miércoles , 4 diciembre 2024

Las MIPYMES vs. la sobrevivencia en Cuba

‘MIPYMES no llegaron para oxigenar al pueblo, sino para lavarle la cara al régimen y enriquecer más a los militares.’

La Habana (Jorge Enrique Rodríguez / DDC) – «Los cubanos invertimos 12 horas diarias en conseguir alimentos básicos. Las otras 12 horas las invertimos en debatir sobre todas las razones probables que nos impiden acceder a esos alimentos, y que el Estado tiene la obligación de garantizar», manifiesta el habanero Diosdado Bonachea, mientras aguarda en las afueras de El Bodegón, un pequeño local ubicado en el consejo popular Plaza rentado a una de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) que comercian exclusivamente víveres y confituras.

Para Bonachea, quien coincide con otros habaneros consultados, una de esas razones tiene su respuesta en el actual auge de las MIPYMES en el país.

«El Gobierno, luego que la jugada de dolarizar ‘parcialmente’ la economía mediante las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) fue cediendo terreno, no tiene otra salida que recurrir a sus enemigos históricos: el libre mercado y el sector privado, que mutaron a la variante de MIPYMES. De cualquier manera, y esto es lo importante, el resultado sigue siendo el mismo: el pueblo, fundamentalmente ese cubano de a pie, paga los platos rotos y tiene que conformarse con observar el juego desde las gradas y con una vidriera de por medio», remarca Bonachea, profesor jubilado de Biología, amargado e impotente ante los precios de confituras y refrescos; los mismos que años atrás solía comprar a sus tres nietas regularmente con su salario de maestro.

Más allá de cualquier polémica, la realidad es que más de siete millones y medio de cubanos que no reciben remesas en divisas del exterior no pueden acceder a las ofertas de las MIPYMES y, por ende, la Isla continúa avanzando a marcha forzada hacia el ensanchamiento del llamado apartheid económico.

«Por tanto, ser empleado del Estado significa, fuera de toda discusión, un descenso hacia la pobreza», comenta Bonachea.

Según el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) en su quinto estudio sobre la situación de los derechos sociales en Cuba, más del 72% de los cubanos vive por debajo del umbral de la pobreza y solo el 14% espera que su situación personal mejore en un futuro próximo. Para el 64% la crisis alimentaria sigue siendo el principal problema. Los estándares del Banco Mundial (BM) sitúan el umbral de pobreza en 1.90 dólares diarios.

Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), las MIPYMES constituyen el 99% del tejido industrial y generan la mayoría de los empleos, pero su productividad es extremadamente baja en relación con la de grandes empresas. Para superar esta situación, la CEPAL sugiere el desarrollo de cadenas productivas que incorporen empresas de diferente tamaño, dando especial atención a las pequeñas y medianas, como requisito insoslayable para la generación de empleos y salarios que reduzcan la heterogeneidad de las economías de la región.

«Pero estas son verdades que no se aplican al caso cubano. De sobra, y por historia demostrada, sabemos que el Gobierno cubano jamás estimula el emprendimiento privado o cooperativista, sino que los ha usado siempre a conveniencia», objeta la joven socióloga Yanela Capote, a quien tampoco contentan los precios que promueven y ofertan las MIPYMES.

Madre de dos menores de edad, su dilema cotidiano se enfoca en conseguir leche y proteínas para sus hijas, y los precios de las MIPYMES «están más o igual de duros que en el mercado negro, culpable de todos los males cuando las ideas no marchan bien».

Los precios de las MIPYMES

«Muchos ‘optimistas’ alegan que somos inconformes y distorsionados, que criticamos todo menos al verdadero responsable (el Gobierno cubano) de la gravísima situación que atraviesa el país. Esto podría ser cierto hasta un punto, pero esos que nos catalogan de criticar sin saber, evitan a su vez hacerse la pregunta exacta: ¿quiénes son los clientes o usuarios de cualquier negocio? ¿Sin clientes o usuarios a quién le vendes, a los conejos? Por tanto, el pueblo sí tiene potestad para cuestionar, quejarse o criticar sobre cuestiones que le afectan directamente. No es esto una crítica a mansalva, sino un cuestionamiento a otra supuesta solución que el Gobierno encontró en la intentona de poner más alimentos en las mesas familiares. Más allá de la discusión en torno a los precios, los defensores a ultranza de las MIPYMES deberían percatarse de la vieja estrategia del Gobierno: estimular la confrontación entre pueblo y sector privado», puntualiza Capote.

Asegura que, en los alrededores de su barriada ubicada en El Cerro, casi están listos media docena de locales rentados a las MIPYMES, y solo observar la calidad de la remodelación de los locales «es una advertencia de cómo estarán los precios de sus ofertas».

Otros criterios, como el de Damián Hernández que, aunque reconoce que «es real que algunos llegan hacer abusivos con los precios», justifica que «cuestiones de trámites, canje de moneda, traslado, pago en puerto, entre otros desembolsos», son algunos de los factores que encarecen las diversas mercancías.

