La Habana, Cuba (Cuba Sindical Press) – La propaganda oficialista destaca a bombo y platillo que la clase obrera cubana se prepara para festejar el Día Internacional de los Trabajadores este 1ro de mayo. Ahora, además, vinculan la celebración con la aparente llegada de una nueva generación a la jefatura del país.
Sin embargo, la realidad indica que no hay mucho que festejar. En primer término, el ascenso de Miguel Díaz-Canel a la presidencia del Consejo de Estado no altera la esencia del castrismo, pues será un presidente pelele, subordinado a la cúpula del Partido Comunista, y especialmente a Raúl Castro. Por otra parte, la difícil situación que afrontan los trabajadores, tanto estatales como privados, no se presta para el jolgorio.
Tantos problemas se interponen al bienestar de los trabajadores, que inevitablemente salen a la palestra durante las conferencias municipales de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC), que por estos días se celebran como preparación del XXI Congreso de esa organización a efectuarse, el próximo año 2019.
La edición del periódico Trabajadores, órgano oficial de la CTC, correspondiente al lunes 16 de abril, se hace eco de algunos de esos calvarios.
Entre ellos sobresale la desprotección que sufren los trabajadores por cuenta propia de manos del Instituto Nacional de Asistencia y Seguridad Social (INASS).
Mientras que los trabajadores estatales comienzan a cobrar el subsidio por enfermedad a partir del cuarto día de presentado el certificado médico, a los cuentapropistas ese pago solo se les efectúa a los seis meses de presentado ese documento. Ello a pesar de que estos últimos, a diferencia de buena parte de los trabajadores estatales, están obligados a contribuir mensualmente con el fondo de la seguridad social.
Otro tema que aflora continuamente son las imperfecciones de los sistemas de pago que se aplican en las entidades estatales. No son pocas las Unidades Empresariales de Base (UEB) que, a pesar de que sus colectivos cumplen sus planes productivos, no pueden acceder al estímulo salarial debido a que sus empresas –la instancia a las que se subordinan las UEB– exhiben una desfavorable situación económica. Esa anomalía se sigue presentando, no obstante haberse afirmado que la Resolución no. 6 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social resolvería el contrasentido.
En casi todas las conferencias municipales de la CTC sale a relucir el éxodo de técnicos, especialistas y simples trabajadores –muchos de ellos empleados en sectores priorizados de la producción y los servicios– hacia empleos emergentes que les garantizan mayores ingresos. Por ejemplo, se mencionaron las salidas de ingenieros de la Empresa Niquelífera de Moa, de maestros de las enseñanzas primaria y secundaria en todo el país, así como de trabajadores agrícolas en la provincia de Villa Clara.
Se ha sabido que algunos obreros que participan en la actual zafra azucarera aún no han recibido sus ropas de trabajo, lo cual conspira contra el exitoso desenvolvimiento de un sector clave para la economía. Tal carencia se presentó, entre otras, en la Unidad Básica de Producción Cooperativa Ignacio Agramonte, del municipio Esmeralda, en la provincia de Camagüey.
Trascendió también que muchas instancias sindicales de base, municipales y provinciales no brindan respuestas convincentes a las dudas e inquietudes de los trabajadores. Un argumento más a favor de aquellos que afirman que los sindicatos oficialistas defienden más el interés gubernamental que las demandas de la clase obrera. Un detalle que explicaría igualmente el porqué de que una cifra cada vez creciente de trabajadores no deseen afiliarse a esos sindicatos.
Por último, el hecho de que el mandamás de la CTC, Ulises Guilarte de Nacimiento, desee festejar su reelección como miembro del Consejo de Estado, de ninguna manera significa que los trabajadores cubanos compartan el mismo sentimiento.