparados por los cazas de la fuerza aérea del castrismo.

Clinton, Bush Jr. y Obama se pasaron con ficha, pero Trump finalmente sorprendió con su aprobación. Como se sabe, la decisión afecta intereses empresariales de varios países de la UE y Canadá, quienes trabajan mancomunadamente con sus contrapartes cubanas en áreas como el turismo, el sector energético y la extracción de minerales, entre otros.

Es muy probable que la disputa termine en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo que podría limitar los efectos del castigo dirigido, según los defensores de la ley, a los responsables de usar propiedades expropiadas, sin compensación, por parte del régimen de partido único.

Basta recordar que un par de años después de Fidel Castro asumir el poder, en enero de 1959, apenas quedaban industrias que cumplían con los estándares de la economía de mercado y las pautas de la propiedad privada. El tiro de gracia fue dado en 1968, durante la última ola de confiscaciones. Alrededor de 55 000 negocios pequeños fueron intervenidos en aras de consolidar el modelo socialista.

Más allá de los obstáculos que pudieran aparecer, cuando comiencen las reclamaciones de los herederos de los negocios embargados –bien de ciudadanos norteamericanos como de cubanos que adquirieron la nacionalidad–, ante tribunales estadounidenses, seguidos de las correspondientes acciones defensivas de los socios extranjeros del monopolio militar que controla la economía cubana, la lógica indica que habrá nuevas rondas de privaciones materiales para la mayoría de la población. De hecho, ya se perciben los indicios de lo que, no pocos dentro de la Isla, presuponen sean las señales de una crisis similar a la que hubo entre 1991 y 1993, con motivo del cese de la ayuda proveniente de la otrora Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y las naciones de la Europa Oriental.

En la conformación de un escenario que eleva al máximo el nivel de conflictividad entre ambos gobiernos, se cierran las puertas que se abrieron con el intento de deshielo propulsado por el anterior inquilino de la Casa Blanca.

Una militarización a ultranza de la economía y la sociedad debido al paulatino descenso del ya de por sí bajo nivel de vida, puede estarse barajando en las altas esferas del poder en vista a atajar cualquier brote de protestas.

En el fragor de otro salto (¿el último?) hacia la involución, el trabajo por cuenta propia podría estar condenado a quedar como referencia histórica. Nada que ver con incentivos y nuevas adhesiones.

Con el recorte en las remesas y las limitaciones para obtener una visa de visita que conforman el paquete de sanciones, coronado con la venia a las referidas secciones de la Helms-Burton, se liquidan las esperanzas de una opción laboral, siempre observada con suspicacia por la élite política nacional y a merced de una no muy oculta agenda de acciones hostiles con vista a estimular el desaliento.

Algunos ya auguran la segunda parte de un “Período especial en tiempos de paz”, como lo llamó Fidel Castro, en su momento, con el fin de ocultar las verdaderas dimensiones del problema.

No están lejos de la realidad los que así piensan. Entre ellos, muchos cuentapropistas están listos a entregar sus licencias y ver cómo se las arreglan para encontrar vías alternativas para el sustento.

Un alto funcionario del gobierno anunció, hace pocos días, la inminente ampliación de las facilidades para este sector.

Dudo que alguien le haya prestado atención al aviso, después de tantas promesas incumplidas. Además, Trump eclipsó el mensaje con una apuesta osada que sus predecesores evitaron.

¿Ayudará la Helms-Burton a la democratización de Cuba? Nadie puede garantizar que sea el instrumento ideal para lograrlo. El tiempo despejará las dudas.