En Cuba los sindicatos oficiales castristas son paraestatales y propatronales. Son la negación misma de lo que es un sindicato.
(Roberto Álvarez Quiñones/DDC) – La cúpula castrista lo pensó bien y suspendió la puesta en escena del show mediático que como cada Primero de Mayo iba a escenificar este lunes, para la exportación, en la Plaza de Revolución de La Habana.
Es obvio, el régimen de Raúl Castro no se atrevió. El horno no está para galleticas. No quisieron echar más leña al imparable descontento popular. Hay cada vez más hambre, miseria, menos transporte, escasez de todo, no hay combustible y los apagones evocan la Edad Media.
Sería ya demasiado que, encima de que la mafia de GAESA exporta parte de la gasolina que recibe del extranjero, el régimen por puro maquillaje político-propagandístico utilizara guaguas para el transporte masivo hacia la Plaza de la Revolución y gastara la gasolina que ya no le dan siquiera a Acopio para llevar los productos del campo hacia las ciudades.
Claro, el Partido Comunista (PCC) de todas maneras hará su perfomance en la capital y en toda la Isla para mostrar «el apoyo del pueblo a su revolución». En La Habana la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) organizará desfiles en los municipios colindantes con el Malecón, y concentraciones locales en los restantes.
¿Bueno, y de qué CTC y sindicatos estamos hablando? ¿Qué pueden celebrar los trabajadores cubanos este Primero de Mayo? ¿Hay realmente sindicatos en Cuba? ¿Tienen los trabajadores una central sindical que los represente y combata los abusos de los patronos? ¿Podrán reclamar mejores salarios y condiciones de trabajo, más beneficios sociales y económicos como sus colegas del mundo entero?
¿Cuándo fue la última vez que se hizo eso en la Isla, o hubo huelgas para exigir reivindicaciones sociales y laborales? ¿No eran los comunistas los que siempre más gritaban contra la patronal y contra los gobiernos en demanda de mejoras de todo tipo?
Y hay más: ¿Estaban obligados los sindicatos antes de 1959 a convertirse en brigadas de esbirros para reprimir en las calles a quienes se manifestaban contra la dictadura batistiana?
Para decirlo en breve, cada Primero de Mayo hoy en Cuba es solo una payasada en la que se insiste en hacer creer al mundo que los trabajadores son felices en la Cuba «revolucionaria». Para ello se toman fotos desde ángulos que no abarcan grandes espacios, para se vean grupos compactos agitando banderitas, luego de haber sido presionados o amenazados con el despido u otras desgracias laborales si se negaban a desfilar.
De esa gran mentira mediática dan fe los 400.000 cubanos que en 2022 emigraron para EEUU y otros países. ¿Cuántos de ellos desfilaron el Primero de Mayo del año pasado y en otros anteriores? ¿Y cuántos de quienes desfilarán este lunes emigrarán?
En Cuba los sindicatos son la negación de lo que es un sindicato
Los diccionarios definen a un sindicato como «una asociación integrada por trabajadores en defensa y promoción de sus intereses laborales, ante el empleador». En Cuba no. Los sindicatos oficiales son paraestatales y propatronales.
Son la negación misma de lo que es un sindicato. Tienen tres misiones palpablemente antiobreras: 1) ser la «correa de transmisión» (trajinada frasecita de Lenin) para imponer a los trabajadores las órdenes del PCC; 2) organizar a los trabajadores como papagayos propagandistas de la dictadura y el comunismo; 3) utilizarlos como brigadas de esbirros para apalear a quienes se expresan contra el régimen en las calles.
La CTC tiene 18 sindicatos y más de 77.000 secciones sindicales con tres millones de afiliados. Tan pronto como el 22 de enero de 1959 Fidel Castro destituyó a los líderes sindicales «mujalistas» de la CTC y sus sindicatos, hasta la base misma, en todo el país.
Las palabras mujalista y mujalismo se debían a Eusebio Mujal, un exmilitante comunista y luego radical anticomunista, que desde 1947 era secretario general de CTC. La central sindical había sido fundada en 1939 con el nombre de Confederación de Trabajadores de Cuba (en 1961 cambió su nombre por Central de Trabadores de Cuba). En 1939 su secretario general fundador fue el comunista Lázaro Peña.
