miércoles , 25 diciembre 2024
Una mujer camina frente a una acumulación de basura, en el reparto habanero El Vedado, octubre 2018. (AP)

Otra esperada derrota contra los mosquitos

La anomalía es parte de una cadena de hechos asociados a la involución de un sistema político y social disfuncional

La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – No le auguro un final satisfactorio, a la anunciada ofensiva contra el mosquito Aedes aegypti que protagonizará el movimiento sindical oficial de la Isla, de acuerdo a informaciones brindadas al semanario Trabajadores por Roberto Betharte Mazorra, jefe del Departamento de Asuntos Sociales y Laborales de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC).

Más allá de las pretensiones de acabar con el vector causante de enfermedades que pueden ocasionar la muerte o dejar secuelas permanentes, como el dengue, el zika y la chukungunya, permanecen incólumes una serie de factores que estimulan la proliferación como son la ausencia de sistematicidad en la vigilancia epidemiológica, la notable disminución de las fumigaciones, los problemas con la recogida de desechos por la baja disponibilidad de transportes idóneos, el repunte de la crisis energética y el auge de las indisciplinas sociales.

No creo que todas las dificultades expuestas puedan ser eliminadas en plazos breves, incluso las que dependen de labores de concientización en las comunidades y centros de trabajo, en torno a la necesidad de contribuir a ponerle freno a un flagelo ya endémico en casi todo el territorio nacional.

En La Habana, donde habitan más de dos millones de habitantes, la situación es sumamente crítica. Cada día llegan a los predios de la red hospitalaria capitalina decenas de personas infestadas con algunos de los padecimientos mencionados.

Dado el creciente número de enfermos a causa de las picadas, han tenido que habilitarse espacios dentro y fuera de los diversos centros de salud pública.

La realidad apunta a una situación de emergencia, no decretada tal vez para evitar que decrezca el número de turistas foráneos que visitan el país. Una merma en la afluencia de visitantes de otras latitudes representaría un golpe demoledor a una economía con serios problemas estructurales y que depende de esos ingresos para evitar el colapso.

Asimismo, la llegada de un centenar de camiones japoneses para la recolección de basura es insuficiente. Es necesaria una fuerte inversión de capital, cuyo monto excede las capacidades del gobierno, obligado a colocar recursos en otras áreas de vital importancia como la alimentación y otros aprovisionamientos de primer orden. Vale recordar que cada año se dedican más de 2000 millones de dólares en la compra de víveres en el mercado internacional.

En vez de incentivar la producción nacional para el ahorro de recursos, se persiste en la continuidad de las políticas que han enterrado las posibilidades de crear un entorno económico sustentable a partir del desarrollo de las industrias autóctonas.

Implicar a las secciones sindicales en la coordinación de esfuerzos comunitarios y en la capacitación de los miembros de las llamadas brigadas de autocontrol focal, no garantiza un avance en la eliminación del Aedes aegypti.

Aparte de la proliferación de basurales en todos los municipios de la capital, hay que tener en cuenta los cientos de salideros de aguas limpias y albañales que irrigan calles y aceras, ofreciéndole un hábitat de lujo a los mosquitos.

Por otro lado, está la nocividad de la sustancia usada en las fumigaciones. Las humaredas que espantan y matan insectos, también han dejado un saldo de enfermedades pulmonares, oftalmológicas y cutáneas en hombres, mujeres y niños expuestos a esas nubes tóxicas, cuyo desagradable olor queda impregnado en techos y paredes por varios días.

El funcionario de la CTC encargado de relanzar la campaña contra los pequeños vampiros alados pierde su tiempo.

La anomalía es parte de una cadena de hechos asociados a la involución de un sistema probadamente disfuncional. Las políticas implementadas, tanto económicas como sociales han sido un desastre.

La marginalización de la sociedad es un subproducto de las pésimas gestiones gubernamentales.

El imparable ciclo reproductivo de estos insectos, en medio de discursos triunfalistas y promesas de un futuro mejor, es un sinsentido, otro ejemplo de que el socialismo es una suma de tragos amargos. Nada que ver con la vida en un ambiente sano y sosegado y ni hablar del progreso material. En fin, pura bazofia.