A partir de 1960 la Isla no ha escapado ni una sola ocasión del saldo negativo en sus intercambios comerciales
La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – El periódico oficialista Trabajadores, en su edición del lunes 18 de diciembre, publicó un dosier dedicado a las exportaciones cubanas. El denominador común de esos trabajos periodísticos es el clamor por que la isla logre aumentar sus exportaciones, en especial lo referido a bienes y productos, y algún día pueda equilibrar su deteriorada balanza comercial.
Lo cierto es que, tras algo más de medio siglo de período republicano en que casi siempre el país presentó un saldo positivo en su balanza comercial –es decir, exportaba más que lo que importaba–, a partir de 1960 Cuba no ha escapado ni una sola ocasión del saldo negativo en sus intercambios comerciales. Ello a pesar de la cantaleta oficialista de “aumentar las exportaciones y sustituir las importaciones”.
La propaganda gubernamental, por supuesto, culpa al “bloqueo” de Estados Unidos por las bajas exportaciones de bienes y productos que exhibe la economía cubana. Sin embargo, no dicen que ni aun en la etapa de sovietización de la vida nacional, cuando Cuba era miembro del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), la isla pudo exportar más que lo que importaba. No hay que olvidar que en ese entonces la Unión Soviética le otorgaba a Cuba un trato económico preferencial. Es decir, que pagaba los productos cubanos a precios por encima de los que regían en los mercados internacionales.
¿Y cuáles son los obstáculos que impiden el desarrollo de las exportaciones cubanas de bienes y productos? En primer término habría que considerar las bajas producciones de buena parte de los rubros tradicionales que la isla ha ofertado: el azúcar, el tabaco, el níquel, los cítricos y los productos del mar.
También se podrían mencionar la obsolescencia tecnológica que afronta la industria nacional, la carencia de materias primas para incorporar nuevos productos exportables, y en los últimos tiempos ha salido a relucir la falta de envases con que completar la imagen de cualquier artículo que pretenda competir en los mercados foráneos.
Pero es preciso no obviar los aún escasos estudios de mercado de las entidades cubanas que producen para la exportación, y en consecuencia su desconocimiento de los gustos y preferencias de los potenciales clientes de esas producciones. Se trata de un desdén por el mercado que tiene sus raíces en una concepción que prevaleció hasta bien entrada la década del 80 de la pasada centuria, cuando el Marketing se consideraba “una técnica capitalista de dirección”.
Funcionarios del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera han informado que se dan los pasos iniciales para autorizar a algunas empresas a que exporten directamente sus producciones. ¡Al fin la burocracia castrista parece darse cuenta de que quien conoce mejor las características del producto es quien debe tratar de colocarlo en el mercado internacional!
Es menester consignar que el referido saldo negativo en su balanza comercial de bienes y productos, el país intenta compensarlo con los ingresos que produce el turismo y la exportación de servicios, en especial la colaboración médica, deportiva y cultural que se le presta a Venezuela.
Sin embargo, la alarma puede haber sonado en la cúpula del poder tras la reciente firma del Convenio de Colaboración con esa nación sudamericana. Al rubricar el documento, el ministro venezolano Jorge Arreaza declaraba que los venezolanos se preparaban para asumir las tareas de vanguardia que en un inicio desempeñaron los cubanos. ¿Cómo podrían los gobernantes de la isla pagar la factura petrolera proveniente de Caracas si disminuyese la colaboración cubana en el país bolivariano?
Por si acaso, apenas unas horas después de tal afirmación, el gobernante Raúl Castro se reunió con el señor Igor Sechin, presidente de la empresa petrolera rusa Rosneft. Quizás en lo adelante haya que mendigarle el petróleo al camarada Putin.