Vecinos de La Habana denuncian también acuartelamientos en sedes del PCC, organizaciones de masas y centros de trabajo
La Habana (Jorge Enrique Rodríguez / DDC) – La presencia policial y militar uniformada disminuyó en algunas zonas de La Habana en comparación con el despliegue del domingo y el lunes, pero la de efectivos vestidos de civil y las llamadas «Brigadas de Respuesta Rápida» (turbas paramilitares) es evidente. Mientras, aumentan los reportes de reclutamiento anticipado de jóvenes cubanos en edad militar para obligarlos a participar en la represión de nuevas protestas.
Durante un recorrido por varios de territorios habaneros fue posible corroborar que dichas brigadas permanecían acuarteladas en las sedes municipales del Partido Comunista, en locales de organizaciones de masas a nivel de comunidades y en centros de trabajo.
«Hay una movilización de ‘revolucionarios’ para que usen la fuerza contra el pueblo que proteste«, comentó Daniel Martínez, vecino de Cayo Hueso.
«La tensión se respira en cada cuadra y la gente está hablando en voz alta en las colas, en el parque, en las paradas de guaguas. Todo el mundo está hablando de lo mismo y no precisamente a favor del Gobierno», añadió.
«Esos a los que están reclutando para caernos a palo deberían pensarlo dos veces, no prestarse para esa manipulación contra sus propios compatriotas, porque lo que está sucediendo de alguna manera cambiará a Cuba para siempre más temprano que tarde«, opinó Martínez, uno de los centenares de habaneros que marchó pacíficamente en la jornada del domingo hacia el Capitolio.
Por otra parte, varios habaneros dijeron que efectivos de los comités militares de las comunidades están yendo casa por casa con citaciones para los jóvenes que están próximos al llamado del Servicio Militar Obligatorio.
«Qué casualidad que en medio de las protestas masivas estén apurados por reclutar a nuestros hijos para el Servicio Militar. No me permitiré entregar a mi hijo para que me lo pongan a repartir golpes contra sus propios amigos del barrio», expresó Iraida Duarte, vecina de la barriada del Cerro.
«En la zona del Canal, la gente se tiró para las calles a media noche y hubo un enfrentamiento gordo contra las tropas especiales, que dispararon al aire para intentar apaciguar la cosa. Por eso el Cerro amaneció (el lunes) militarizado y más tenso que nunca. Al señor que vino con la citación para mi hijo le pregunté si era para eso, para disparar al pueblo, que querían llevarse a mi hijo. Su padre y yo nos negamos, ni siquiera recibimos la citación y asumiremos las consecuencias», añadió Duarte.
Vecinos de barrios de La Habana consultados se refirieron también al reclutamiento de cuadros del Partido Comunista y de las llamadas reservas de cuadros de centros laborales.
La presencia de hombres en buen estado físico y porte militar en los alrededores de las zonas conflictivas hace sospechar a los habaneros que también hay policías y militares sin uniforme listos para disgregar a eventuales protestantes.
Ramón y Alberto Carlos son cuadros del Partido Comunista en sus respectivos centros de trabajo, y fueron convocados para integrar las Brigadas de Respuesta Rápida, pero ambos se negaron. Ahora temen que esa actitud pueda acarrearles represalias.
«Lo que argumenté fue que yo no soy revolucionario ni miembro del Partido para enfrentar a gente del pueblo que no son mis enemigos ni los de nadie. Muchas protestas no son de opositores, ni de contrarrevolucionarios. Es el pueblo cansado de muchas cosas acumuladas que nuestro Gobierno no ha solucionado y que se agravaron por la situación de la pandemia», dijo Ramón.
Por su parte, Alberto Carlos dijo que explicó al secretario del Partido de su centro de trabajo que «realmente no se trataba de grupúsculos contrarrevolucionarios, sino del pueblo manifestándose espontáneamente».
«Les dije que ni siquiera se debería catalogar como insurrección popular, sino de protesta y punto. El pueblo está protestando por exigencias que el más alto nivel del Partido debió escuchar hace rato. Sé que es muy probable mi expulsión, tanto del trabajo como de la militancia, y no lo harán ahora en medio de la situación, pero prefiero esto a participar de una confrontación civil que no es legítima», añadió Alberto Carlos, quien al igual que Ramón prefirió no revelar sus apellidos.
Los reclutamientos para integrar las turbas paramilitares han aumentado el descontento entre las familias habaneras.
«Se les quedó corto el tema de los revolucionarios tomando las calles. Con lo único que cuentan es con los policías, con el Ejército y con los comprometidos de toda la vida, cuyo promedio de edad es 70 años», señaló la profesora Carmen Rosa Aguilera, vecina de Santo Suárez, una de las zonas militarizadas en La Habana.
«Los jóvenes no pertenecen a esa ética, ni entienden el concepto revolucionario como lo quiere el Partido. Quizás los puedas convocar para un Primero de Mayo, para una Tribuna Antiimperialista o una Marcha de las Antorchas, pero otra cosa bien diferente es obligarlos a ejercer violencia o represión contra sus conciudadanos», añadió.
«Creo que ahí está el error de Díaz-Canel. Error que va a mantener a los cubanos en las calles protestando, donde la mayoría son jóvenes y porque se pretende que defiendan la misma Revolución que los ha dejado sin opciones», concluyó Aguilera.