jueves , 28 marzo 2024
Inspectores 'supervisan' el transporte en La Habana este 27 de febrero. (J. E. Rodriguez)

Operativo policial y refuerzo del transporte para contrarrestar el llamado a una huelga

«Hoy fue un festival: refuerzos de taxibús, guaguas de todos los colores y para todos los lugares de La Habana”.

La Habana | Jorge Enrique Rodríguez – Elementos del Ministerio del Interior (MININT) y funcionarios de la Empresa Provincial del Transporte establecieron desde horas tempranas de este lunes un fuerte operativo en varios puntos céntricos de La Habana, con el propósito de contrarrestar una posible respuesta al llamado a la huelga «Cero Carros» que había circulado en los últimos días por correo electrónico y medios alternativos.

En La Palma, la Víbora, el parque El Curita y la Terminal de Ómnibus Nacional, cuatro de los puntos de embarque de taxis particulares más concurridos de la capital, patrullas de la Policía Nacional en conjunto con agentes del MININT, inspectores y puestos de mando móviles de la Empresa de Transporte «custodiaban la transportación de la gente… lo más parecido al movimiento de un 1 de Mayo», dijo Norberto Núñez.

«Fuera de esas fechas, nunca veo tantas guaguas juntas», afirmó.

Alina Rodríguez, secretaria del Partido Comunista en su centro laboral, declaró que «desde el viernes pasado se dieron indicaciones a todas las empresas que dispusieran de transportación, para que a partir de este lunes prestaran servicio a la población después de mover a sus trabajadores».

«Se insistió mucho en que estos transportes tenían que estar disponibles por tiempo indefinido, aunque se brindaron pocos detalles sobre la naturaleza de ‘la tarea'», añadió.

A la supuesta huelga Cero Carros habían sido convocados a partir de este lunes 27 de febrero «los transportistas privados de toda Cuba».

«Solamente nos quedaremos en casa sin trabajar en estos días», anunciaba el texto que circulara junto a un grupo de demandas y donde se denunciaba que los «boteros» son «víctimas cotidianas de un asedio por parte de la Policía, de los inspectores estatales y otras entidades».

No está claro el origen del llamado a la huelga. Muchos boteros dijeron no haberse enterado.

«Esto fue hoy un festival: refuerzos de taxibús, guaguas de todos los colores y para todos los lugares de La Habana… Agradecimientos especiales a los boteros por haber anunciado la huelga», ironizó Rosalía Dámaso, vecina del Reparto Martí, en el Cerro. «Lo único malo fueron los camiones de policías y los batallones de inspectores afeando el desfile».

Daniel Zulueta, albañil de una cooperativa, dijo que en principio pensó «que era el Día Nacional del Transporte’ porque no sabía lo de la huelga de los boteros; tampoco sabía que Transmetro tuviese tantas guaguas nuevecitas».

«¿Para qué las tenían guardadas, para añejarlas? Bueno, espero entonces que quieran darle a los boteros una ‘galleta sin mano’ y nos las dejen a nuestro servicio para siempre… y al precio de un peso, por supuesto».

¿Dio resultado Cero Carros?

Orlando, un botero de la ruta Víbora-Vedado cree que Cero Carros de algún modo «dio resultado», aunque no todos cumplieron «con el programa de no salir a ‘botear'».

«Todo este montaje que hicieron de policías e inspectores es un mensaje de que saben que los boteros somos imprescindibles, que podemos paralizar la ciudad, y que solo bajo coacción pueden evitarlo», opinó.

«Era sabido que habría una respuesta como esta. También recurrieron previamente al chantaje», añadió Lázaro, que «botea» la ruta Habana Vieja-La Lisa.

«Supimos que se acercaron a varios boteros diciéndoles que se estaba valorando la idea de otorgarnos tarjetas para combustibles, como una primera medida para solucionar las varias demandas que se circularon en la convocatoria», añadió, aunque DIARIO DE CUBA no encontró testigos directos de esa supuesta oferta.

Otros boteros, como Javier, no compartieron el mismo optimismo de Orlando y Lázaro.

Observaron en el despliegue de policías y funcionarios de la Empresa de Transporte por toda la ciudad una advertencia «para que nadie se hiciera el mártir».

«Lo primero es que casi todos salimos a botear al final. No hubo siquiera solidaridad entre nosotros mismos y asumo mi parte de culpa por ello», declaró Esteban.

«También hubo mucha presión sobre nosotros el fin de semana. Hubo colegas que me llamaron diciéndome que la cosa estaba caliente y estaban metiendo susto para todo el que se sumara a Cero Carros».

Para Saúl todo «se trató de lo de siempre».

«Nadie se puso de acuerdo en la concreta y hay que ser honesto ahí. Todo se trató más de una bola que de otra cosa. Muchos boteros nos enteramos porque la gente nos preguntaba que si íbamos a participar de la huelga, pero no porque el documento circulara entre nosotros, aun cuando todo lo que decía lo apoyábamos».

Desde la perspectiva de Ronniel, un botero que aseguró saber de Cero Carros desde el principio, «el solo hecho de anunciarlo sí tuvo resultado».

«Lo primero fue que el Gobierno lo tomó en serio y que no fue un invento. Quienes no se enteraron fue porque no quisieron saberlo. Nunca se había visto tanto despliegue de policías ni tantos inspectores. Sacaron guaguas de donde no había… anunciar la huelga los movilizó y los puso en ridículo. Lo que pasa es que hay que empezar a ver esta historia desde otro prisma y no desde la cobardía de siempre».