La funcionaria de los sindicatos pro gubernamentales afirmó que el aporte esperado para este año asciende a unos 45 millones
La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – El ascenso de Ronald Reagan a la presidencia de Estados Unidos en enero de 1981 inquietó a los gobernantes cubanos. Atrás quedaban los años de apaciguamiento de la administración Carter, y las nuevas autoridades de Washington se aprestaban a aumentar las presiones contra el régimen castrista.
Las autoridades de la isla decidieron incrementar su capacidad militar, y en ese contexto concibieron la estrategia denominada “guerra de todo el pueblo”. Se construyeron túneles para la protección y el enmascaramiento de las tropas y los medios militares, y fueron creadas las Milicias de Topas Territoriales (MTT). Como colofón, un ¡miliciano pinareño! pidió la palabra durante la celebración del Segundo Congreso del Partido Comunista para proponer que los trabajadores financiaran los gastos de las MTT (por supuesto, esa historia del miliciano pinareño sirve para entretener a los niños de preescolar).
A partir de ese momento, a todos los empleados del país –civiles y militares– se les empezó a descontar por nómina un día de haber al mes para sufragar los gastos de las MTT. Una maniobra en la que no quedaba mucho margen para que se manifestara la voluntariedad de los donantes.
En 2015 la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC), de seguro con el visto bueno de la cúpula de las Fuerzas Armadas, optó por “flexibilizar” el modo en que se producía el aporte de los trabajadores al aumento de la capacidad militar del país.
Ya no se llamaría “aporte para el financiamiento de las MTT”, sino “Mi aporte a la Patria”, y ahora el trabajador iba a decidir la cantidad que aportaba, y el mes del año en que realizaba el aporte. Así las cosas, el discurso oficialista comenzó a blasonar de que la nueva disposición fortalecía el carácter consciente y voluntario de la donación de los trabajadores.
Sin embargo, en unas recientes declaraciones de la Segunda Secretaria de la CTC han puesto en tela de juicio a tales calificativos. Resulta que la señora Carmen Rosa López, en una conferencia de prensa que recoge el periódico Juventud Rebelde (“Dar para defendernos”, edición del viernes 6 de abril), señaló que “en 2017 el sector no estatal aportó más de un millón de pesos, pero aún es muy bajo el compromiso, con un promedio de cinco pesos; en el estatal es de 11,90 pesos”.
¿En qué quedamos, señora Carmen Rosa? Porque indirectamente usted está instando a los trabajadores no estatales a que aporten una cantidad superior a los cinco pesos por trabajador. ¿Adónde han ido a parar la decisión y la voluntariedad de los trabajadores?
La alta funcionaria de los sindicatos pro gubernamentales afirmó que el aporte esperado para este año 2018 asciende a 45 millones 502 mil 728 pesos. Otro dato adicional para desconfiar de la supuesta espontaneidad del aporte de los trabajadores. Todo hace indicar que la cúpula de la CTC presionará a los colectivos laborales para que arriben a una cantidad de dinero aportado que ya ha sido prevista.
En la referida conferencia de prensa se dieron a conocer los destinos del dinero recolectado en la operación “Mi aporte a la Patria”. Son ellos: la preparación de reservistas y milicianos, el pago a los trabajadores que participan en la campaña contra el mosquito Aedes Aegypti, el enfrentamiento a alguna situación de emergencia en una provincia, así como la recuperación del país ante cualquier evento ocasionado por los cambios climáticos. Y, por supuesto, cualquier otro que la maquinaria del poder estime pertinente, y que no convenga divulgar.
Para concluir, la dirigente de la CTC insistió, al referirse a “Mi aporte a la Patria”, en que “se explicara a los jóvenes desde cuándo surgió y los principios que rigen este movimiento político”. Se trata, a no dudarlo, de esa especie de “alfabetización política”, que algunos trasnochados de la izquierda internacional les celebran a los gobernantes cubanos.