jueves , 21 noviembre 2024

Parálisis en los negocios, freno a la inversión: primeras consecuencias de la bancarización en el sector privado

Empresarios privados en la Isla aseguran sentirse «paralizados» ante las consecuencias previsibles de la bancarización que inició el régimen cubano.

La Habana (DDC) – Empresarios privados aseguran sentirse «paralizados» ante las consecuencias previsibles de la bancarización que inició el régimen cubano, y temen que estas «detengan el entusiasmo» de invertir en sus negocios, reporta la agencia Reuters.

Cuando a principios de agosto el Gobierno cubano anunció que estaba dando un gran paso hacia la banca electrónica y una sociedad «sin efectivo», se encendieron las alertas rojas para las incipientes y pequeñas empresas de la Isla. Lo más alarmante para muchos emprendedores fue un nuevo tope de 5.000 pesos, unos 20 dólares, como límite diario en los retiros de efectivo para las compañías. Esta medida, según el Gobierno, pretendía llevar a los cubanos a realizar sus transacciones electrónicamente: vía transferencia, pago en línea o con tarjetas bancarias.

Los cambios eran necesarios para frenar la escasez de efectivo, dijeron funcionarios del Banco Central de Cuba (BCC), mientras la rápida caída del peso y un aumento de los precios se combinaron para drenar las reservas bancarias y los cajeros automáticos. «Es creciente la demanda de efectivo contra unos ingresos en efectivo que no respaldan el quehacer de cada una de las sucursales bancarias», dijo en la televisión Alberto Quiñones, vicepresidente del BCC.

Esos cambios han sido difíciles de digerir, dijo a Reuters Yulieta Hernández, fundadora y gerente de Pilares Construcción, una empresa privada radicada en La Habana que actualmente emplea a 60 personas. «Entendemos que realmente hay una crisis en el país y que hay una necesidad de la bancarazición, pero es el dinero de la empresa», dijo Hernández al señalar que su negocio había recurrido ya a la banca electrónica, aunque a menudo necesita acceso a dinero en efectivo para pagar emergencias de trabajo.

Incluso antes de las nuevas restricciones, los empresarios cubanos enfrentaban lo que podrían parecer obstáculos insuperables como los cortes de electricidad e Internet, la escasez de combustible y ninguna forma de cambiar legalmente grandes cantidades de moneda local en dólares, necesarios para importar mercancías desde el extranjero.

Tres días después de implementarse las reglas, dijo Hernández, llegaron malas noticias. «Muchos de los proveedores comenzaron a informar que no aceptaban transferencias, ahora quería solo efectivo por temor a perder acceso al papel moneda que necesitaban para operar, lo contrario de lo que la ley pretende», detalló la emprendedora.

«Ahora mismo el efecto es como de parálisis», dijo Hernández, quien señaló que muchos propietarios de negocios estaban congelando ya inversiones en medio de la creciente incertidumbre. «Las personas están esperando a la expectativa de ver cómo se va a implementar (la bancarización)», agregó.

Empresarios cubanos consultados por Reuters dijeron que las medidas podrían apagar el entusiasmo por la inversión en empresas privadas. Estas lo mismo venden alimentos, arreglan autos o construyen casas, brindan una gama de bienes y servicios en que las empresas estatales han flaqueado históricamente.

Leonardo Rodríguez dirige Kaibocu, una empresa con sede en La Habana que se dedica a alimentos procesados y productos agrícolas. Rodríguez dijo que él y otros empresarios comenzaron a usar la banca electrónica mucho antes de que se anunciaran las nuevas medidas para cumplir con las leyes fiscales que han evolucionado con el creciente sector privado.

«(Los cubanos) llevamos muchos años haciendo negocio en la calle, sin saber nunca qué cosa es un sistema tributario. No estamos adaptados a un sistema tributario, a declarar ventas, a declarar ingresos. Los cubanos no estamos preparados, esos conceptos son muy novedosos», dijo Rodríguez.

Por otra parte, Ronald Venero, un comerciante habanero de frutas y verduras de 34 años, dijo que la mayoría de los agricultores que venden la mercancía no aceptan pagos a través de dispositivos electrónicos. «Los campesinos negocian sus mercancías en efectivo. Y si le dices que le vas a pagar con tarjeta o por transferencia, te dicen que no», dijo Venero.

Estas consecuencias concuerdan con las predichas por Rafaela Cruz, analista de DIARIO DE CUBA. La bancarización ha derivado en una «menor confiabilidad del Estado cubano» y ahora «invertir en Cuba es altamente riesgoso». Todo ello «aleja del país aquellas inversiones productivas que requieran largos periodos de maduración, precisamente las que más necesita la economía cubana, mientras atrae inversiones que se limitan a revender y sacar rápido beneficio, que son las que calientan los precios. Shock de oferta, pérdida de credibilidad, disminución de la inversión y un dólar cada vez más caro, significan más gasolina para el fuego inflacionario que está carbonizando el sustento de las familias», alertó Cruz sobre la creciente inflación que traerían estas medidas.