jueves , 21 noviembre 2024

Otra vuelta alrededor del círculo

No hay remedio en este viaje en espiral y hacia abajo, donde los ciudadanos, convertidos en rehenes, poco pueden hacer.

La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – El avance de la economía cubana es puramente figurativo. La realidad indica que la trayectoria es circular y acompañada de los mismos problemas que viene arrastrando desde hace décadas.

No puede haber progreso, mientras el centralismo continúe siendo la matriz de un modelo productivo, cuya excelencia se limita a los reportes de la prensa controlada por el partido y las reuniones donde los dirigentes se complacen en proclamar éxitos de todo tipo sin que falten las promesas de un futuro mejor a partir del, siempre hipotético, perfeccionamiento de la economía estatal.

No obstante la retahíla de fracasos en cada intento de sacar al socialismo del pozo de la improductividad y la ineficiencia, con piruetas retóricas y remiendos temporales, este lunes el presidente designado Miguel Díaz-Canel hizo un nuevo llamado a destrabar los nudos y a encontrar soluciones.

La convocatoria del mandatario cubano, realizada en el marco de la reunión de trabajo anual del Ministerio de Economía y Planificación, lejos de propiciar vías para lograr indicadores reales de desarrollo sostenible, se encarga de reforzar los obstáculos que imposibilitan una salida gradual del empantanamiento.

Al insistir en la hegemonía del Estado sobre los medios de producción y la fuerza de trabajo, no deja margen alguno para pensar en el progresivo robustecimiento de una economía que funciona a duras penas y que podría declararse en bancarrota si pierde el acceso a los subsidios petroleros venezolanos y a los préstamos de entidades financieras, como el Club de París, por solo citar dos de las principales fuentes de ingresos.

Las probabilidades de un bloqueo naval por parte de Washington, que apoyarían algunos países latinoamericanos, para forzar al chavismo a abandonar el poder o medirse en las urnas con la oposición, provocaría un abrupto descenso del nivel de vida dentro de la Isla, ya de por sí precario, a partir del repunte de la escasez y el racionamiento.

Por otro lado, el reciente ultimátum de los países miembros del Club de París para que La Habana se ponga al día en el pago de su abultada deuda pone contra las cuerdas a la dirigencia comunista que se resiste a liderar un programa de transformaciones que incluyan la legitimación de la economía de mercado y el estímulo a las inversiones foráneas.

Debe quedar claro que sin el fomento y desarrollo de una industria nacional (solo posible a través de la aceptación de los diferentes tipos de propiedad) sin previos condicionamientos, no habrá resultados que apunten a la salida definitiva de ese entorno marcado por las penurias y las quiméricas afirmaciones del cese definitivo de las agonías existenciales.

Lamentablemente nada de eso aparece en los discursos despachados por los máximos representantes del poder.

Esta vez, como de costumbre, no faltaron los tajantes rechazos al neoliberalismo, las exhortaciones a fortalecer la política de cuadros, la labor ideológica y el hincapié en la defensa de la obra de la Revolución desde la historia y las esencias, según dio a conocer el semanario Trabajadores. 

Todo fue pautado bajo las premisas de la continuidad del socialismo; algo habitual en las reuniones convocadas o presididas por el alto mando del partido y el gobierno que en Cuba son las dos caras de la misma moneda. No hay remedio en este viaje en espiral y hacia abajo, que supone un final catastrófico, y donde nosotros, los ciudadanos convertidos en rehenes, muy poco podemos hacer para evitar el desastre.