Mujal, amigo de Batista, se mantuvo como secretario general de la CTC hasta el 1 de enero de 1959. De él dice el sitio oficial castrista Ecured: «Líder sindical cubano, corrupto y vendido a los intereses de las patronales (…) sirvió fielmente a Fulgencio Batista hasta la huida de este».
¿Y no están la CTC castrista y sus sindicatos hoy más vendidos que nunca antes a la patronal y al servicio de una dictadura abismalmente peor que la batistiana?
El salario de los obreros cubanos en 1958: el octavo más alto del mundo
Una cosa es que Mujal y otros dirigentes sindicales estaban al servicio de Batista, y otra distinta es que todos los sindicatos estaban vendidos a la patronal. Falso. Precisamente en los años 50 tuvo lugar la mayor expansión económica de Cuba en su historia republicana, y los sindicatos y sus afiliados obtuvieron de sus patronos beneficios y jugosos aumentos de salarios.
Prueba de ello es que en 1958 los trabajadores industriales cubanos ganaban seis dólares diarios por jornada de ocho horas. Y ese era el octavo salario más alto del mundo, detrás de EEUU (16.80 dólares), Canadá (11.73 dólares), Suecia (8.10 dólares), Suiza (8.00 dólares), Nueva Zelanda (6.72 dólares), Dinamarca (6.46 dólares), y Noruega (6.10 dólares). Y un obrero agrícola ganaba tres dólares diarios. Así está registrado en las testarudas estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU.
O sea, el salario promedio mensual de un obrero cubano industrial era de 130 dólares mensuales de entonces (resultado de multiplicar 30 semanales por 52 y luego dividir entre los 12 meses). El del obrero agrícola era de 65 mensuales. Y vale recordar que el peso cubano estaba a la par con el dólar, a 1×1, convertible al instante.
Y ojo, un dólar de 1958 equivalía a 10.47 dólares de 2023, según los expertos del sitio dineroeneltiempo.com. En 1958 el abuelo obrero «explotado» por los capitalistas ganaba 1.361 dólares mensuales de hoy, pero 65 años después su nieto obrero tiene un salario mínimo de 17.5 dólares mensuales (2.100 pesos divididos entre 120 pesos por cada dólar). Y su sindicato le prohíbe pedir aumento de salario, pese a que ya no le alcanza ni para pagar siquiera la mitad de la canasta básica familiar.
Lo peor: los sindicatos exigen por escrito a los trabajadores que sean esbirros callejeros cuando el Gobierno lo ordene. En eso consiste el «papel movilizador» que mencionan los dirigentes sindicales, en movilizar a los trabajadores como represores y policías vestidos de civil.
Ninguna dictadura convirtió a sindicatos en brigadas de esbirros
Desde 2010 el PCC impuso a la CTC el «Plan contra alteraciones del orden y disturbios contrarrevolucionarios» (PAODC). En julio de 2021 la dictadura entregó palos, y hasta fusiles a trabajadores sindicalizados, para que golpearan en las calles a manifestantes pacíficos.
Nunca antes se vio eso en Cuba. Ni Batista, ni Machado, ni tampoco Pinochet y demás dictadores latinoamericanos lo hicieron. Y los esbirros fascistas «camisas pardas» de Hitler y los «camisas negras» de Mussolini vestían uniformes, y eran voluntarios, e incluían a delincuentes y oportunistas en busca de beneficios personales. Pero no eran obreros sindicalizados obligados por el régimen fascista.
Stalin tampoco lo hizo. Mao Tse Tung no obligó a los sindicatos a ser «guardias rojos» asesinos y torturadores durante la «revolución cultural». Eran jóvenes maoístas fanáticos, enajenados ideológicamente, fuesen voluntarios o no, y todos con uniformes militares. La CTC castrista es mucho peor que la mujalista y que todas las anteriores en la historia de Cuba, y posiblemente de todo Occidente. Es hoy una vergüenza nacional. Ese será el comentario, bajito, de los trabajadores cubanos que asistan al sainete publicitario de este Primero de Mayo.
El mensaje final que les llegará no será el del PCC, sino una genial frase de autoría imprecisa: «Mientras más oscura es la noche, más cerca está el alba». Y la noche hoy en Cuba más oscura no puede estar.