La vorágine de medidas económicas resultaron un fracaso económico anunciado, que asumió a los trabajadores cubanos en aún mayores privaciones.
La Habana, Cuba (Cuba Sindical) – Nuevamente los trabajadores cubanos sienten la pistola apuntando a la sien empujándolos a más sacrificio y restricciones. El que empuña el arma, el ministro de Economía y Planificación de Cuba, Alejandro Gil Fernández, recién anunció la implementación de un mecanismo para «establecer con gradualidad un esquema cambiario selectivo para la venta de divisas a proveedores nacionales estatales y no estatales, pactando con ellos niveles de producción y precios para su comercialización en pesos cubanos».
Esta versión moderna del “Don Gil de las calzas verdes” del inmortal Tirso de Molina, admitió que «hay una pieza faltante en el diseño», la venta de divisas a la población, y que «hay una brecha entre el tipo de cambio oficial y el informal de 1×125», pero dejó al trabajador fuera de la nueva ecuación presentada ante el parlamento unicameral y unipartidista.
«No es cierto ni podemos sacar a priori la conclusión de que el tipo de cambio informal (el que funciona realmente) es el tipo de cambio de equilibrio de la economía. (…) Ese mercado no tiene como oferta los principales ingresos del país que provienen del níquel y el turismo. (…) Es un mercado muy restringido para sacar la conclusión de que este es el tipo de cambio que da equilibrio a la economía del país», ha dicho, sin siquiera sonrojarse.
Según el jovenazo, ese no es el tipo de cambio que equilibra la economía, sino que «tenemos que manejarnos en un punto intermedio”. Y dejo salomónicamente claro que la cotización tendrá un marcado sesgo político, para girar hacia donde mire la veleta comunista, inducida por la corrupción de los funcionarios políticos y económicos.
«No lo llamamos mercado cambiario, se trata de un esquema secundario de asignación de divisas en el que se pueda vender a actores económicos estatales y no estatales a un tipo de cambio superior a 24, pero inferior al informal, lo que nos va a permitir respaldar producciones que luego se venderán a la población en moneda nacional», dijo el defensor de las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) y artífice del desordenado ordenamiento, que ya trajo tras de sí las revueltas del 11J, y que se espera un caliente verano del año 2022 si el desabastecimiento de alimentos y medicinas sigue su curso ascendente.
Sobre el desabastecimiento de medicinas, productos de aseo y otros de primera necesidad, todo redunda en la nueva disposición de la Aduana General de Cuba hecha pública el viernes 13 de mayo que prorroga hasta el 30 de junio de 2022 la exención arancelaria para alimentos, aseo y medicamentos, en medio de una escasez que sigue sin solución y agobia a los trabajadores.
“Atendiendo a que se mantienen las condiciones que fundamentaron esta medida, se ha decidido lo siguiente”, dice la nota oficial, “prorrogar a partir del 1 de julio y hasta el 31 de diciembre del año en curso, con carácter temporal, la importación sin carácter comercial de alimentos, aseo y medicamentos, por la vía de pasajeros como equipaje acompañado, sin límites en valor, cantidades y libre de pago de aranceles».
La nota también aclara que «se prorroga además hasta el 31 de diciembre, los beneficios arancelarios otorgados por el Ministerio de Finanzas y Precios, relacionados con la importación de estos productos por entidades nacionales, así como para los insumos y materias primas que las entidades autorizadas les importan a las formas de gestión no estatal».
Con esos truenos, el “Gil de las calzas verdes” afirma que el proceso de cambio de la divisa comenzará por productos de alta demanda en el país y permitirá avanzar para, más adelante, «restablecer la venta de divisas a la población». Sin embargo, «no es hoy, ni mañana». Como justifica con las cuestionadas, impresentables y desabastecidas tiendas en divisas, el Gobierno se concentrará «en hacer llegar productos y en cómo garantizar la sostenibilidad del país».
Como para un programa humorístico, propio de “Vivir del Cuento”, calificó las medidas como «audaces, innovadoras» y dirigidas a «enfrentar con objetividad las complejidades». Depositó en la nueva «estrategia» la esperanza de la recuperación, aunque atribuyó la velocidad a «factores externos». Pobre de nuestro querido personaje Pánfilo Epifanio, un obrero jubilado, epitome del dolor del trabajador cubano.
La inflación en Cuba, marcada por la necesidad de MLC o divisas para conseguir “boletos a los volcanes” o productos de primera necesidad, se agravó por el “ordenamiento” que limitó el poder adquisitivo del trabajador. Si para un salario de 5000 pesos en enero de 2021 el trabajador podía recibir bienes y servicios por 200 USD, en mayo de 2022 solo adquiere por 43 USD.
No obstante, la vorágine de medidas económicas que supusieron la unificación monetaria y cambiaria, el aumento de la masa salarial, del déficit fiscal, de la inflación planificada, entre otras, fueron un fracaso económico anunciado, que en vez de mejorar la vida de los trabajadores cubanos los sumió en mayores privaciones. aleagapesant@gmail.com