«Decir que son revendedores, o que importan lo innecesario, o cualquier cantidad de mensajes distorsionados que arremeten contra este sector, es criticar sin saber. En mi humilde opinión, creo que estas pequeñas miniempresas, no solo han ayudado al país en el abastecimiento de productos, que para el Estado pudiera ser imposible, sino que también abastecen al sector cuentapropista con productos de buena calidad al igual que el mismo Estado. La mayoría de estas MIPYMES se dedican a la importación de bebidas, confitería y refrescos. Es real que el país necesita traer otras cosas como alimentos, efectos electrodomésticos, aseo, lácteos, necesarios para abastecer al país y oxigenar un poco lo más demandado por el pueblo. Pero siempre recuerde que son negocios privados, donde una persona jurídica o varias pusieron dinero de sus bolsillos para crear estas pequeñas empresas. Por tanto, la finalidad de lo que hará cada empresa es decisión del dueño», añade Hernández.

Algunos responsables de MIPYMES señalan que son los proveedores quienes fijan «los precios altos» y «solo quieren pagos en dólares».

«Tenemos que buscarnos un financista que por un 10-12% del valor de la oferta pague desde el exterior esa factura porque ya ningún proveedor quiere MLC. Entonces, antes un kilogramo de leche nos costaba 5.20 dólares y ahora el más barato que he visto es a 6.90 dólares. A eso súmale el 10%, y ya vamos por 7.59 dólares el kilogramo. A eso hay que sumarles nuestros respectivos impuestos a las importadoras por traer esa mercancía, y ya va por 7.72 dólares el kilogramo. Siga sumando el gasto de transportación. En fin, vendiendo la leche a 1.800 CUP el kilogramo apenas se le saca ganancia y, por supuesto, uno tiene un negocio para ganar dinero no para hacer caridad. Ojo, el precio actual de la leche, con la mayoría de los proveedores, supera los 7.50 dólares por kilogramo. Saque usted sus propias conclusiones», explicó encargada de una tienda.

La mayoría de las MIPYMES ofrecen sus servicios como proveedores con facturas incluidas. Desde contenedores refrigerados Carrier (13.000 euros) y servicios de contabilidad como Escala Lab —expertos en servicios para MIPYMES en Cuba—, Nihao53 —tienda online mayorista insumos y materias primas que gestiona la empresa exportadora china Leke Holding Group, con sede principal en Hong Kong; hasta todo tipo de equipos informáticos o tecnológicos como SIRECLIM que realiza «importaciones vía aérea para garantizar la velocidad y calidad de los volúmenes demandados por nuestros principales clientes».

Por su parte Esih, que se describe como empresa destinada a brindar respuestas a las demandas crecientes del sector empresarial estatal y particular cubano en todo lo referente a elementos técnicos, alimentos y estructuras metálicas, ofrece productos con precios diferenciados para mayoristas y minoristas: Pepsi Cola (120 y 132CUP); harina (120 y 135CUP la libra);  jugos naturales (115 y 125CUP); cerveza (180 y 200CUP).

Otra MIPYME, con punto de venta en 25 #811 e/ B y C, comercializa víveres de importación como cerveza Presidente (130CUP la lata de 355 ml); refresco Sunkist (120CUP la lata de 355 ml); whisky Old Partner (1.050CUP); whisky Scottsman (1.000CU), y jugo de naranja (400CUP el litro).

Habaneros como Horacio Girona, manejan teorías pintorescas respecto a la remontada o visibilidad que antes no tenían las MPYMES. Las especulaciones van desde una operación a gran escala de lavado de dinero por parte de los militares, hasta «la venta al menudeo» del país «mientras nosotros estábamos en las colas del pollo y del captopril».

Cada día, menos establecimientos estatales

«Lo curioso es ver cómo el Gobierno siempre se las ingenia para poner en ‘tropechoque’ al pueblo. Ayer fue con los cuentapropistas y cooperativistas. Hoy es con las MIPYMES, pues los cubanos nos quejamos ahora de estos emprendedores y de sus exorbitantes precios, pero no terminamos de quitarnos el miedo a la verdadera conclusión: ¿y dónde están las ofertas del Estado?», señala Girona, quien fuera jefe de Recursos Humanos en una entidad subordinada a las Fuerzas Armadas por más de 20 años.

«¿Dónde estaban la leche, la azúcar, las confituras, el aseo personal, los menajes de cocina? ¿De dónde sale todo eso que ahora rebosa en las estanterías de las MIPYMES? ¿Cómo llegan esos insumos a Cuba con una celeridad que jamás se vio?», se pregunta. «Creo que los cubanos deberíamos, al menos, redireccionar ‘el berro’ porque en este país nada, absolutamente nada, entra o sale sin que el Gobierno dé su visto bueno».

Pese a  que las MIPYMES en Cuba son una realidad, observa Girona, «y a que en un futuro no muy lejano la actividad de inteligencia empresarial se convierta en una acción imprescindible, en la actualidad es muy dispar, casi insalvable, la relación entre el pueblo y las MIPYMES».

«En la medida que avanzan las MIPYMES, como igualmente ocurrió con los comercios en MLC, cada día se observan menos establecimientos estatales, desde cafeterías, carnicerías y pescaderías, hasta ferias agropecuarias, mercados y bodegas. Fundamentalmente la pobreza de las bodegas, a pesar de que las están ‘maquillando’ aun cuando los mandados son los mismos y también cada vez menos. Entonces, el sentido común te conlleva a darle la razón al pueblo: las MIPYMES no llegaron para ‘oxigenar’ al pueblo, sino para lavarle la cara al régimen y enriquecer más a los militares».