El sindicalismo oficial reconoce en su prensa lo insustancial que ha resultado la sindicalización de los trabajadores por cuenta propia.
La Habana | Cuba Sindical Press – Para nadie es un secreto que la sindicalización oficialista en Cuba es un acto meramente formal, que no despierta el interés de los trabajadores, y que los colectivos obreros se afilian a esos gremios debido a la presión que reciben de las instancias políticas superiores.
El desdén se debe, en gran medida, a la desnaturalización que observamos aquí en el proceso de constitución de un sindicato. En cualquier otro lugar un sindicato surge por iniciativa de los trabajadores, casi siempre con el Economia informal, objetivo de reclamar derechos ante las administraciones. En Cuba no sucede así.
Aquí los gobernantes orientan dónde debe haber un sindicato, y por supuesto lo utilizan como polea de transmisión del mensaje ideológico a las masas trabajadoras.
No obstante, las autoridades se jactan constantemente del alto porcentaje de trabajadores que pertenecen a esos sindicatos. De igual forma, y en los últimos tiempos, la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC) no ha perdido oportunidad de proclamar que la mayoría de los trabajadores por cuenta propia forman parte de esos sindicatos organizados “desde arriba”.
Por tal motivo a algunos puede haberles sorprendido el reconocimiento por parte de la cúpula sindical de lo insustancial que ha resultado la sindicalización de estos trabajadores no estatales. Claro, la situación parece haber llegado a un punto tal que a los mandamases del obrerismo castrista no les ha quedado más remedio que afrontarla.
El artículo “Ajustes oportunos”, aparecido en la edición del lunes 3 de julio del periódico oficialista Trabajadores, apunta que “en la afiliación de los cuentapropistas se avanza, aunque no lo suficiente. Muchos responden que sí ante el llamado de integrarse al sindicato, y después no pagan la cuota mensual, ni el Aporte a la Patria y tampoco asisten a las reuniones, si es que son convocadas, porque evidentemente, hay secciones sindicales constituidas que no funcionan”. Y más adelante el artículo insiste en la “falta de conciencia en algunos sobre la significación de estar afiliado”.
La preocupación anterior muestra a las claras lo que espera la maquinaria del poder de la sindicalización de los trabajadores por cuenta propia. En primer lugar que paguen la cuota mensual por pertenecer a esa organización. Un dinero que nadie sabe realmente a dónde va, aunque muchos opinan que sirve para mantener a las parasitarias instancias provinciales y nacional de la CTC. En segundo lugar que paguen también el “Aporte a la Patria”, que vino a sustituir los pagos que se hacían para el mantenimiento de las Milicias de Tropas Territoriales. O sea, el mismo perro con distinto collar. Y por último que asistan a las reuniones donde se les intenta adoctrinar y controlar mejor.
En la más reciente reunión del Consejo de Ministros, el zar de la actualización del modelo económico, Marino Murillo, anunció que próximamente se acometerá un perfeccionamiento del trabajo por cuenta propia. Al referirse a las causas que dan lugar a semejante medida gubernamental, Murillo afirmó que “han sido detectadas desviaciones en el diseño de la política, como la utilización de materias primas, materiales y equipos de procedencia ilícita; incumplimientos de las obligaciones tributarias y subdeclaración de ingresos; imprecisiones e insuficiencias en el control; y deficiencias en la contratación económica para la prestación de servicios o productos entre personas jurídicas y personas naturales”.
Es decir, que se espera un control estatal más rígido sobre los cuentapropistas, los cuales podrían perder buena parte de la independencia que necesitan para desarrollar su labor.
Sin dudas, aquí habría un terreno fértil para que los sindicatos defiendan los intereses de los trabajadores por cuenta propia. Si lo hicieran, tal vez disminuya la desidia de los cuentapropistas hacia esos gremios.